'Country' en el campo
Bob Dylan rein¨® en el concierto m¨¢s concurrido del Doctor Music Festival
Vest¨ªa de blanco papal, y quiz¨¢ por temor al fr¨ªo llevaba una americana que para su suerte no era de tweed. Us¨® gafas de sol para tapar su mirada y de su boca apenas sali¨® un escueto gracias y la somera presentaci¨®n de sus cuatro m¨²sicos. La leyenda ha de permanecer fiel a s¨ª misma, es la garant¨ªa de su abrillantamiento, de la fijaci¨®n en la memoria colectiva. Es Bob Dylan, y ayer fue el rey del Doctor Music Festival al protagonizar el concierto m¨¢s concurrido. La multitud que lo sigui¨® soport¨® un sol de plomo que s¨®lo pasada una hora de recital se dej¨® tapar por alguna nube. Entretanto, Dylan, el viejo, hura?o y entra?able Dylan, llev¨® el country al campo.Pasados 10 minutos de las seis de la tarde, Dylan comenz¨® su recital, la estrella empez¨® a hablar. Qui¨¦n sabe si buscando la armon¨ªa con el entorno, Dylan realiz¨® un concierto de marcado acento campestre, escor¨¢ndose hacia las tonalidades country y folk. Sin embargo, abri¨® con un blues, estilo que tambi¨¦n brill¨® en su repertorio, que tal como est¨¢ ocurriendo en su gira se estructura en dos partes el¨¦ctricas separadas por un interludio ac¨²stico. En ¨¦ste dej¨® escuchar las piezas Tangled up in blue, For ever young y Don"t think twice it"s all right, tema en el que se atrevi¨® con la arm¨®nica. Era quiz¨¢ el Dylan que el p¨²blico esperaba, y eso ayud¨® a soportar un sol que casi opacaba el brillo de la estrella.
Veneraci¨®n
Pero Dylan es mucho Dylan y su voz desganada y su forma de conducir el concierto retuvieron frente al escenario a un personal que a pesar de todo no se mostr¨® tan entusiasta como respetuoso. S¨®lo en cl¨¢sicos como I shall be released, Rainy day women 12 & 35, el griter¨ªo fue comentable, ya que en el resto de los casos el p¨²blico aplaudi¨® con la veneraci¨®n que s¨®lo un artista como ¨¦l genera. Ni tan siquiera las piezas Silvio o I"ll be your baby tonight, tocadas en la primera parte del concierto, lograron desmelenar a un personal que ya dio muestras apabullantes de entusiasmo en las piezas m¨¢s el¨¦ctricas del final de la actuaci¨®n, a pesar de que las versiones de Menphis blues again y Highway 61 revisited resultaron indescifrables. Y tal y como vino se march¨®. Lo hizo a bordo de una furgoneta y cubierto con una toalla que le hac¨ªa parecer ¨¢rabe. En el aire hab¨ªa dejado flotando una espl¨¦ndida Blowin" in the wind de marcado sabor fronterizo y los 110 minutos m¨ªticos del festival.En la noche del viernes, el escenario Spot dio muestras de doble personalidad. Como si estuviese atacado por un episodio agudo de esquizofrenia, el escenario m¨¢s grande del festival acogi¨® el estruendo rapero de los Beastie Boys para luego dar un repaso a las cortantes atm¨®sferas propias de Portishead, encargados de cerrar la programaci¨®n. Sin que el p¨²blico asistente se renovase -m¨¢s o menos fueron los mismos quienes siguieron ambas actuaciones-, el personal dio pruebas de versatilidad auditiva al pasar del brinco a la introspecci¨®n con el mero interludio del pinchadiscos Andy Smith. Deben de ser efectos de la prolongada exposici¨®n al sol.
Ya era de noche, claro, y el efecto conjunto de polvo, niebla, luna y fr¨ªo crearon el perfecto biotopo para seguir a Portishead. Bela Lugosi hubiese disfrutado de lo lindo, tanto como Beth Gibbons, mucho menos est¨¢tica de lo que en ella es habitual. La poseedora de una de las mejores voces del pop pareci¨® sentirse c¨®moda en escena, e incluso se permiti¨® bajar al foso al final del concierto para demostrar que no es un holograma con vaqueros. Con un escenario suficiente para dar cabida a todo su montaje visual, Portishead ti?¨® de irrealidad las campas de Escalarre, recept¨¢culo de unos sonidos que inquietan y subyugan, cortan y acarician, sobrecogen e impresionan. Belleza helada en un valle. L¨¢stima que no nevase.
Claro que de haberlo hecho los Beastie Boys hubiesen fundido hasta la m¨¢s gruesa capa de hielo. Los neoyorquinos aplicaron toda su energ¨ªa a un repertorio de por s¨ª tonificante, una lista de canciones en las que cab¨ªa rap, hard core, dejes latinos, scratck, rock, soul y todos aquellos sonidos pensados para ser bailados. Bien, m¨¢s bien botados, pues el p¨²blico se ejercitaba en el brinco cuando el repertorio hac¨ªa parada y fonda en los temas m¨¢s populares, v¨¦ase So whatcha want, Sabotage o Intergalactic, el m¨¢s reciente ¨¦xito del tr¨ªo. Usando percusiones, platos, teclados, contrabajo, guitarras y las tres voces como un instrumento m¨¢s, Beastie Boys lograron uno de los ¨¦xitos del d¨ªa.
A esa hora en la que el cuerpo ya s¨®lo da l¨¢stima, los franceses Les Rhytmes Digitals iniciaban su concierto en el Phunk Club, en esos momentos todav¨ªa transitable. La verdad es que su set sirvi¨® para reconciliar al p¨²blico con el canalleo, ya que su mezcla entre break-beat, house y funk incluso hizo olvidar los dictados de la conciencia. Sin ser ninguna maravilla, el d¨²o dirigido por Jacques Lu Cont se tir¨® hacia el lado f¨¢cil de la vida mezclando melod¨ªas pegadizas con bases de techno y house. Al final del bolo tuvieron inclusive un gui?o al samplear el fant¨¢stico From disco to disco de Whirlpool Productions. Alegr¨ªa para el cuerpo.
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