El triunfo une a Francia
Nunca desde la II Guerra Mundial millones de franceses de todas las razas hab¨ªan compartido el mismo anhelo
Dulcemente embriagada por la victoria que s¨®lo sus m¨¢s audaces so?adores vislumbraron, Francia vive un momento m¨¢gico de su historia, d¨ªas de gloria que le reconcilian consigo misma, que le hacen por fin sentirse a gusto en su propia piel. A medida que avanzaba el campeonato, los franceses han ido descubri¨¦ndose pasiones insospechadas y esta marea de emociones colectivas ha anegado a Francia entera hasta culminar en una apoteosis general. Nunca, desde la Liberaci¨®n, Francia se hab¨ªa dado a s¨ª misma el espect¨¢culo de millones de personas en las calles comulgando de los mismos anhelos, nunca desde la Segunda Guerra hab¨ªa encontrado un catalizador capaz de despertar un sentimiento tan masivo y tan intenso.La jornada del domingo pertenece ya a la historia francesa. Es un d¨ªa de fiesta nacional que quedar¨¢ encadenado a la fecha de hoy, 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla, y que supuestamente debe traer algunas consecuencias para este pa¨ªs socialmente desmembrado, aquejado desde hace tanto tiempo por el s¨ªndrome de la decadencia. Justamente, la inc¨®gnita mayor es ahora la de evaluar la trascendencia de este acontecimiento en el terreno de la reafirmaci¨®n nacional.
Ahora resulta evidente que el desapego ante los fervores que el f¨²tbol suscita en otras latitudes no era otra cosa que una forma de enmascarar las frustraciones propias. Lo que se ha visto es que la sociedad francesa estaba necesidada de identificarse con un objetivo com¨²n, de compartir una haza?a capaz de devolverle la confianza en s¨ª misma. No resulta dif¨ªcil predecir la eclosi¨®n futura de generaciones de futbolistas ¨¢vidos de emular a estos nuevos h¨¦roes nacionales que han conseguido liberarse definitivamente de la sombra formada por los venerados ilustres de la banda de Michel Platini.
La cuesti¨®n, m¨¢s bien, reside en saber si el Mundial, si el proceso de identificaciones colectivas generado trasciende o no el ¨¢mbito estrictamente deportivo, si las emociones anudadas durante estas semanas pueden dar un nuevo impulso a este pa¨ªs. "La inmensa fiesta, la formidable solidaridad que han unido a todas las categor¨ªas de la poblaci¨®n desde hace una semana no deber¨ªan evaporarse con los calores del verano", escrib¨ªa ayer Alian Beyer en Le Parisien. "Hace falta que esa aventura colectiva ¨²nica en la vida del pa¨ªs encuentre una prolongaci¨®n, varias prolongaciones que nos ofrezcan el derecho de vivir juntos, m¨¢s confiados y felices". El articulista de Le Parisien convocaba a pol¨ªticos, empresarios, sindicalistas, artistas e intelectuales a "tomar el relevo".
Aunque tal pretensi¨®n resulte ilusoria, tampoco es despreciable el hecho de que la euforia se haya desplegado en torno a un equipo que simboliza el mestizaje y la pluralidad racial. Ayer mismo, el Frente Nacional (FN), que ha estado completamente descolocado ante el fen¨®meno, se apresur¨® a rectificar felicitando a Zinedine Zidane, "hijo de la Argelia francesa". Al calor del chauvinismo que aflora por todo el pa¨ªs, el n¨²mero dos del partido ultraderechista, Bruno M¨¦gret, aprovech¨® la ocasi¨®n para reclamar la "renovaci¨®n del patriotismo y del nacionalismo" franc¨¦s.
La conjunci¨®n victoriosa de los tres colores de la piel de esta selecci¨®n: el blanco europeo, el negro africano o antill¨¦s y el moreno magreb¨ª, parece haber obrado de ant¨ªdoto contra el racismo y la xenofobia rampantes.
Ayer, casi todos los peri¨®dicos alud¨ªan a la "lecci¨®n de unidad" ofrecida por el "argelino Zidane", el "bret¨®n Guivarc"h", el originario de Guadalupe Thuram, el "pirenaico Barthez", el "canaco Karembeu", el "vasco Lizarazu", el "africano Desailly", el "armenio Djorkaeff...". "Francia es multirracial y as¨ª quedar¨¢", indicaba el diario conservador Le Figaro. Parece que en estos momentos de proclamaci¨®n de la "Francia multiplural", el Gobierno de Lionel Jospin tiene m¨¢s margen de maniobra para encarar el problema de los 60.000 inmigrantes clandestinos amenazados de expulsi¨®n.
Pero mientras, reina la euforia en Par¨ªs, informa Noelia Rom¨¢n. A las 15.30 de ayer un mill¨®n de personas se impacienta a la espera de que la Federaci¨®n Francesa de F¨²tbol libere a los jugadores para el ba?o de multitudes. A las cuatro de la tarde los bleus segu¨ªan sin aparecer. El autob¨²s avanza hacia el Arco del Triunfo, frenado por miles de hinchas. A las 16.30 el autocar comienza el ascenso de los Campos El¨ªseos. La masa explota en gritos y aplausos. Miles de banderas tricolores al aire. Todos buscan posici¨®n. "?Zizou!", aclaman. Pero la caravana abandon¨® los Campos El¨ªseos y tom¨® una calle contigua ante la dificultad para avanzar. Muchos los siguen en desbandada. In¨²til esperar. A los bleus les espera una noche en el Lido. Hoy, el presidente, Jacques Chirac, los recibir¨¢ en el El¨ªseo
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