"Buscamos otro reparto de poder, no el separatismo"
"Soy esc¨¦ptico y, por lo tanto, optimista", declara Xos¨¦ Manuel Beiras jugando a las paradojas. El l¨ªder del BNG, de 62 a?os, est¨¢ convencido de que la Declaraci¨®n de Barcelona abre un proceso que, sin cuestionar la pervivencia del Estado, lo convertir¨¢ en una entidad plurinacional. Beiras quiere profundizar en la relaci¨®n con PNV y CiU y deja abierta la posibilidad de una coalici¨®n tripartita para las elecciones europeas de 1999.Pregunta. A mucha gente le ha chocado ver a un marxista como usted junto a Pujol y Arzalluz.
Respuesta. Es l¨®gico que choque, pero el nacionalismo tiene que considerar dos coordenadas: la contradicci¨®n nacional y el espectro derecha-izquierda. Los problemas nacionales se mueven, en gran medida, en el ¨¢mbito de las cuestiones de Estado y de sus aparatos. Ah¨ª hay una serie de asuntos en los que puede haber grados relativos pero suficientes de coincidencia.
P. ?No desvirt¨²a esto la identidad izquierdista del BNG?
R. Esa identidad no ha cambiado. A nadie le sorprend¨ªa que Felipe Gonz¨¢lez y Helmut Kohl tratasen asuntos europeos y lograsen coincidencias a pesar de las discrepancias ideol¨®gicas.
P. ?Le ha sorprendido el aluvi¨®n de cr¨ªticas a la Declaraci¨®n de Barcelona?
R. No, nada. Ya no era muy optimista con respecto a la serenidad en el juicio y la actitud anal¨ªtica del PP y el PSOE, o del aparato del Estado, incluyendo en ¨¦l a los elementos medi¨¢ticos m¨¢s importantes. De hecho la propia declaraci¨®n insiste en la necesidad de una nueva cultura pol¨ªtica para asumir el car¨¢cter plurinacional del Estado. El temor que ten¨ªa yo era que no hubiese apenas reacci¨®n, y por eso es muy importante que se haya producido este impacto. La situaci¨®n pol¨ªtica actual recuerda a la leyenda de la bella durmiente. Aqu¨ª parece que todos los grandes temas que eran objeto de debate en el tardofranquismo y la transici¨®n est¨¢n durmiendo el sue?o de los justos. Esa somnolencia reclama que venga un pr¨ªncipe y le d¨¦ un beso -o una sacudida- a la bella a ver si despierta.
P. En Galicia se dice que sus intereses son contrapuestos a los de Catalu?a y Euskadi por su distinta posici¨®n econ¨®mica.
R. Nadie ha sido m¨¢s insistente en ese an¨¢lisis que el BNG: las cuestiones nacionales son an¨¢logas en la medida que se trata de naciones sin Estado, pero a partir de ah¨ª todo es distinto porque nosotros somos una periferia subdesarrollada. Bien, pues eso es una raz¨®n de m¨¢s para que busquemos una interlocuci¨®n con ellos. No se trata de pedirles a los catalanes aquello que estamos reivindicando del Estado, sino de buscar f¨®rmulas de actuaci¨®n conjunta para resolver problemas, como el de la financiaci¨®n, por ejemplo. Pueden existir mecanismos de redistribuci¨®n de renta sin necesidad de renunciar, como pretenden algunos, a la autonom¨ªa financiera o a cuotas de soberan¨ªa fiscal.
P. Del documento de Barcelona se han hecho lecturas distintas. Usted habla de reforma constitucional, pero CiU defiende la validez de la Constituci¨®n.
R. Hay diferencias de matiz y es l¨®gico. Existe un texto com¨²n, pero luego cada uno tenemos nuestro mensaje y somos distintos. Adem¨¢s, PNV y CiU tienen una relaci¨®n especial con el Gobierno del Estado. No me extra?a que Pujol y CiU digan que si se hace una interpretaci¨®n como es debido de la Constituci¨®n, queda a¨²n mucho margen. Pero no por eso renuncian a cambiarla alg¨²n d¨ªa. Los objetivos comunes son alcanzar el poder pol¨ªtico que nos corresponde, y eso, a medio plazo, debe conducir a una mutaci¨®n del marco constitucional.
