El Festival de Salzburgo recuerda a Brecht en su centenario con la obra "Mahagonny"
Emotivo homenaje a Strehler con intervenciones de Jack Lang y Rolf Liebermann
La s¨¦ptima edici¨®n de Gerard Mortier al frente del Festival de Salzburgo se ha abierto sin sobresaltos, con la b¨²squeda de soluciones est¨¦ticas a los problemas de nuestro tiempo como objetivo prioritario. Andr¨¦ Tubeuf lo dec¨ªa con claridad en un espl¨¦ndido suplemento del diario Le Monde dedicado al festival: "Han pasado los tiempos de las utop¨ªas y la ¨¦poca de los negocios con Karajan. Ahora estamos en el momento de las interrogaciones". El centenario del nacimiento de Bertolt Brecht se celebr¨® con Ascensi¨®n y ca¨ªda de la ciudad de Mahagonny, con m¨²sica de Kurt Weill, en la jornada inaugural.
Despu¨¦s del estreno en Leipzig en 1930, Theodor W. Adorno defini¨® Ascensi¨®n y ca¨ªda de la ciudad de Mahagonny como la primera "¨®pera surrealista". No le faltaba raz¨®n. La ruptura con las tendencias del teatro l¨ªrico de los a?os veinte era evidente. De ah¨ª, la importancia hist¨®rica y el sentido de la oportunidad cultural que tiene traer a escena hoy un t¨ªtulo como ¨¦ste, a medio camino entre el teatro y la m¨²sica, entre el didactismo y el espect¨¢culo de variedades, entre el panfleto y el cabar¨¦ literario, entre utop¨ªa y apocalipsis.A lo ut¨®pico y lo apocal¨ªptico se refiere E. M. Cioran cuando afirma que "estos dos g¨¦neros se interpenetran para formar un tercero, maravillosamente apto para reflejar la realidad que nos amenaza y a la cual diremos sin embargo s¨ª, un s¨ª correcto y sin ilusi¨®n. Esta ser¨¢ nuestra manera de ser irreprochables ante la fatalidad".
Peter Zadek, vinculado durante muchos a?os al Berliner Ensemble, debutante en Salzburgo y con una experiencia oper¨ªstica limitada a unas Bodas de F¨ªgaro en Stuttgart en 1983, refleja en cierto modo en su direcci¨®n esc¨¦nica de Mahagonny esta posici¨®n ante la fatalidad.
Busca una s¨ªntesis desde la actualidad, acentuando los valores universales frente a los espec¨ªficamente berlineses, desenvolvi¨¦ndose con mucho oficio teatral y logrando algunas escenas visualmente impactantes -el comienzo del segundo acto con una escenograf¨ªa fastuosa de Richard Peducci a lo Aida; los momentos finales, con el coro avanzando hacia el p¨²blico portando pancartas reivindicativas con la estatua de la Libertad de Nueva York al fondo-, pero la continuidad, la tensi¨®n narrativa, el sentido ¨²ltimo del espect¨¢culo no acaba de cuajar, ahogado en un convencionalismo que no aporta gran cosa y en un distanciamiento que desemboca en frialdad. La ¨®pera no es el teatro y tiene sus c¨®digos propios. Si no se dominan se cae en el abismo de la monoton¨ªa.
El apartado vocal no respondi¨® a lo que se espera de una inauguraci¨®n en Salzburgo. Dos cantantes-actores emblem¨¢ticos del festival en la ¨²ltima d¨¦cada -Catherine Malfitano (Jenny) y Jerry Hadley (Jimmy)- pusieron toda la carne en el asador para sacar adelante unos personajes en los que no terminaban de encajar.
Ella, tirante, fuera de estilo en lo m¨¢s propiamente popular o cabaretero; ¨¦l, buscando desesperadamente al libertino de la ¨®pera de Stravinski, pero sin encontrar ese punto de transmisi¨®n que tantas veces le ha acompa?ado en sus actuaciones.
Fueron ovacionados, al final, como tambi¨¦n lo fue (aunque con alg¨²n silbido aislado) la veterana Gwyneth Jones, muy lejos de sus horas felices, con un color apagado y un vibrato excesivo que no beneficiaba a la credibilidad de su personaje.
El triunfador
Incontestable y brillante, sin embargo, la direcci¨®n musical de Dennis Russell-Davies (el triunfador de la noche) al frente de una radiante y espont¨¢nea Orquesta de la Radio de Viena, que compareci¨® en el foso en mangas de camisa, qu¨¦ atrevimiento, supongo que por indicaciones del director de escena. La divisi¨®n de opiniones se centr¨® en Zadek. El resto provoc¨® un ¨¦xito homog¨¦neo.Emotivo, muy emotivo, fue el homenaje a Giorgio Strehler celebrado ayer. En la tribuna de oradores comparecieron tres gigantes de la cultura europea: Jack Lang -largamente apludido por el p¨²blico-, Rolf Liebermann y Gerard Mortier, que glosaron el sentido humanista y de anticipaci¨®n al futuro de quien supo penetrar como nadie en los personajes de la comedia del arte goldoniana, en las obras teatrales de Corneille y Chejov o en las ¨®peras de Mozart. La Orquesta Mozarteum de Salzburgo, dirigida por Marc Minkowski, ofreci¨® varios fragmentos de El rapto en el serrallo. El acto concluy¨® con el estreno austriaco de una obra para piano y percusi¨®n de Liebermann, a cargo de los Percusionistas de la ?pera de Par¨ªs.
Babelia
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