El turr¨®n en el tiempo
El lobo, que desde hace casi tres siglos acompa?a a la familia turronera Sirvent de Xixona, ha variado notablemente. El cine y el c¨®mic que llegaron de Am¨¦rica hicieron que en 1927 la apariencia de este animal comenzar¨¢ a ser algo m¨¢s simp¨¢tica. Dej¨® de ser un lobo solitario para empezar a vestir y hablar como un ser humano y as¨ª anunciar el turr¨®n de la casa con una mayor acpetaci¨®n del p¨²blico. El tiempo tampoco ha pasado en balde para los m¨¦todos de elaboraci¨®n, empaquetado y venta de las pastillas de turr¨®n que los Sirvent vienen elaborando desde el a?o 1725. La historia de esta familia, una de las m¨¢s antiguas del gremio turronero de Xixona, ha quedado inmortalizada en su museo, que ahora ha vuelto a inaugurarse tras la ampliaci¨®n y reacondicionamiento de sus instalaciones. Hace veinte a?os el presidente de la actual industria que produce los turrones El Lobo y 1880, Juan Antonio Sirvent Arroyo, abri¨® al p¨²blico las puertas de esta galer¨ªa que acumulaba las vivencias del centenario ¨¢rbol geneal¨®gico de los Sirvent. Su idea era atraer turistas hacia el interior mostrando a los visitantes la gesta de su familia: la industria y comercio que han movido m¨¢s de diez generaciones continuas de turroneros, los secretos de sus f¨®rmula y de la conservaci¨®n de sus productos. Ahora la colecci¨®n ha crecido para incorporar las piezas modernas que se han sumado ¨²ltimamente (nuevas etiquetas, envases actualizados, anuncios publicitarios) y alg¨²n instrumental hist¨®rico recientemente recuperado. Una de estas piezas es la "llosa per a trencar", una l¨¢pida redonda de piedra del siglo XVIII que las xixonencas utilizaban para despojar la c¨¢scara de las almendras en el proceso de elaboraci¨®n del turr¨®n. En esta tarea las mujeres se ayudaban con picos o barras de hierro, cuya forma era mucho m¨¢ gruesas por la parte superior. Esos instrumentos serv¨ªan para partir las almendras. Como el sonido de los coches en una ciudad, el ruido que hac¨ªan las muchachas al golpear las almendras sobre la piedra era muy caracter¨ªstico de Xixona. Hoy las m¨¢quinas y la electricidad suplen, de una manera mucho m¨¢s silenciosa, la antigua tarea manual. El museo guarda tambi¨¦n la grandes perolas de cobre sobre hogariles de hierro en las brasas que herv¨ªan los frutos secos y donde adem¨¢s se mezclaban con la miel, el az¨²car y las claras de huevo para convertir la masa en turr¨®n. Las f¨®rmulas y m¨¦todo de elaboraci¨®n no han cambiado mucho para conservar al m¨¢ximo su car¨¢cter artesano. As¨ª los morteros y refinadoras actuales recuerdan mucho a las originales, utilizan el mismo patr¨®n pero incorporan la mecanizaci¨®n. Los moldes antiguos de piedra para figuritas de mazap¨¢n y los de madera para dividir las pastillas de turr¨®n o los quemadores de las porciones de yema tostada se exponen en esta sala junto a la original f¨®rmula de fabricaci¨®n del turr¨®n familiar. El museo remodelado ha doblado su extensi¨®n a 400 metros cuadrados para incorporar al origen de la fabricaci¨®n las ¨²ltimas aportaciones de lamercadotecnia y la publicidad. As¨ª recoge la evoluci¨®n de envases de los diferentes productos su diversificaci¨®n y los "spots" publicitarios desde que los productos de la familia Sirvent empezaran a anunciarse por televisi¨®n. Este aspecto es el que m¨¢s ha evolucionado ya que los turrones en sus or¨ªgenes se vend¨ªan en ferias de poblaciones lim¨ªtrofes. Eran empaquetados cuidadosamente por toda la familia, se vend¨ªan en portales o a la entrada de las caballerizas de una casa principal y se transportaban en el lomo de un animal o en carro. Con el tiempo la venta de turrones se ha extendido a otros territorios y pa¨ªses. A mediados de este siglo, por ejemplo, un autom¨®vil de la marca Rolls Royce, que puede verse hoy en d¨ªa aparcado a pie de la actual f¨¢brica, repart¨ªa m¨¢s c¨®modamente por Madrid los turrones de los Sirvent. Al museo se accede a trav¨¦s de la actual nave en la que se elaboran las marcas El Lobo y 1880. Antes de sumergirse en la visi¨®n de la historia familiar de los turroneros Sirvent, el visitante puede contemplar, en los meses de campa?a, que es extiende de julio a diciembre, el proceso de la moderna elaboraci¨®n, considerablemente industrializada, antes de adentrarse en el pasado, en uan especie de viaje a trav¨¦s del tiempo con el turr¨®n como protagonista.
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