Secretismo multitudinario
Un d¨ªa antes de la final de la Copa del Mundo, Brasil ha decidido esconderse. C¨®mo si eso fuera posible. Zagalo, a quien se advierten unos tics faciales que no ten¨ªa al principio del torneo, ha ordenado un entrenamiento a puerta cerrada en el campo cercano al lugar de residencia del equipo. No se sabe si lo ha hecho por c¨¢bala, por el deseo de preservar alguna intimidad a sus jugadores o por alguna misteriosa raz¨®n que se escapa a los aficionados y periodistas. En cualquier caso, la posibilidad del secretismo en la selecci¨®n brasile?a es m¨ªnima.Ning¨²n equipo es m¨¢s escrutado que Brasil. La avalancha de periodistas en cada uno de sus entrenamientos es delirante. Las cadenas de televisi¨®n transmiten en directo las pr¨¢cticas, las cadenas de radio las narran como si se trataran de partidos reales, los reporteros acuden a los futbolistas como si fueran a la guerra. Todo el mundo quiere una declaraci¨®n de los jugadores brasile?os y cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil sobrevivir a la gresca que se monta. Lo m¨¢s normal es quedarse a 30 metros del objetivo, de cualquiera de las m¨²ltiples estrellas de la selecci¨®n canarinha.
Como la marea ha crecido en las ¨²ltimas jornadas, Zagalo ha decidido marcar una jornada de puertas cerradas. Ser¨¢ dif¨ªcil que lo consiga. La b¨²squeda de una imagen o una palabra de Ronaldo vale m¨¢s que todas las prohibiciones.
Mientras tanto, quienes conocen al seleccionador brasile?o aseguran que se encuentra en estado de m¨¢xima tensi¨®n. Sometido a una cr¨ªtica implacable en su pa¨ªs, la disconformidad con el t¨¦cnico se ha trasladado a los estadios franceses. Su nombre es silbado siempre que se anuncia por la megafon¨ªa antes de cada partido. Otro nombre, el de Denilson, es coreado por la torcida a modo de reproche para el entrenador, que no concede. Denilson no ser¨¢ titular, como ha ocurrido a lo largo del campeonato, y lo m¨¢s probable es que entre en el partido a partir del minuto 70, en sustituci¨®n de Bebeto.
Ronaldo no entren¨® ayer. Se ejercit¨® ligeramente, dolorido en una de sus rodillas tras una entrada de Cocu en la semifinal contra Holanda. Su estado f¨ªsico es deficiente. Demasiadas entradas, demasiadas fricciones, demasiada responsabilidad. Pero a pesar de todo, Ronaldo jugar¨¢: se trata de la final de la Copa del Mundo, de la posibilidad del pentacampeonato y de erigirse como el monarca indiscutible del f¨²tbol con dos t¨ªtulos de campe¨®n del mundo, aunque en Estados Unidos no jug¨® un minuto, a los 21 a?os.
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