Jap¨®n pide cirug¨ªa
A CUALQUIERA que vaya a suceder a Ryutaro Hashimoto al frente de Jap¨®n -y pocos quieren hacerlo ahora-, los votantes le han entregado el domingo un mandato de cirug¨ªa radical. La renovaci¨®n de la mitad del Senado se planteaba como un refer¨¦ndum sobre el manejo de la crisis econ¨®mica por parte del primer ministro dimitido. La venganza de los ciudadanos sobre el Partido Liberal Democr¨¢tico, que domina la vida pol¨ªtica desde hace medio siglo, y su jefe ha sido estruendosa: ha perdido contra pron¨®stico 17 de los 61 esca?os que defend¨ªa. Tambi¨¦n la de los mercados: la Bolsa de Tokio subi¨® al conocerse su renuncia y el yen detuvo su declive.Hashimoto es el cuarto dirigente, tras los de Tailandia, Corea del Sur e Indonesia, al que se lleva por delante el vendaval asi¨¢tico. Su sustituci¨®n amenaza con retrasar la terapia urgente que Jap¨®n necesita, b¨¢sicamente el saneamiento bancario y una reforma fiscal que haga crecer la demanda. Jap¨®n, que fuera envidia de casi todos, invita ahora al pesimismo. Sus burocratizados gobernantes no parecen capaces de romper la larga par¨¢lisis econ¨®mica, ni de reformar un caduco sistema pol¨ªtico de virtual partido ¨²nico, basado en la veteran¨ªa y las afinidades y esclerotizado por los privilegios de sus familias; o de combatir eficazmente la corrupci¨®n del funcionariado. La confianza en su econom¨ªa y en el aparato del Estado est¨¢ a niveles m¨ªnimos. El resultado es que la segunda potencia del mundo es hoy m¨¢s vulnerable que nunca.
Una dificultad a?adida es que pocos japoneses creen que de su clase dirigente pueda esperarse una iniciativa suficientemente vigorosa como para arrancar a su econom¨ªa de la peor recesi¨®n en medio siglo. El sistema bancario est¨¢ en coma, las quiebras se multiplican y el desempleo, aunque insignificante para nuestros niveles, bordea el 5%. Pero nadie avizora en la lista de posibles sustitutos de Hashimoto en el partido gobernante, que sigue controlando firmemente las riendas del Parlamento, ese pol¨ªtico que el resto de Asia, Estados Unidos y Europa esperan con ansia para que enderece una crisis alarmante.
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