Un h¨¦roe del pueblo
Marco Pantani, "el Pirata", ha visto por fin coronado su carisma popular con la m¨¢s grande victoria
Todo aquel que se gana un apodo espont¨¢nea e inmediatamente es una persona especial. Pantani ya era sin¨®nimo de magia all¨¢ por 1994. Naci¨® con carisma y su aparici¨®n fulgurante en el pelot¨®n no hizo m¨¢s que confirmarlo. Aquel Giro maldito para Indur¨¢in hizo escribir l¨ªneas y m¨¢s l¨ªneas de un pr¨ªncipe ruso y rubio, llamado Eugeni Berzin, y casi tantas de un escalador escu¨¢lido, de poco pelo, con apariencia de tener bastantes m¨¢s de los 24 a?os que marcaba su fecha de nacimiento, 13 de enero de 1970, de orejas de soplillo, que volaba en el Mortirolo. Primero fue Topogiggio, un personaje de tebeo; luego Elefantino (Dumbo); tambi¨¦n fue Diavolino (El Diablo era su jefe en el Carrera, Chiappucci); finalmente, a?os despu¨¦s, ya tuvo edad para elegir: se puso un pa?uelo en la cabeza, un aro en la oreja, una perilla interesante y se convirti¨® en El Pirata. Para entonces ya era un h¨¦roe popular. M¨¢s que nadie, m¨¢s que el fantasma Chiappucci, que el enigm¨¢tico Bugno, el pueblo se ha identificado con el ciclista que ayer, ganando el Tour, la carrera so?ada por varias generaciones de italianos, coron¨® su carisma con una victoria inaudita. Pantani m¨¢gico, pirata rom¨¢ntico, h¨¦roe novelesco, revolucionario, insatisfecho, grave, dram¨¢tico. Pantani del pueblo. Mucho m¨¢s que un deportista."Todo el mundo necesita objetivos para moverse. No entiendo c¨®mo alguien no puede aspirar siempre a algo nuevo. Yo soy as¨ª: un insatisfecho permanente, necesito siempre tener un objetivo. Y cuanto m¨¢s imposible parece, m¨¢s me atrae. Necesito siempre medirme con algo que parece superior a mis fuerzas". Pantani, ganador del Giro aficionado del 92, segundo en el Giro grande del 94, tercero en el Tour del mismo a?o con victoria en Alpe d"Huez incluida. ?Ad¨®nde llegar¨¢ este hombrecillo del Adri¨¢tico que ya a los 12 a?os cog¨ªa la bicicleta y se iba de excursi¨®n, solo, siempre solo, a San Marino, a 60 kil¨®metros de su casa? ?De d¨®nde sacar¨¢ esa energ¨ªa inagotable? Un escalador m¨¢s. Un escalador con carisma. Un actor de teatro. "No es eso, no es eso, yo hablo seg¨²n mis estados de ¨¢nimo. Y durante un Tour hay tantos... Simplemente soy sincero. Digo siempre c¨®mo me siento". Y si dice que se siente mal, no miente; si dice que le duelen las piernas, dice la verdad. O cuando dice que subiendo el Galibier no se sent¨ªa fuerte. "Me llevaban las piernas. Iba en trance".
Pantani, personaje de pel¨ªculas de postguerra, de ilusi¨®n te?ida de amargura. Su padre, Fernandino, es fontanero. Sigue el Tour en una roulotte desde el Galibier. Su madre, Tonina, se ha quedado en Cesenatico. Su novia, Christina, es una danesa que trabajaba de go-g¨® girl en un club de Cesena. Ayuda a su suegra en sus dos kioscos de bocadillos ("piadinas", con un pan muy fino y esponjoso). Pantani, amante de la velocidad. Cuando llegue, cuando pase la bienvenida en una ciudad te?ida de amarillo como el maillot amarillo que se juntar¨¢ a la maglia rosa, agarrar¨¢ su Harley Davidson, o su Jaguar gris, y sentir¨¢ la velocidad, el impulso que le gui¨® cuando se congelaba bajando el Galibier. Pantani, siempre cerca de los suyos.
Fuerza de voluntad
El vuelo de Pantani se quebr¨® un d¨ªa de octubre de 1995. Corr¨ªa la Mil¨¢n-Tur¨ªn pocos d¨ªas despu¨¦s de que Indur¨¢in le arrebatara la medalla de plata en el Mundial de Colombia. Bajaba una cuesta a m¨¢s de 70 por hora. Un todoterreno se salt¨® un cruce y se lo llev¨® por delante. Le destroz¨® las piernas. Meses de hospital. Muletas. Rehabilitaci¨®n para aprender de nuevo a andar. Despu¨¦s, Pantani, fuerza de voluntad, bicicleta. El futuro en par¨¦ntesis.Pantani, hombre espect¨¢culo. Disfraces y tatuajes. Disputa una carrera de aficionados de inc¨®gnito, con una peluca de su abuela. Se hace cantante y va al festival de San Remo. Graba la canci¨®n del Giro 96. Siempre Pantani. Rompe con Chiappucci y con los hombres del Carrera que crean un nuevo equipo, el Asics. Le acoge el Mercatone de Luciano Pezzi. ?Qu¨¦ ser¨¢ de Pantani, el valiente? Regresa, a?o y medio despu¨¦s al Giro, y se le cruza un gato. Pantani, al suelo. Retirada tragic¨®mica. Se duda de su voluntad de seguir siendo ciclista. Pero vuelve al Tour. Aroma de Tourmalet y de Alpes. Dos etapas. Resurrecci¨®n definitiva en Alpe d"Huez, Pantani, simb¨®lico. Podio (tercero) en Par¨ªs. Pantani, h¨¦roe.
Pantani, l¨ªder. "Soy el patr¨®n de mis decisiones, no me dejo condicionar, digo lo que pienso sin intereses ocultos". Pantani, apasionado, m¨ªstico. "Me mueve el coraje, pero tambi¨¦n la emoci¨®n de un gesto. M¨¢s que los abrazos de la gente me emborrachan las acciones en bicicleta. En algunos momentos me siento de verdad especial. Ataco, hago el hueco, y me encuentro en una dimensi¨®n irreal. En ese momento puedo superar mi umbral de sufrimiento: y lo bonito es que me gusta. En ese esfuerzo encuentro mi satisfacci¨®n".
Pantani, el hombre que ha salvado el Tour m¨¢s turbulento. Se puede seguir creyendo en el ciclismo, el deporte del pueblo.
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