?guila imperial La rapaz escoge la sierra de Huelva y las marismas de Do?ana para criar a sus polluelos
Como en otras ocasiones, el vuelo parte de las brumas del reino de Niebla hasta llegar a los familiares perfiles de la siempre admirada Do?ana. La playa, las dunas, las marismas, el monte negro y blanco... Un despliegue de vida alrededor de una zona privilegiada por la naturaleza.Y all¨ª, en la copa de un buen ¨¢rbol, sobre la zona m¨¢s alta, aparece el gran nido del ¨¢guila imperial con los dos reto?os que hacen ya pr¨¢cticas de vuelo por los alrededores. Cuando se tiene la suerte de poder observar desde cerca a esta rapaz, resulta muy sencillo caer en la fascinaci¨®n de su presencia y porte. Recorre por nuestra sangre una mezcla de admiraci¨®n y orgullo de ser los guardianes de la preservaci¨®n de esta ¨¢guila. En los adultos resulta muy caracter¨ªsticas las manchas blancas que tienen en el borde anterior del ala y la claridad de las plumas que rodean la nuca y la parte posterior del cuello.Detalle de la cabeza Unos profundos ojos marrones nos observan desde la lejan¨ªa. La cabeza es ancha con un fuerte y ¨²til pico de color negro azulado que est¨¢ especialmente dise?ado para desgarrar a sus presas.Garras La labor fundamental de las patas no es s¨®lo sustentarse sino atrapar a sus presas con firmeza y aplomo. Su fuerza resulta sorprendente para esta ¨¢guila que llega a pesar 3,5 kilogramos si es hembra.
La presa El ¨¢guila imperial se alimenta fundamentalmente con conejos y cuando ¨¦stos faltan se hace m¨¢s especialista en la captura de aves.
La poblaci¨®n de conejos ha disminuido notablemente debido a las enfermedades que padece en la actualidad y su predador sufre de forma muy acusada la escasez de su alimentofavorito. Los patos, las fochas, alg¨²n que otro r¨¦ptil y los insectos cuando no hay otra cosa, sirven para completar la dieta.
La nidada Los pollos de este a?o muestran su plumaje de juventud que difiere del de sus mayores. Hoy practican con dedicacion y paciencia sus vuelos alrededor del nido de los padres que todav¨ªa les alimentan. A¨²n queda alg¨²n tiempo para la emancipaci¨®n.
Texto: Jos¨¦ Ram¨®n Gonz¨¢lez Pan Ilustraci¨®n: Bernardo Lara
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