P. Ese proceso parece imposible sin el acuerdo de PP y PSOE, muy hostiles a tal posibilidad.
R. Con una ¨®ptica realista, y a corto o medio plazo, eso es cierto. Pero las fuerzas estatales -al menos el PSOE, que es el que a m¨ª me interesa- no pueden mantener esa postura sine die. Los hechos las forzar¨¢n a variarla. En un futuro pr¨®ximo, el PSOE no puede quedar descolgado de una din¨¢mica que se ha puesto en marcha en toda Europa, por ejemplo en Gran Breta?a, con los acuerdos de Escocia, Gales o el Ulster. Si esas posturas no cambian, la historia pasar¨¢ del PSOE y del PP.
P. A los nacionalistas se les achaca su ambig¨¹edad para definir los objetivos ¨²ltimos.
R. No se trata de ambig¨¹edad, aunque s¨ª de una cierta indefinici¨®n, como cuando vemos el boceto de lo que luego ser¨¢ un lienzo acabado. Si nosotros damos el lienzo ya pintado, autom¨¢ticamente se nos acusar¨ªa de dogm¨¢ticos. Es un modo de decir que buscamos el di¨¢logo: indicamos hacia donde vamos, pero sin imponer un dise?o previo.
P. ?Qu¨¦ quedar¨ªa del Estado espa?ol si cristalizase una f¨®rmula plurinacional como la que proponen?
R. La pregunta en s¨ª misma es enga?osa: quedar¨ªa todo lo que hay ahora del Estado, s¨®lo que con una morfolog¨ªa distinta, con un reparto distinto de las cuotas de soberan¨ªa. O entendemos que el Estado es s¨®lo el poder central, y lo dem¨¢s cosas an¨®malas que hay que aceptar a la fuerza, o bien asumimos que el Estado es el conjunto de las superestructuras pol¨ªtico-jur¨ªdicas, de las que tambi¨¦n forman parte las instituciones auton¨®micas. Yo lanzar¨ªa otra pregunta: ?qu¨¦ est¨¢ quedando del aparato central del Estado con el proceso europeo?. Nadie se tira de los pelos por eso. Nosotros proponemos una nueva f¨®rmula de redistribuci¨®n del poder, no una segregaci¨®n, ni un separatismo.
P. Eso podr¨ªa abrir la caja de Pandora con todos sus truenos.
R. Los cambios hist¨®ricos no son pretedeterminables en todos sus aspectos. Pero si se hacen de manera democr¨¢tica y civilizada, se puede abrir la caja de Pandora sin que salgan demonios, sino gnomos divertidos con los que nadie contaba. ?sa es la actitud progresista, frente al miedo conservador a todo lo que pueda venir. A mi siempre me ha preocupado que las fuerzas progresistas muestren reflejos conservadores, lo que ocurre a veces, incluso en algunos segmentos del BNG.
P. ?Y existe madurez para afrontar ese proceso?
R. Por parte nacionalista lo demuestra el acuerdo entre tres fuerzas tan diferentes. Sin embargo, la reacci¨®n de los estatalistas revela lo contrario. Pero estoy persuadido de que dentro del PSOE esos pronunciamientos iniciales no representan gran cosa, que existe una heterogeneidad mayor.
P. ?Qu¨¦ le parece la condena por el caso Marey?
R. Para m¨ª hubiese resultado desconcertante que no hubiese una condena. Creo adem¨¢s que las responsabilidades pol¨ªticas no terminan ni empiezan en los dos condenados de m¨¢s rango. Pero, sobre todo, tenemos que extraer una lecci¨®n pol¨ªtica: hay que evitar que eso vuelva a ocurrir, y la mejor manera de hacerlo es cambiar de actitud en el tratamiento del problema de Euskadi.
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