Asombro
Con cierto asombro leo el art¨ªculo que con el t¨ªtulo Un mal paso public¨® el 24 de julio el profesor Vidal Beneyto. No es mi intenci¨®n diferir de la tesis central del art¨ªculo: "la urgente necesidad de entrar en el di¨¢logo multicultural de los derechos humanos". Pero s¨ª creo mi obligaci¨®n salir al paso de algunas de las afirmaciones que en ¨¦l se hacen a prop¨®sito de la Conferencia de Roma, en la que me ha cabido la responsabilidad de dirigir la delegaci¨®n espa?ola.Para empezar, me asombra que Vidal Beneyto considere "un parvo resultado" la adopci¨®n, por una abrumadora mayor¨ªa de 120 Estados, del Estatuto de una Corte Internacional que tendr¨¢ jurisdicci¨®n para juzgar y condenar a personas -no s¨®lo a los ejecutores sino tambi¨¦n a sus superiores- por los m¨¢s graves cr¨ªmenes de trascendencia internacional: el genocidio, los cr¨ªmenes de lesa humanidad y los cr¨ªmenes de guerra. El hecho de que se haya tardado m¨¢s de 50 a?os en culminar la tarea desde que se empezara a hablar seriamente del tema en las Naciones Unidas no es sino la demostraci¨®n de la dificultad, t¨¦cnica y pol¨ªtica, de un proyecto que supone trastocar ideas muy arraigadas acerca de la soberan¨ªa de los Estados y de la relaci¨®n entre los individuos, los Estados de los que son nacionales y la comunidad internacional. Por tanto, en vez de "parvo resultado" habr¨ªa que hablar m¨¢s bien de "paso revolucionario" en el orden internacional, cuyos plenos efectos, obviamente, est¨¢n todav¨ªa por ver, en funci¨®n del proceso de ratificaci¨®n del Estatuto (para cuya entrada en vigor se requiere el concurso de 60 pa¨ªses), el establecimiento de la Corte en La Haya y su funcionamiento efectivo en casos concretos.
El otro aspecto que me deja perplejo es la identificaci¨®n que se hace en el art¨ªculo entre "la credibilidad democr¨¢tica de occidente" y la de quien se califica de "su buque insignia: EE UU". Es p¨²blico y notorio que la delegaci¨®n de EEUU vot¨® contra la adopci¨®n del Estatuto (junto con otros seis pa¨ªses, entre ellos China, India, Israel y Libia) y, lo que es peor, anunci¨® la intenci¨®n de EEUU de "oponerse activamente" al establecimiento de la Corte si no se ten¨ªan debidamente en cuenta sus preocupaciones. Por supuesto, esa actitud es muy de lamentar y, de mantenerse, puede tener efectos seriamente negativos sobre la efectiva puesta en marcha de la futura Corte. Ahora bien: ?por qu¨¦ identificar Occidente con EE UU? Vidal Beneyto parece ignorar, o en todo caso pasa por alto, el hecho de que todos los dem¨¢s pa¨ªses occidentales (con la ¨²nica excepci¨®n de Turqu¨ªa, que se abstuvo) votaron a favor del Estatuto. Es m¨¢s, puede afirmarse que el liderazgo en todo el proceso de elaboraci¨®n del Estatuto fue ejercido fundamentalmente por pa¨ªses occidentales (como Alemania, Italia, Pa¨ªses Bajos, Canad¨¢, Suecia, Australia y otros muchos, entre ellos tambi¨¦n Espa?a). L¨®gicamente, esos pa¨ªses se cuidaron de mantener en todo momento el contacto y la colaboraci¨®n con otros de distintos continentes (cabe se?alar, en particular, la aportaci¨®n de pa¨ªses como Argentina, Chile, Sur¨¢frica, Senegal, Singapur y Cores), precisamente para evitar cualquier percepci¨®n de "imperialismo cultural (o jur¨ªdico)". es decir, que Vidal Beneyto deber¨ªa utilizar la Conferencia de Roma y el Estatuto de la Corte Penal Internacional m¨¢s bien como ejemplo destacado y muy actual de lo que ¨¦l mismo predica: el "di¨¢logo intercultural de los derechos humanos".
Para terminar, me parece relevante ofrecer un dato, que no he visto reflejado en ning¨²n medio de comunicaci¨®n: al final de la Conferencia han firmado el Estatuto, hasta ahora, 26 pa¨ªses pertenecientes a diversas regiones geogr¨¢ficas, de los cuales 10 son occidentales (entre ellos, Espa?a). Queda todav¨ªa mucha tarea por delante para conseguir la entrada en vigor del Estatuto y la puesta en marcha de la Corte, pero es un primer paso nada desde?able, que esperamos anime pronto a otros pa¨ªses a sumarse a este hist¨®rico proyecto.- . Embajador jefe de la delegaci¨®n de Espa?a en la Conferencia Diplom¨¢tica de las Naciones Unidas para el Establecimiento de una Corte Penal Internacional.
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