Oca?a gan¨® la carrera y la gloria hace 25 a?os
Tu nombre, Luis, lo escucho y lo leo.Para o¨ªr lo que cuenta, lo acerco hasta mi o¨ªdo, como una caracola: ?Oca?a! ?Qu¨¦ armon¨ªa! Tu nombre se desliza como un velero.
?En ti todo es proa, Luis! El mar se abre ante tu llanta, el viento se desliza sobre tu joroba. ?Qu¨¦ bella joroba! Una reserva de agua de la que sin duda sacas fuerzas cuando tu bid¨®n est¨¢ vac¨ªo. Eres un camello, Luis, un camello de Priego, tu pueblo natal, des¨¦rtico, ese pueblo de Castilla cuyas casas achicharradas por el sol guardan entre sus muros de piedra un frescor de sepulcro. Sobre esta joroba, cuya sombra desmesurada, inquietante, captan las c¨¢maras de televisi¨®n durante las contrarreloj decisivas, se desliza el viento. Mejor a¨²n, esta joroba atraviesa el viento de lado a lado como un golpe paralelo, como una pelota golpeada por Sergi Bruguera.
Bajo esta joroba, bajo el hombro amarillo de la que sobresale, a¨²n veo deslizarse tu cabeza y tu mirada apreciar la distancia que has abierto. Nunca, ni en una contrarreloj ni en una escapada, te volviste. Te veo, siempre recto, fuselaje perfecto, espada llegada de Espa?a, perforando el vientre del aire.
?Es realmente una joroba esa mancha redonda, coloreada, siempre en los primeros puestos en las tortuosas carreteras del Tour, sobre el asfalto liso del Gran Premio de las Naciones? ?Creo que es un ?spinnaker! Los corredores temen al viento, este viento que el Pr¨ªncipe no gobierna. T¨², cuando pedaleas a tope, te conviertes en el viento, un pedazo de viento. Luis, siempre ser¨¢s ese pedazo de viento, esa bola de aire con calcetines blancos.
Tu nombre, Luis, lo leo, lo veo: un poco de azul, mucho de negro. En uno de sus m¨¢s c¨¦lebres sonetos, Arthur Rimbaud da un color a las vocales. La o es azul, dice, y la a, negra. Oca?a: una o, dos aes, un pu?ado de luz, un dep¨®sito de noche. En ti est¨¢n las aes negras de Cuenca y de Guadalajara. ?Negra es la pobreza! ?Negro el sol despiadado! ?Negra la f¨¢brica en la que tu padre se desloma por un kilo de pan al d¨ªa! ?Negro el agotamiento de tu madre! ?Negras las rocas desoladas de Castilla! ?Negro el exilio! Negro "el silencio profundo de las noches muertas". ?Pero azules son los olivos de Priego! ?Azules sus ramas! ?Azules sus frutos! ?Azules sus hojas que el viento vuelve como si fueran cr¨ºpes! ?Azules son, sobre ellas, tus caricias de ni?o enclenque!
Para que en tu vida haya un poco m¨¢s de azul que en tu nombre, m¨¢s oes que aes, tu padre os lleva a todos, a Julia, tu madre, a tu hermana Amparo, a tu hermano Antonio y a ti, al valle de Ar¨¢n, el valle donde nace el Garona. Le contratan como minero. M¨¢s tarde como ch¨®fer. Pero la casa que os asignan es m¨¢s baja, m¨¢s triste que la casa de Priego. ?Siempre la a negra de Cuenca y de Guadalajara! Todo es negro en el valle de Ar¨¢n. ?Negro el Garona! ?Y negro el puerto m¨¢s cercano, el Portillon! S¨®lo tienes seis a?os y ya sabes que el puerto del Portillon es negro. Siempre lo ser¨¢, Luis, sobre todo un 9 de julio de 1971, hacia las 4 de la tarde...
