Obuchi, favorito en la re?ida disputa en el partido gobernante japon¨¦s para elegir l¨ªder
Por vez primera en muchos a?os se suscita emoci¨®n, pues el resultado es incierto. El candidato oficialista a presidente del hegem¨®nico Partido Dem¨®crata Liberal (PDL, conservador) y por tanto a primer ministro de Jap¨®n, Keizo Obuchi, se ha asegurado ya m¨¢s votos que sus dos rivales en las elecciones partidarias de ma?ana. Pero el continuista ministro de Exteriores no tiene garantizada la necesaria mayor¨ªa absoluta en la primera vuelta. Podr¨ªa perder si se fuerza un segundo turno, tras un proceso electoral pespunteado de novedades.
ENVIADO ESPECIAL
Obuchi, el pol¨ªtico que nunca sonr¨ªe, el jefe de la m¨¢s poderosa facci¨®n del PDL, ya tiene en el saco mayor n¨²mero de votos que sus adversarios: 187, seg¨²n unas fuentes, y 170, seg¨²n otras. Se acerca a la mayor¨ªa absoluta de entre los 407 parlamentarios y dirigentes territoriales que tienen la llave de la decisi¨®n.Frente a ¨¦l, el ex secretario del Gobierno y ex jefe de gabinete del dimitido primer ministro, Ryutaro Hashimoto, el preferido de la patronal, Seiroku Kajiyama, contar¨ªa entre 60 y 65. Y el alev¨ªn, Junichiro Koizumi (56 a?os, ministro de Sanidad), portaestandarte de la juventud y del cambio, habr¨ªa amasado ya entre 90 y 100, seg¨²n las fuentes.
Quedan, pues, al menos 50 votos indecisos. Ser¨¢n decisivos. Si Obuchi ara?a antes de la votaci¨®n de ma?ana los pocos que le faltan, se habr¨¢ garantizado el puesto sin segunda vuelta. En caso contrario, nadie excluye que los partidarios de sus dos rivales se al¨ªen en favor del mejor colocado. Koizumi dar¨ªa as¨ª una campanada por la que pocos apuestan.
La incertidumbre se convierte as¨ª en la primera caracter¨ªstica dominante de esta breve campa?a polarizada en las recetas contra la recesi¨®n econ¨®mica. Desde 1955, esta suerte de primarias del PDL, acog¨ªa s¨®lo a dos candidatos. El que estaba se?alado para vencer y otro, a t¨ªtulo de sparring, para darles apariencia de legitimidad.
Ahora es distinto. Como lo es que se presenten dos aspirantes -Obuchi y Kajiyama- procedentes de una misma facci¨®n, la encabezada por el primero, lo que revela la obsolescencia de este sistema de cooptaci¨®n. Incertidumbre, pluralidad de candidatos y una mayor transparencia indican que algo se mueve en el partido gobernante para intentar renovar la complicidad con los ciudadanos y el anquilosado sistema pol¨ªtico japon¨¦s. Triple efecto positivo del grave deterioro sufrido el d¨ªa 12 en los comicios a la C¨¢mara alta que arruin¨® al Gobierno de Hashimoto.
El favorito ministro de Exteriores trabaja a tambor batiente. Obtiene apoyos del aparato, como el del secretario general del PDL, Koichi Kato, militante de una facci¨®n rival, la de Kiichi Miyazawa. Presiona a los j¨®venes de su clan, telefone¨¢ndoles uno a uno. Contraataca a sus competidores: intentando arrebatar la reforma de las pensiones y la sanidad al ministro del ramo; denunciando que la econom¨ªa no se arreglar¨¢ s¨®lo pidiendo responsabilidades a los malos banqueros, como exige Kajiyama. Y sobre todo, concreta que aprobar¨ªa este mismo a?o los est¨ªmulos prometidos a la econom¨ªa (una inyecci¨®n de seis billones de yenes adicionales a los 16,7 billones ya aprobados), para responder al escepticismo de los economistas.
El joven y agresivo Koizumi va, en cambio, de populista. Se niega a concretar las inyecciones presupuestarias y reducciones de impuestos que los tres propugnan. S¨®lo detalla su idea de reducir los funcionarios a la mitad en diez a?os. Alardea de su popularidad: "Soy un hombre ordinario, con coraje y decisi¨®n para hacer cosas". Y acude a la televisi¨®n, porque "no s¨®lo hay que hacer propuestas al partido, sino tambi¨¦n a la gente, y escucharla", como dijo ayer en su primera rueda de prensa internacional.
El tercero en discordia, Kajiyama, realiza una campa?a m¨¢s desdibujada, buscando los votos quedamente, uno a uno. Se presenta, sobre todo, como el hombre que sabe de econom¨ªa -fue titular del m¨ªtico MITI, el Ministerio de Comercio Exterior e Industria- y como el reverso de Hashimoto, a quien tras servir, le retir¨® su apoyo por las vacilaciones en pol¨ªtica econ¨®mica. Esta campa?a tiene as¨ª m¨¢s color y enjundia que las precedentes.
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