Hacia el futuro
EL PARTIDO socialista parece haber asumido al fin que deb¨ªa plantear su respuesta a la sentencia del caso Marey con la vista puesta en el futuro y en su papel de alternativa de Gobierno. El acatamiento expl¨ªcito de la sentencia condenatoria, aunque sea al precio de expresar un desacuerdo radical con ella, y la decisi¨®n de evitar un proceso general a la transici¨®n, que conducir¨ªa a revisar el comportamiento como m¨ªnimo de los predecesores de Barrionuevo en Interior, revelan que el PSOE ha sabido sobreponerse y racionalizar la primera reacci¨®n espont¨¢nea de rebeli¨®n ante uno de los momentos m¨¢s amargos de su historia.La contribuci¨®n del socialismo a la transici¨®n y a la construcci¨®n del sistema democr¨¢tico, sus m¨¢s de 13 a?os de gesti¨®n de gobierno en los que Espa?a se incorpor¨® a las instituciones europeas, moderniz¨® la sociedad, liberaliz¨® las costumbres y aument¨® el bienestar de los ciudadanos, y su imprescindible funci¨®n actual de partido de alternativa no pueden quedar borrados de un plumazo por esta sentencia ni por una especie de causa general contra el socialismo. El PSOE tiene todo el derecho a reivindicar este balance, como lo tiene a defender la inocencia de sus militantes.
La resoluci¨®n de la Ejecutiva del PSOE de ayer se acompa?a de una declaraci¨®n muy significativa: "Queremos, precisamente en el d¨ªa de hoy, condenar nuevamente cualquier forma de lucha ilegal contra el terrorismo", dice. La Ejecutiva disiente de la sentencia, porque considera que no hay pruebas de la participaci¨®n de Vera y Barrionuevo en los delitos y porque piensa que el proceso ha surgido de un montaje pol¨ªtico y medi¨¢tico para desalojar a Felipe Gonz¨¢lez de la vida pol¨ªtica, pero no porque se sit¨²e por encima de las leyes o no sea partidaria de que los tribunales deban perseguir a quienes utilizan el terrorismo, aunque sea desde las instituciones del Estado.
La reacci¨®n de Barrionuevo en el Supremo es comprensible en una persona que se considera inocente pero ha sido condenada; pero el camino elegido para expresar su discrepancia no es el m¨¢s adecuado para sus intereses personales, y menos a¨²n para colmar los objetivos que el propio PSOE se?ala en su comunicado de "defender la estabilidad y la fortaleza de nuestra democracia". Despu¨¦s de recoger la sentencia, pronunci¨® ayer un mitin populista en las puertas del Supremo que no ayuda a la sobriedad que requiere el momento. El derecho a seguir defendi¨¦ndose, a utilizar todas las v¨ªas de amparo y de revisi¨®n ante los tribunales Constitucional y de Estrasburgo, y su negativa a aceptar el indulto -en la presunci¨®n de que ser¨ªa reconocer su culpabilidad- no debiera estar en contradicci¨®n con el mensaje de sosiego y de acatamiento de la sentencia que ha defendido su partido.
No es la ¨²nica reacci¨®n lamentable. El portavoz del PNV, I?aki Anasagasti, estableci¨® hace d¨ªas una simetr¨ªa entre el secuestro de Marey y el de Ortega Lara, entre los GAL y ETA. Aunque s¨®lo sea porque unos dejaron de matar hace doce a?os y otros siguen matando sin tregua, esto revela el c¨ªnico aprovechamiento pol¨ªtico del que algunos son capaces, utilizando para ello un doble rasero judicial que les permite rechazar un d¨ªa la sentencia condenatoria dictada por el Supremo contra la c¨²pula de HB y apelar al d¨ªa siguiente a la autoridad incontestable de ese tribunal. Nada nuevo aportan declaraciones como las de IU, que reclaman la ejecuci¨®n inmediata de la sentencia y elevan el tiro pol¨ªtico.
El partido del Gobierno ha controlado por ahora su respuesta a las duras acusaciones del PSOE, que en su declaraciones de ayer se?ala directamente al PP como responsable de una campa?a implacable que, a juicio de los socialistas, ha interferido y condicionado la independencia de los jueces.
La discreci¨®n mantenida hasta ahora por el Gobierno y la moderada respuesta oficial del PP indican un cierto cambio de tonalidad, que ayuda a rebajar la tensi¨®n que se atisba en la sociedad espa?ola por este caso. Bienvenida sea esta moderaci¨®n reciente del PP, por tard¨ªa que resulte y por mucho que a los socialistas les parezca un ejercicio de hipocres¨ªa despu¨¦s de haber conseguido el objetivo de lograr la condena de un ex ministro y da?ar as¨ª la imagen de su principal antagonista pol¨ªtico.
El llamamiento de Jordi Pujol a la magnanimidad y a que no se trate de obtener ventaja pol¨ªtica de esta sentencia pone de manifiesto una vez m¨¢s que la pelea pol¨ªtica puede ser compatible con la convivencia. ?se es el principal legado de la transici¨®n, invocado por uno de sus ¨²ltimos supervivientes. ?Es pedir mucho que este esp¨ªritu pueda ser reactivado por todas las formaciones pol¨ªticas?
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