Para que por fin el azul triunfe sobre el negro, tu padre decide pasar la frontera, como hizo antes que ¨¦l C¨¢ndido Soria, su cu?ado. Tienes doce a?os, el pueblo se llama Magnan. ?Es azul, Magnan! ?Azul el cielo de Francia! ?Azul la casa de C¨¢ndido! ?Azul el perfume de las lilas, de las mimosas! ?Azul la mesa repleta de platos! ?Azul el hambre por fin calmada! ?Azul la bicicleta de tus primas Ang¨¨le y Marie! ?Azules los paseos a lo largo de los setos, tus primeras contrarreloj! ?Es azul, Luis, la bicicleta que compras al se?or Borde, vendedor de bicis en Barcelone-du-Gers, con tu dinero de aprendiz de carpintero? Es color crema, con unas l¨ªneas rojas. La marca: ?Automoto! ?La hostia!: ?Automoto!, la marca de los primeros vencedores del Tour, de los campeones de antes de la I Guerra Mundial, de antes del cambio de marchas! ?La marca de Petit-Breton, de Trousselier y de Girardengo! ?La marca de Henri P¨¦lissier y de Otavio Bottecchia! La marca de Lucien Buysse. ?La marca de las figuras! ?T¨² eres una figura, Luis!
De entrada, Luis, quiero hablar del Tour de Francia de 1973, el que ganaste. Merckx no particip¨®. Pero quiso estar presente, mediante unas declaraciones a la prensa en forma de banderilla: "Fuente me dio mucha m¨¢s guerra en el Giro que Oca?a en el Tour de Francia". Est¨¢ decidido: ?A Merckx le vas a hacer callar de una vez por todas! ?Al can¨ªbal le vas a cerrar el pico!
Como carpintero, ideaste t¨² mismo tu bicicleta, una bicicleta revolucionaria. En titanio, un material utilizado en aeron¨¢utica. Mandaste fabricar todas las piezas y todos los pernos a partir de modelos en acero. Seis meses de trabajo. El resultado es excelente: tu bicicleta pesa 7,8 kilos, es decir, dos kilos menos que la de Th¨¦venet o la de Van Impe.
Con esta bicicleta atacas donde nadie te espera: en un sector de adoquinado, la c¨¦lebre vereda de Qu¨¦renaing, en la etapa Roubaix-Reims. Th¨¦venet, Zoetemelk y Van Impe est¨¢n a 3 minutos. Fuente acusa un retraso de 8 minutos. Pero Fuente es un escalador. Para dar una lecci¨®n a Merckx, en la monta?a es donde debes vencer al peque?o escalador de Asturias. ?As¨ª sea! La etapa de los Alpes ofrece un recorrido perfecto: M¨¦ribel-les-Allues-Les Orres, 237 kil¨®metros, con el puerto de la Madeleine, el Galibier, el Izoard y la ascensi¨®n final a Les Orres.
El sol golpea como en Priego. Zoetemelk, Poulidor y Van Impe van a la deriva. Th¨¦venet intenta salvar los muebles. Fuente no abandona tu rueda. Espera la subida final para darte la estocada. "Una actitud indigna de un espa?ol", dir¨¢s. Fuente sufre un pinchazo. Sigues solo, con 200 metros de ventaja. Y luego te vas, vuelas, Fuente est¨¢ derrotado. Pero, en la subida a Les Orres, sufres un terrible desfallecimiento, la p¨¢jara. En Priego, en el valle de Ar¨¢n, tu padre trabajaba con el vientre vac¨ªo. En Les Orres, haces como ¨¦l. El sufrimiento es espantoso pero ganas, en solitario. Como un espa?ol. ?Ol¨¦! ?El Tour es tuyo, Luis! Sucedes a Bahamontes, tu ¨ªdolo. Luis, he guardado lo mejor para el final: ?el Tour de 1971! Un Tour que se ajusta a ti, un Tour con tus colores: azul en los Alpes, negro en los Pirineos, siempre luminoso.
