Brasil s¨®lo lo fue en la pr¨®rroga
El equipo de Zagalo jugar¨¢ su sexta final tras eliminar en los penaltis a una magn¨ªfica Holanda
Los penaltis decidieron un duelo angustioso y extenuante, protagonizado por un equipo que siempre quiso parecerse a s¨ª mismo -Holanda- y otro que s¨®lo fue Brasil en la pr¨®rroga. Hasta entonces dependi¨® de Ronaldo, categ¨®rico en cada una de sus intervenciones. Finalmente los brasile?os ganaron en la rueda de la fortuna. Fallaron Cocu y Ronald de Boer, o acert¨® TafFarel. El caso es que Brasil atacar¨¢ su sexta final en la Copa del Mundo y Holanda, la maravillosa Holanda, saldr¨¢ de Francia con todo el prestigio de los equipos que se deciden a hacer historia.El respeto presidi¨® el partido, que result¨® contenido, minucioso, con tanta atenci¨®n a los peque?os detalles que se hizo dif¨ªcil el juego. El exceso de control se deriv¨® del car¨¢cter de los equipos: Brasil se ha ganado el respeto por su historia, Holanda por el excelente f¨²tbol que ha desplegado durante el torneo. A esta situaci¨®n se a?adi¨® la magnitud del compromiso, una semifinal de la Copa del Mundo despu¨¦s de cuatro semanas extenuantes. Sin embargo, el encuentro tuvo momentos excelentes, con un final hermos¨ªsimo. En lugar de rebajarse, Holanda realiz¨® un acto de fe en su estilo. Si tuvo que sustituir a sus laterales izquierdos, lo hizo con Cocu, un interior de ataque que ha hecho del nomadismo una profesi¨®n en esta Copa del Mundo. Si falt¨® Overmars, entr¨® Zenden, otro extremo r¨¢pido y habilidoso. Y tras la lesi¨®n de Reiziger, Winter, otro centrocampista cl¨¢sico, ocup¨® su sitio. Esta puesta en escena corresponde a los equipos que act¨²an con grandeza y que tienen un compromiso indeclinable con su f¨²tbol.
Brasil no se sali¨® del carril que ha seguido en este Mundial. Jug¨® cuidadosamente, con el equipo muy preocupado de taparse en el aspecto defensivo. Frente a Holanda est¨¢ tendencia se acent¨²o con claridad. La ausencia de Caf¨², tan participativo en sus incursiones por el lado derecho, contribuy¨® a una dibujo m¨¢s cauteloso. Naturalmente Dunga y Sampaio se a?adieron a la l¨ªnea defensiva, sin permitirse ninguna aproximaci¨®n al campo holand¨¦s.
El problema de Brasil es que Holanda no cometi¨® sus t¨ªpicos errores de ingenuidad durante el primer tiempo. Frank de Boer resolvi¨® el caso Ronaldo con una autoridad escandalosa, aunque eso no garantiza nada. En la primera jugada del segundo tiempo, Ronaldo intervino con el instinto que le caracteriza. Entr¨® como un tiro por el centro del ¨¢rea y remat¨® un excelente pase de Rivaldo, que meti¨® la t¨ªpica pelota combada, dificil¨ªsima de defender. Ronaldo la aprovech¨® y cambi¨® el partido, que se volvi¨® urgente para Holanda
Hasta entonces se hab¨ªa advertido una evidente superioridad de la selecci¨®n holandesa, a pesar de sus problemas para encontrar la vuelta al partido. Pero dificultad por dificultad, Brasil lo tuvo peor. De manera casi imperceptible, los holandeses comenzaron a trazar su plan, que se concret¨® en cuatro oportunidades, casi todas establecidas a partir de su facilidad para sacar soluciones al paciente uso del bal¨®n. ?Y Brasil?. Retrasada, esperando, con la idea de encontrar a Ronaldo. No parece mucho para un equipo que siempre se ha distinguido por su protagonismo.
El proceso de italianizaci¨®n de Brasil se agudiz¨® tras el gol de Ronaldo, La segunda parte fue un compendio de defensa, espectaculaci¨®n y contragolpe.Las cosas por su nombre: catenaccio en estado puro, sin demasiado orden, una simple cuesti¨®n de montonera de defensas. Por eso result¨® extraordinariamente honorable el intento de Holanda. Si le cost¨® encontrar su punto de juego se debi¨® al excesivo n¨²mero de circunstancias contrarias: el resultado, la tremenda densidad defensiva de Brasil, la fatiga y la carencia de jugadores fundamentales, como Overmars cuya habilidad y rapidez en la raya constituye un arma poderos¨ªsima en el equipo holand¨¦s.
Por fortuma, Holanda tambi¨¦n tuvo su Ronaldo particular.Kluivert, un maravilloso jugador perjudicado por los rigores del f¨²tbol italiano, comenz¨® a desestabilizar a la defensa brasile?a. Kluivert se convirti¨® en un problema sin soluci¨®n para los centrales brasile?os, que tampoco pdieron resistirsele en el cabezazo de gol.Holanda se merec¨ªa eso y Brasil tambi¨¦n.
El partido se aboc¨® a la prorroga, que result¨® espectacular por las oportunidades y dram¨¢tica por la alternancia en el juego. Roberto Carlos protagoniz¨® tres acelerones forminables, descuidado por Ronald de Boer y apoyado por Denilson. Holanda se hab¨ªa exprimido para conseguir el empate y estaba en un momento dificil¨ªsimo, expuesto a los arreones de Roberto Carlos, a la habilidad de Denilson y a Ronaldo, que es todo eso y m¨¢s. Sin embargo, Kluivert volvi¨® a elevarse sobre la adversidad y protagonizo dos intervenciones espl¨¦ndidas.Brasil s¨®lo hab¨ªa sido Brasil en la pr¨®rroga. Antes hab¨ªa pasado por el partido sin ninguna grandeza, merecidamente castigado por su racaner¨ªa impropia de su historia. Pero tuvo ocasi¨®n de redimirse en ?a pr¨®rroga y de hacer bingo en los penaltis. Brasil vuelve a una final. Holanda deja el Mundial con grandeza. As¨ª es el f¨²tbol.
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