El Tour limita al norte con Ullrich
Decepcionante etapa de Pirineos. Olano perdi¨® 59 segundos tras sufrir una fuerte ca¨ªda
El Tour limita al norte con Ullrich y al sur con Pantani. En medio, demasiada confusi¨®n, exceso de prudencia y falta de referencias. No suele ser recomendable hacer balance a mitad de Pirineos, salvo suceso irremediable. No lo es porque no todo el mundo vive al d¨ªa. Como el Tour es una larga carrera por eliminaci¨®n, la etapa de ayer sirve para tomar algunas notas y verificarlas m¨¢s adelante. Es evidente, sin embargo, que la ausencia del equipo Festina, que ten¨ªa por costumbre ser excepcionalmente combativo en este territorio, afect¨® al desarrollo de la etapa. El pelot¨®n estuvo est¨¢tico y los aspirantes demasiado prudentes. No hubo m¨¢s referencias que Ullrich y luego Pantani. Por lo que parece, esos son los l¨ªmites de este Tour. La desproporci¨®n de medios es inevitable: Pantani no tiene aliados y Ullrich no tiene enemigos.La jornada pirenaica se resumi¨® en una larga escapada (alrededor de 150 kil¨®metros) que dio con los huesos del italiano Rodolfo Massi en la meta. Poco dice de la dureza de la etapa, aunque haya quienes hagan notar que se produjeron 17 abandonos. Poca chicha para una cita que agrupaba en el mismo men¨² al Aubisque, al Tourmalet, al Aspin y al Peyresourde, apellidos que suelen ser presagio de grandes haza?as. No las hubo. No hubo m¨¢s conversaci¨®n que, en el careo final entre los aspirantes, la embestida de Pantani y un inocuo salto de Escart¨ªn.
D¨ªa tranquilo
Ullrich vivi¨® un d¨ªa especialmente tranquilo; viaj¨® siempre bien acompa?ado y pudo economizar esfuerzos. No se produjo ning¨²n sobresalto digno de menci¨®n y se permiti¨® el lujo, en la ¨²ltima ascensi¨®n, de hacer una ¨²ltima selecci¨®n. Es consciente de que su ¨²nico rival es Pantani, pero tampoco le quedan dudas de la enormidad de la empresa para el italiano: les separan 4.41 minutos, a los que hay que a?adir al menos tres en la ¨²ltima contrarreloj. Y pudo ver en dificultades a Jalabert (sufri¨® una ca¨ªda tras el Aubisque y un pinchazo en el ¨²ltimo descenso) y a Olano. La general presenta algunas novedades que habr¨¢ que estudiar en los pr¨®ximos d¨ªas, como la presencia del norteamericano Bobby Julich, el dan¨¦s Bo Hamburger, el holand¨¦s Michael Boogerd o el italiano Di Grande, que preparan un cierto relevo generacional. Alguno de ellos, sobre todo el primero, puede verse involucrado seriamente en la lucha por un puesto en el podio.El pelot¨®n espa?ol no tuvo demasiado protagonismo, aunque hubo algunas razones de peso. Olano limit¨® las p¨¦rdidas de una etapa que le pod¨ªa resultar especialmente esquiva. El ritmo conservador del grupo de notables le result¨® beneficioso y pudo mantenerse en cabeza hasta la ¨²ltima ascensi¨®n. Tuvo, adem¨¢s, la desgracia de sufrir una aparatosa ca¨ªda en el descenso al Aubisque, el primer puerto, que le provoc¨® una escandalosa herida en un muslo. Olano sufri¨® fuertes dolores en los ¨²ltimos kil¨®metros y deja tras de s¨ª alguna sombra de duda m¨¢s. En cualquier caso, el resultado de la etapa es satisfactorio. Todav¨ªa le queda margen de c¨¢lculo si puede recuperarse r¨¢pidamente de sus dolencias.
Fuera de Olano, la etapa se presentaba id¨®nea para hombres como Jim¨¦nez, Escart¨ªn o Santi Blanco, pero en este punto hay que hacer algunas salvedades. De los tres, s¨®lo Escart¨ªn era el ¨²nico que pod¨ªa actuar sin condicionamientos y seguir su libre albedr¨ªo. Escart¨ªn hizo lo de costumbre y hasta intent¨® separarse del grupo de Ullrich, pero un descenso de 15 kil¨®metros representaba una dificultad seria para ¨¦l. Hay que reconocerle voluntad y empe?o en la tarea, as¨ª como maldecir su falta de atractivo para las c¨¢maras. Tuvo tan mala suerte Escart¨ªn que se escap¨® cuando la televisi¨®n estaba pendiente de la furia de Pantani, as¨ª que su maniobra se qued¨® en el anonimato. Lleg¨® a la cima del Peyresourde con 15 segundos de ventaja sobre el grupo de Ullrich, pero no lo pudo ver nadie; fue cazado y la c¨¢mara estaba tras Pantani. No es, desde luego, un corredor medi¨¢tico.
Y quedan Jim¨¦nez y Blanco. O Blanco y Jim¨¦nez, un duelo para consumo interno, las dos j¨®venes promesas. No pudieron rivalizar entre s¨ª. Jim¨¦nez cumpli¨® con las ¨®rdenes que hab¨ªa recibido, entre las que estaba no intentar ninguna locura y mantenerse siempre en el grupo de cabeza. No pod¨ªa atacar teniendo en cuenta la presencia de Olano. Por lo que respecta a Santi Blanco, da la sensaci¨®n de que su condici¨®n f¨ªsica no era la id¨®nea: se le vio en la salida metido en un coche del equipo y sufriendo aparatosos temblores. Javier M¨ªnguez niega que el muchacho tuviera fiebre, pero el fr¨ªo no pod¨ªa justificar un hecho as¨ª.
La etapa reina de los Pirineos s¨®lo sirvi¨® para que Ullrich recuperase el maillot amarillo que perdi¨® en la etapa siguiente a la contrarreloj. Fue un suceso natural, casi rutinario, como el aspecto que tiene este Tour. La ausencia del Festina ha sembrado la sombra de la sospecha, pero tambi¨¦n ha devaluado la carrera. El Tour tiene todo el aspecto de desenvolverse como un puro tr¨¢mite. Como a ritmo de tr¨¢mite se subi¨® el Aubisque, el Tourmalet, el Aspin y el Peyresourde. ?Qu¨¦ desperdicio?
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