La Vel¨¢ de Triana, que recuerda a Jim¨¦nez Becerril y a su esposa, se qued¨® sin cuca?a femenina
30 camareros compitieron en el concurso de tiradores de cerveza, una tradici¨®n en el barrio
Si la Vel¨¢ de Triana es una Olimpiada, la primera prueba ol¨ªmpica es la de los tiradores de cerveza, que ayer se abri¨® con participaci¨®n de treinta camareros, algunos de ellos en paro. Tiradores que ejerc¨ªan su maestr¨ªa tirando tres cortados, el padre de la ca?a, y tres tanques. La frustraci¨®n vino por la tarde cuando, pese a estar abolida la ley s¨¢lica, ninguna mujer particip¨® en la cuca?a. La Vel¨¢ empez¨® la noche del martes con el descubrimiento de una placa en la calle San Jacinto que recordar¨¢ para siempre como hijos del barrio a Alberto Jim¨¦nez Becerril y Ascensi¨®n, su esposa.
Triana es Sevilla y es soberana. Joyce la elegir¨ªa para un Ulises sevillano porque est¨¢ bien surtida de personajes y situaciones. Vive al borde del r¨ªo y est¨¢ siempre al filo de la vida. Ayer se iban a estrenar las mujeres en la cuca?a, pero todo qued¨® en amago. Ninguna particip¨®. En los Dos Hermanos, consulado manchego de Triana, conflu¨ªan dos ambientes heterog¨¦neos: en uno de los grupos, Paco Arcas, impulsor en sus tiempos de mun¨ªcipe de este concurso de tiradores de cerveza, y Ruperto, el rey de las codornices; en el otro, una serie de personas que guiadas por el arquitecto municipal Alfonso Rodr¨ªguez Mac¨ªas, hab¨ªan visitado el cojunto arqueol¨®gico que se investiga donde tuvo asiento la Inquisici¨®n. Han aparecido enterramientos almohades y vajilla genovesa. En Casa Diego, una de las muchas embajadas que el pueblo de Manzanilla tiene en Triana, se vive un momento de magia, esa especie de im¨¢n antropol¨®gico en el que se funden la guasa y la melancol¨ªa. "Como para no andar bien por Triana...", dice uno de los reunidos. Y es que all¨ª se dan cita don Antonio Labrado, zapatero que fue antes empleado de El Corte Ingl¨¦s y sigue siendo comunista, que se sabe de memoria las marchas procesionales; don Eulogio Fern¨¢ndez Santacruz, pod¨®logo; y el Chaque de Triana, anta?o legionario y ahora limpiabotas insigne que abrillanta los zapatos de Paco Arcas. Ruperto, el de las codornices, que todos los a?os va por Nueva York desde que la Sociedad Gastron¨®mica de dicha ciudad lo distingui¨® con el Garbanzo de Plata, se suelta con un cante de amores y bandoleros. Son polifac¨¦ticos los trianeros. Paco Rosa trabaja de camillero en un hospital, pero es un ¨¢guila cantando por soleares y haciendo cola de toro. En lo que son muy buenos es tirando cerveza, aunque el concurso lo gan¨® uno de allende el puente de Triana, ?ngel Garc¨ªa, camarero del bar Los Ni?os del Flor, en la Puerta Osario. "La clave es ni una gota de carb¨®nico y la espuma ¨®ptima", dice Jos¨¦ Luis Morillo, empleado en Cruzcampo desde hace 33 a?os. "Es lo que hac¨ªa Di St¨¦fano con el bal¨®n. Cuando llega al vaso, hay que saber parar la cerveza".
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