Los escaladores siguen donde estaban
El triunfo del italiano no anuncia una revoluci¨®n: Pantani es un genio
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Corr¨ªa un rumor los ¨²ltimos a?os. La noticia dec¨ªa que el escalador hab¨ªa muerto. Su papel quedaba reducido a ganarse el coraz¨®n de los aficionados aprovechando que su terreno de expresi¨®n, la monta?a, es el m¨¢s espectacular, el m¨¢s f¨¢cil para encandilar. Las victorias, sin embargo, eran cosa de los grandes corredores, del prototipo de gran rodados que sabe soportar en la monta?a. Se hablaba de las etapas de llano, de los abanicos, de las contrarreloj, como momentos de tortura en los que el f¨ªsico (la cantidad de vatios, los grandes desarrollos) avasallaba al talento (el gran coraz¨®n, el cuerpo peque?o) de los hombres de la monta?a. Desaparecieron los colombianos. Ni siquiera despuntaban en monta?a: llegaban cansados. Los escaladores eran una an¨¦cdota. Estaban condenados. Virenque enardec¨ªa, pero s¨®lo pod¨ªa fugarse desde lejos y con la complacencia de los ganadores finales; a Pantani se le permit¨ªa hacer de solista s¨®lo en la ¨²ltima subida para que ganara una etapa; Jim¨¦nez, el espect¨¢culo popular... Y llega Pantani y gana el Tour y el Giro. ?Han resucitado los escaladores? Hac¨ªa 22 a?os que un escalador puro (Van Impe) no ganaba el Tour. Fue en un a?o de interregno entre Merckx e Hinault. Igual que las victorias de Gaul y Bahamontes (58 y 59) se sucedieron entre Coppi y Anquetil. ?Se quedar¨¢ en eso Pantani?Mejor ser¨ªa preguntarse si Pantani es un escalador como los dem¨¢s. El escalador cl¨¢sico, cuyo ¨²ltimo ejemplo puro es el colombiano Herrera, es el hombre ¨¢gil, de talento, que, falto de potencia, s¨®lo se beneficia de su velocidad de movimiento de peque?os desarrollos y de su falta de peso. Pudieron ganar grandes pruebas, como Gotti el Giro pasado, cuando se dieron recorridos a su medida.
Pantani es as¨ª, pero tiene algo m¨¢s, tiene potencia y coraz¨®n. En el llano sufre porque en ese terreno, en las contrarreloj, manda la potencia absoluta: el corredor con clase y gran motor arrasa. Si adem¨¢s tiene buen aerodinamismo (en el llano la gran fuerza que hay que superar es la resistencia del aire, que aumenta seg¨²n aumenta velocidad), lo tiene todo. En la monta?a, donde la mayor resistencia que se opone al progreso es la fuerza de la gravedad, se impone aquel que tenga una mejor relaci¨®n peso-potencia: un motor desproporcionado con su carrocer¨ªa. Pantani, que en sus inicios no era m¨¢s que un corredor extremadamente ¨¢gil, aunque tambi¨¦n con una resistencia, un cambio de ritmo no limitado a un hachazo y una capacidad de recuperaci¨®n espectacular, lo que le permit¨ªa diferenciarse de otros escaladores, m¨¢s limitados a una sola etapa o a un solo puerto. Pero el pasado invierno comprendi¨® una gran verdad. Como dijo un corredor espa?ol a Blanco y Jim¨¦nez un d¨ªa: "S¨ª, s¨ª, creeros lo que quer¨¢is, pero como no mejor¨¦is en la contrarreloj nunca ser¨¦is nada". Pantani, de quien nadie dudaba de su capacidad de sufrimiento, de su ansia de ser grande y de superar todos los obst¨¢culos, dedic¨® el invierno a hacer musculaci¨®n, pesas y gimnasio. Gan¨® cuerpo, musculatura y potencia para limitar las p¨¦rdidas en el llano. Durante el Tour su relaci¨®n peso-potencia ha sido de nueve vatios por kilo (500 vatios por 55 kilos). En absoluto, pocos vatios frente a los casi 700 de Ullrich; en la monta?a, suficientes.
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