Mutis por el foro
Es posible que se deba a la casualidad, pero desde que los populeros accedieron al gobierno de la naci¨®n parece que pintan bastos para las opciones nacionalistas perif¨¦ricas de mayor solvencia hist¨®rica, al tiempo que tienden a proliferar los foros de discusi¨®n que, en no importa qu¨¦ lugar, acostumbran a manifestarse en un castellano de post¨ªn. Aqu¨ª, tal es el retraso de nuestras reivindicaciones hist¨®ricas, no asistimos todav¨ªa a ese despliegue verbal de militancia en el nacionalismo castellano contra los nacionalismos perif¨¦ricos, aunque alg¨²n intento hubo por parte de ciertos escribidores que merodean por el CVC, y por ello est¨¢ muy en su punto que el dictamen del CVC sobre la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica se?ale en uno de sus apartados que el castellano goza entre nosotros de una salud tan excelente que nadie debe temer que su futuro quede afectado por un m¨¢s resuelto apoyo institucional a la difusi¨®n del valenciano. Y eso a¨²n en el caso, menos estrafalario de lo que parece, de que en un futuro no lejano los muchachos del GAV abandonen esas siglas para constituirse en foro castellanero en defensa de la comarca Utiel-Requena por tal de seguir metiendo bronca. Lo malo de esos foros es que se sabe c¨®mo empiezan, pero no c¨®mo terminan. Ah¨ª tienen el caso del Foro Ermua, surgido del horror ante uno de los m¨¢s atroces cr¨ªmenes de ETA y convertido, apenas un a?o m¨¢s tarde, en una especie de caj¨®n de sastre desde el que algunas de sus m¨¢s acreditadas voces tildan de trasnochado al conjunto del nacionalismo ajeno mientras hacen pasar el suyo por desprejuiciado cosmopolitismo. En esa clase de artima?as se ha ganado un lugar de privilegio por derecho propio Fernando Savater, habituado a hacerse pasar por periodista entre los fil¨®sofos y por fil¨®sofo entre los periodistas, quien quiz¨¢s no ha reparado en que su gracejo estil¨ªstico y su risue?o desparpajo vienen a ser un repunte del p¨ªcaro madrile?ismo de los personajes que aparecen en los sainetes de Arniches. Respecto del Foro Babel establecido en Catalu?a, o m¨¢s bien en Barcelona, bastar¨ªa con decir que sus propuestas son aceptables incluso para un Federico Jim¨¦nez Losantos, pero conviene a?adir que la confusi¨®n entre el nacionalismo a lo Jordi Pujol y la identidad nacional catalana resulta impropia de la altura intelectual de buena parte de los que se apuntan a ese escasamente bab¨¦lico foro. Se empieza por repudiar el estereotipo ajeno en favor de la m¨¢s favorable imagen que se tiene del propio y se acaba de tertuliano nacional en la Cope, cadena a la que, por cierto, el mism¨ªsimo Papa de Roma ha tenido que llamar al orden en defensa de la concordia. Todo parece indicar el incremento de un cierto divorcio entre la credibilidad pol¨ªtica y las inquietudes de la sociedad civil, que nacen en buena parte de la desconfianza hacia sus representantes pol¨ªticos. De esa situaci¨®n puede emerger una proliferaci¨®n de foros de debate m¨¢s o menos amplios destinados a recuperar las v¨ªas de participaci¨®n ciudadana en la discusi¨®n de los problemas que conmueven a la sociedad, que ser¨¢n tanto m¨¢s efectivos cuanto menos aspiren a convertirse en mero grupo de presi¨®n o en sucursal ampliada del partidismo pol¨ªtico. Esa disposici¨®n a aglutinar voluntades orientadas hacia el debate en la sociedad civil de los problemas susceptibles de atenci¨®n pol¨ªtica puede resultar muy estimulante en la perspectiva del profundo tr¨¢nsito que podr¨ªa sacudir a nuestra comunidad.
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