Una leyenda en las monta?as
Todav¨ªa hay quienes recuerdan que a Pedro Antonio Mar¨ªn Mar¨ªn, un astuto campesino nacido el 13 de mayo de 1930 en el municipio de G¨¦nova, en la zona cafetera colombiana, le gustaban los atardeceres para tocar el viol¨ªn, sentado a la puerta de su casa.Tambi¨¦n recuerdan que ese muchacho de familia numerosa sali¨® un d¨ªa con el fusil al hombro a cobrar cuentas pol¨ªticas en raz¨®n de sus convicciones liberales.
El asunto parec¨ªa como de ir y volver, pero se complic¨®. Eran ¨¦pocas que anticipaban lo que despu¨¦s los historiadores llamaron la violencia, un periodo de transici¨®n entre las d¨¦cadas de los cuarenta y cincuenta que dej¨® 300.000 muertos.
Con su t¨ªo Genaro Loaiza, Pedro Antonio ingres¨® en el Movimiento Nacional Liberal Revolucionario del Sur, que se radicaliz¨® y tom¨® distancia de las ofertas de paz del Gobierno de entonces. En 1957 la organizaci¨®n rebelde puso "en estado de alerta a todo el pueblo colombiano liberal para que est¨¦ a la expectativa de no dejarse enga?ar por las promesas y halagos de aquellos gobernantes que han desangrado a la patria para beneficio de sus intereses personales y pol¨ªticos".
Por aquel entonces, Pedro Antonio ya se llamaba Manuel Marulanda V¨¦lez, aunque todos lo conoc¨ªan como Tirofijo. Las guerrillas liberales se convirtieron en comunistas y ¨¦l sobrevi¨® a la operaci¨®n de exterminio que el Ej¨¦rcito desat¨® sobre la Rep¨²blica Independiente de Marquetalia, en la que combat¨ªa.
En diciembre de 1963, Tirofijo hab¨ªa escalado de sargento segundo en las Autodefensas Liberales a comandante de la guerrilla comunista. En esa ¨¦poca fue rese?ado por primera vez en un archivo judicial. Se le acus¨® de secuestrar a un juez de Marquetalia.
Hoy, a sus casi 70 a?os, Marulanda est¨¢ al mando de un Ej¨¦rcito al que algunos le calculan 12.000 hombres, con m¨¢s de 80 frentes a lo largo y ancho de un pa¨ªs que dej¨® de ser rural y se debate entre un presente violento y excluyente y el anuncio del siglo XXI con toda su modernidad. "Yo estoy buscando la paz desde hace muchos a?os (...) pero uno pide una cosa y le responden que no, que no se puede porque la Constituci¨®n no lo permite. Si ellos quisieran hacer las paces, en una hora las hacemos", le dijo Marulanda al cronista Alfredo Molano en 1990.
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