Colesterol y metales pesados
Se levantaron a las siete de la ma?ana y en ayunas cogieron el autob¨²s para llegar a tiempo a la consulta. Tres horas m¨¢s tarde, embutidos en batas blancas, todos hab¨ªan entregado ya el consabido bote de orina y la mayor¨ªa doblaban su brazo sobre un algod¨®n, all¨ª d¨®nde el m¨¦dico les hab¨ªa pinchado con una aguja que algunos consideraban excesiva y otros no se hab¨ªan atrevido a mirar. Con su sangre, los qu¨ªmicos del laboratorio buscar¨¢n esta vez algo m¨¢s que niveles de colesterol e infecciones ocultas. "Metales pesados" ser¨¢ el t¨ªtulo de uno de los apartados de la anal¨ªtica y los miligramos de cobre, cinc, hierro o plomo hallados, su contenido. Las mismas sustancias que han hecho de la riada en el Guadiamar un vertido t¨®xico. "Los valores registrados est¨¢n muy por debajo de la concentraci¨®n promedio permitida", tranquiliza Juan Jos¨¦ Serrano, director del Centro de Salud e Higiene en el Trabajo de Sevilla. Los t¨¦cnicos de este organismo de la Junta son los encargados, desde el 16 de mayo, de medir la presencia atmosf¨¦rica de estos metales pesados en varios puntos, materialmente encima de los lodos desparramados hace tres meses tras la rotura de la balsa minera de Aznalc¨®llar. Y los datos avalan que, hasta ahora, la contaminaci¨®n no ha pasado al aire: el cobre registrado, por ejemplo, no llega a 0,01 miligramos por metro c¨²bico cuando el l¨ªmite de lo permisible est¨¢ en 1 miligramo. Los m¨¦dicos del centro pasan consulta desde el pasado 13 de julio a los 800 jornaleros que estaban llamados a constituir el ej¨¦rcito de a pie en la operaci¨®n de retirada de lodos. "Les hacemos una anal¨ªtica de metales pesados ahora y otra dentro de dos meses", indica Serrano en su despacho. Dos plantas m¨¢s abajo esperaban pacientemente la pasada semana 40 vecinos de Pilas (Sevilla), uno de los diez municipios que se repartir¨¢n los 450 milones de pesetas del AEPSA especial aprobado por el Ministerio de Trabajo para paliar los efectos laborales del desastre ecol¨®gico. "Una viene porque no tiene ni para los arenques", explica una de las jornaleras. "He venido con mi hija que tiene 18 a?os", cuenta Teresa L¨®pez y escucha atenta a su compa?era de quinta, Ana Anguas, a la salida de la consulta. "Me han preguntado que si me veo capaz de hacer el trabajo", aclara Ana con un deje de indignaci¨®n mientras coge del brazo a su marido, Antonio Notario, de camino a la cafeter¨ªa. Un compa?ero de expedici¨®n responde por ella: "Cualquiera de estas mujeres" -al menos la mitad de la comitiva- "se pueden pasar ocho o nueve horas agachadas recogiendo la fresa". En la tarea que les tendr¨¢ ocupados los pr¨®ximos dos meses, los jornaleros tirar¨¢n mucho de ri?ones y de pala. Los diez municipios afectados pusieron listas de voluntarios para apuntarse a estos jornales extraordinarios. "No creo que se hayan quedado muchos fuera", se?ala Emilio Terr¨®n, delegado de salud laboral del sindicato UGT. Y eso que en julio y agosto apenas hay faena en el campo, a la espera del verdeo (recogida de aceituna) de septiembre. La presencia de Terr¨®n crea un remolino de batas blancas y preguntas a su alrederor. "?Qu¨¦ vamos a hacer?", "?Cu¨¢nto vamos a cobrar?", "?A qu¨¦ hora empezaremos?". Las respuestas de Terr¨®n templan el arranque de ansiedad. El jornal superar¨¢ las 8.000 pesetas (por encima de lo normal), habr¨¢ duchas y zonas habilitadas para la comida en los puntos de trabajo. La empresa que les contrate se har¨¢ cargo del transporte y de limpiar cada d¨ªa la ropa de faena. Y se empezar¨¢ lo antes posible para escapar al calor del mediod¨ªa. "Puede tocar desde Aznalc¨¢zar a Villafrranco". Una r¨¢pida encuesta a pie de pasillo certifica que Villafranco no es un destino apetecible. "Es que en Entremuros hay unos mosquitos gigantes". La mayor¨ªa no recordaba haber pasado reconocimientos m¨¦dicos antes de empezar un trabajo. "En el campo no es habitual", confirma el delegado sindical. "En principio s¨®lo se est¨¢ descartando a aquellos que tengan alguna dolencia osteoarticular, como hernias discales, y a mujeres embarazadas", aclara el director del centro. Serrano desgrana las medidas de seguridad que adoptar¨¢n los jornaleros: utilizar¨¢n mascarillas y guantes y se les recomendar¨¢ que lleven ropa cerrada mientras trabajan. Y cuando se le inquiere por el calor, argumenta: "Los tuareg van vestidos hasta el cuello en pleno desierto".
Un ej¨¦rcito que entra tarde
La recogida manual de los lodos ha sido el caballo de batalla de las recomendaciones del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) que desconf¨ªa del uso indiscrimado de maquinaria pesada. Seg¨²n sus estudios, tras la limpieza de excavadoras y tra¨ªllas quedan demasiados contaminantes en el suelo. Pero ¨¦sta, como otras indicaciones del CSIC, han sido minimizadas por Junta y Gobierno. El ej¨¦rcito necesario para acometer la empresa ha quedado reducido a una brigada que, adem¨¢s, entra tarde. "Los trabajos empezar¨¢n el pr¨®ximo martes", dec¨ªa el pasado 22 de julio Jos¨¦ Jurado, alcalde de Aznalc¨¢zar y portavoz de los diez munici-pios afectados. Ayer, sin embargo ningun jornalero cogi¨® la pala para retirar los lodos, a pesar de que ya se han recibido los resultados de los reconocimientos m¨¦dicos de muchos de ellos. La fecha marcada por las administraciones era el 1 de junio. La burocracia del Inem postergar¨¢ su puesta en acci¨®n hasta la semana que viene, una vez m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.