Las dos premoniciones
El pasado mes de marzo fue premonitorio para el lehendakari. Primero adelant¨®, tras el fracaso de la Mesa de Ajuria Enea, que la ruptura del di¨¢logo entre los partidos iba "a generar unas graves consecuencias". Poco despu¨¦s, refiri¨¦ndose a sus sensaciones personales dijo: "Intelectualmente me encuentro muy bien, pero f¨ªsicamente no tan bien". Aquellas dos sentencias han marcado el final de la legislatura. La ruptura del di¨¢logo entre los partidos democr¨¢ticos ha generado toda una serie de iniciativas que han acabado con una f¨®rmula de Gobierno que parec¨ªa fabricada a prueba de bombas. Junto a la crisis institucional, el lehendakari tambi¨¦n intuy¨® su crisis de salud. Las dos hernias discales, que ya le hab¨ªan dado alg¨²n que otro problema, atacaron a la vez, y le impidieron intervenir al cien por cien en la crisis de su Gabinete. "La primera reacci¨®n del lehendakari a la salida del PSE fue de cabreo, y luego ya lo asumi¨® con cierta resignaci¨®n", indican fuentes pr¨®ximas. De nada sirvieron los mensajes que le llevaron a Nicol¨¢s Redondo los colaboradores de Ardanza, ni tampoco la carta remitida en el ¨²ltimo momento. El consuelo que le queda a Ardanza es que la relaci¨®n entre los consejeros fue respetuosa y leal. La despedida en el hospital fue emocionada, y todos los consejeros, a iniciativa de los del PNV, almorzaron dos d¨ªas despu¨¦s de la ruptura en un restaurante de Vitoria. Uno de los asuntos que m¨¢s rabia le dio al lehendakari fue, a pesar de todo, no poder despedir personalmente a los diputados vascos en un Parlamento que le hab¨ªa elegido por tres veces consecutivas como el m¨¢ximo representante de la comunidad aut¨®noma vasca. "A pesar de la importancia de esos hechos, lo verdaderamente fundamental es su recuperaci¨®n", dicen sus colaboradores. "Ah¨ª se juega la calidad de vida futura".
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