El color azul, la o majestuosa, es la etapa Grenoble-Orci¨¨res-Merlette. Raymond Poulidor es rotundo: "La etapa de Orci¨¨res-Merlette ser¨¢ una de las m¨¢s duras que los corredores hayan conocido desde hace 10 a?os". M¨¢s dura a¨²n, Luis, dado que atacas de inmediato al pie de Laffrey. A tu rueda, Agostinho, Zoetemelk y Van Impe. Deslizas la cabeza bajo tu brazo, bajo tu joroba de camello de Priego: ?Eddy Merckx no est¨¢ all¨ª! El can¨ªbal no puede seguir tu ritmo. Aceleras a¨²n m¨¢s, sin perder la cadencia, el busto inm¨®vil, los ojos negros clavados en el asfalto abrasador. En el puerto del Noyer das un segundo tir¨®n y, de inmediato, Agostinho, Zoetemelk y Van Impe se quedan atr¨¢s. Est¨¢s s¨®lo. Como Fausto Coppi. Como Federico Bahamontes. Como Charly Gaul. Un coche te sigue. En ¨¦l est¨¢ Louison Bobet, tres veces vencedor del Tour de Francia. No cree lo que ven sus ojos. Est¨¢ loco de alegr¨ªa, Louison: "Es la etapa m¨¢s bella a la que he asistido desde mi retirada". Luis, subes hacia Orci¨¨res, devoras Merlette, ligero, poderoso, siempre recto. Tu camiseta es naranja, la camiseta de Bic. Tomo el Bic de tu camiseta entre mis dedos para anotar la diferencia: ?9"46""! ?Merckx a m¨¢s de 9 minutos! El can¨ªbal fuera de combate. El campe¨®n al que nadie se atreve a atacar ha mordido el polvo. Porque todos pelean por el segundo o el tercer lugar. T¨², Luis, vas a por el pelda?o m¨¢s alto del podio, el maillot amarillo. Esa camiseta sagrada, recubierta con sudores fabulosos, te la pones por fin en los Alpes. Merckx declara: "Oca?a nos ha dominado como el torero domina al toro". Todo es azul, Luis. ?Los Alpes son azules! Pero el 9 de julio tienes una cita con la a negra de Cuenca y de Guadalajara. Con el puerto negro, el Portillon de tu infancia dolorosa...
?El 9 de julio de 1971, Luis, la etapa Revel-Luchon! Toda Espa?a est¨¢ en los Pirineos. Los puertos est¨¢n llenos. La gente canta, bebe. ?A tu salud, Luis! ?Que empiece la fiesta! En el Portet d"Aspet, Eddy Merckx convertido en outsider -?su retraso en la clasificaci¨®n general es superior a los 7 minutos!- ataca. Echas por tierra sin esfuerzo cada uno de sus tirones. El cielo es azul. En las primeras curvas del puerto de Ment¨¦, Eddy intenta escaparse una vez m¨¢s. Llegas hasta su altura: ?el patr¨®n, eres t¨²! El cielo es gris. Cruz¨¢is juntos la cima del Ment¨¦. El cielo amenaza lluvia. Es la t¨ªpica tormenta de verano. Maldita tormenta que va a cambiar el curso de la historia. Va a llegar como una mensajera de mala suerte para el hombre m¨¢s desafortunado.
Ca¨ªda sobre una piedra
El cielo es negro. Negro como la a con la que acaba tu apellido, la a de Cuenca y de Guadalajara. En el descenso del puerto del Ment¨¦, rayos, granizo, barro. Eddy baja arriesgando al m¨¢ximo. Le sigues tumbado sobre tu montura, con los dedos pegados a las palancas de los frenos. El granizo es gordo como pelotas de ping-pong. Rebotan sobre la espalda de Eddy, sobre la tuya. ?De pronto, una curva! Cerrada. Una herradura. Eddy pierde el equilibrio y aterriza sobre la hierba. T¨² caes y aterrizas sobre una piedra. Una piedra negra y dura de Guadalajara. Te levantas. En el momento en que te dispones a coger tu m¨¢quina, Zoetemelk, a quien los frenos ya no responden, Agostinho y L¨®pez-Carril te dan de lleno. Yaces inconsciente, contra la roca negra, con tu maillot amarillo manchado de barro y sangre. ?Negro el puerto del Ment¨¦! Negro el maillot amarillo. Y negro el puerto del Portillon donde te aguarda Espa?a. Donde deb¨ªas comerte al can¨ªbal. Por donde nunca pasaste. Espa?a te busca en cada curva. Pasas por fin, pero por encima de ella, por encima del Portillon, en el helic¨®ptero de la gendarmer¨ªa, tumbado sobre una camilla, atado a ella, sin conocimiento.Luis, la o, las aes, el azul, el negro. Luis, hay tanta luz en ti, que al d¨ªa siguiente de tu ca¨ªda, en la etapa Luchon-Gourette, Eddy Merckx se niega a llevar el maillot amarillo.
Luis, en 1973 ganaste el Tour. En 1971, te apoderaste de nuestros corazones.
Luis, t¨² que, all¨¢ arriba, pedaleas con Coppi tras haber pedaleado aqu¨ª abajo como ¨¦l, debes saber que el viento que sopla en el puerto de Aubisque y en el Tourmalet es una caracola. Esta caracola, la acerco hasta mi oreja. Entonces escucho conmovido, el rumor azul, el rumor negro: ?Oca?a, Oca?a. Oca?a!
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