Vodevil nacionalista
LA QUERENCIA nacionalista por la ambig¨¹edad ha llegado a grados de vodevil en la reuni¨®n celebrada la pasada semana en Barcelona por parte de las tres principales organizaciones pol¨ªticas nacionalistas auton¨®micas: el Bloque Nacionalista Galego, el Partido Nacionalista Vasco y Converg¨¨ncia i Uni¨®. De la reuni¨®n surgieron dos textos. Una mesurada Declaraci¨®n de Barcelona, presentada con la solemnidad que corresponde a un texto fundacional y perfectamente acotable al marco constitucional, y un documento de trabajo, al que los nacionalistas vascos y gallegos dieron mucha relevancia al regresar a sus comunidades mientras era minimizado por CiU, en el que se plantean todas las quimeras, entre las que destaca la inexplicada e inasible confederaci¨®n.Al mismo tiempo se hizo p¨²blico el manifiesto de una llamada Fundaci¨®n Barcelona, vinculada a Converg¨¨ncia, que propugna "un catalanismo renovado", e invita a pasar del catalanismo "identitatorio y soberanista" a un catalanismo fundado en los conceptos de "comunidad y de modernidad". CiU pone salas y manteles al rito de la coalici¨®n tripartita de nacionalismos y, sin embargo, Pujol y Duran Lleida evitan estar presentes en la presentaci¨®n de la declaraci¨®n y difunden el documento de trabajo de tapadillo, como si no fuera del todo con ellos. El propio Pujol ha advertido a su partido que est¨¢ muy bien lo que se ha hecho con los nacionalistas vascos y gallegos, pero que no es conveniente dar un paso m¨¢s lejos en esta direcci¨®n. Como siempre, una mano en las soflamas y otra en el pragmatismo y la gobernabilidad.
La Declaraci¨®n de Barcelona no incorpora nada relevante, m¨¢s all¨¢ de los lugares comunes del nacionalismo, como que "al cabo de veinte a?os contin¨²a a¨²n sin resolverse la articulaci¨®n del Estado espa?ol como plurinacional", algo repetido mil veces por unos firmantes que nutren su ideolog¨ªa precisamente de mantener todas las expectativas abiertas. Sus propuestas son vagas apelaciones a una nueva cultura pol¨ªtica en el ¨¢mbito hisp¨¢nico y a la defensa de la diversidad en el ¨¢mbito europeo, atribuy¨¦ndose, eso s¨ª, un papel de l¨ªderes de los pueblos del continente para "encabezar la pol¨ªtica de las identidades y de su convivencia positiva y creativa".
El tono del documento de trabajo, en cambio, es completamente distinto y en ¨¦l se apuesta por un nacionalismo de ruptura con la Constituci¨®n. Partiendo del argumento de que el principio de soberan¨ªa es radicalmente distinto del de autogobierno, se plantea la superaci¨®n de la f¨®rmula auton¨®mica "por cuanto es una carta otorgada por un Estado que, conforme a la definici¨®n constitucional, dice basarse en una sola naci¨®n, ¨²nica e indivisible, la naci¨®n espa?ola, negando el car¨¢cter plurinacional del Estado y la coexistencia de otras naciones". Naturalmente, el principio sobre el que la argumentaci¨®n se funda es la autodeterminaci¨®n, "un derecho colectivo fundamental".
Se entiende el inter¨¦s del BNG en presentarse en alianza con los otros dos grandes partidos nacionalistas: es un modo de adquirir mayor respetabilidad. Tambi¨¦n el del PNV, que necesita aliados fuera de Euskadi para vestir ideol¨®gicamente sus aproximaciones al mundo de HB y evitar los efectos aislacionistas que su actual rumbo pol¨ªtico tiene, a pesar de la comprensi¨®n mostrada por Aznar. Se comprende tambi¨¦n la posici¨®n rupturista de uno y otro, pues no son novedad en sus programas. El misterio radica en saber qu¨¦ beneficios puede sacar CiU de una alianza revestida de vocabulario radical. ?Razones electorales? ?Necesidad de desmarcarse del PP ante las auton¨®micas? No parece que la derecha econ¨®mica o el p¨²blico burgu¨¦s y bienpensante que constituye el n¨²cleo de la coalici¨®n catalana sean muy sensibles al discurso de los nacionalistas gallegos ni contemple con admiraci¨®n los flirteos del PNV con el mundo etarra.
En cualquier caso, la coalici¨®n tripartita nacionalista ha considerado oportuno, aunque sea con el eufemismo de documento de trabajo, poner su programa de m¨¢ximos sobre la mesa. El debate es perfectamente leg¨ªtimo. Pero no deber¨ªa perderse de vista la realidad de la historia reciente. Hace veinte a?os Galicia, el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a carec¨ªan por completo de autogobierno. En este tiempo han alcanzado -en este Estado que les niega la soberan¨ªa- cuotas de autogobierno que no se dan dentro de ning¨²n otro Estado europeo. Ellos deben decir expl¨ªcitamente qu¨¦ pretenden ahora con estos planteamientos. Pasar de la l¨®gica de la reforma a la l¨®gica de la ruptura a estas alturas no dejar¨ªa de ser chocante en personas como Pujol, que han hecho del pragmatismo su segunda naturaleza. Lo que no tiene sentido es ir de garantes de la estabilidad pol¨ªtica y provocar al Gobierno del que son aliados sacando a la procesi¨®n todos los santos del nacionalismo, simplemente para dar alpiste espiritual a los suyos.
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