"En Catalu?a se valoran los libros s¨®lo por su calidad y aqu¨ª no"
Por decirlo de alguna forma, Toni Cucarella (X¨¤tiva, 1959), es una especie de jornalero de la literatura. Criado en el Carrer Blanc, como el cantautor Raimon, Llu¨ªs Antoni Navarro (seg¨²n el nombre completo que figura en su DNI), ha alternado durante a?os su trabajo vocacional de escritor con dedicaciones tan variadas como las de collidor, camarero, cartero y, m¨¢s recientemente, agente comercial de una editorial. Eso no le ha impedido publicar media docena de novelas a caballo entre el humor para adultos de Cool Fresc o El Poeta y la literatura juvenil de Els Ponts del Diable, que mereci¨® el premio Samaruc. Recientemente, Cucarella ha obtenido el premio de novela Ciutat de Badalona (compartido con el escritor de Sueca Manuel Baixauli) con la obra L"?ltima paraula, un ejercicio de humor negro que sirve para reflexionar sobre las huellas del franquismo. Pregunta. ?Qu¨¦ significa para usted un premio como el Ciutat de Badalona? Respuesta. Todos los premios son interesantes. Cuando te presentas, lo que aspiras es a que, si ganas, el premio sirva de soporte previo al libro. Aunque la gente critique mucho los premios literarios, es la ¨²nica plataforma que tienen los libros para salir con un poco de fuerza, y m¨¢s si se trata de un certamen con cierto prestigio. Adem¨¢s, existe un juicio previo a la obra, a trav¨¦s de una especie de consejo de notables, y eso hace que los cr¨ªticos vean tu novela con otros ojos. P. De todas formas, usted ya ha publicado novelas sin el soporte de los premios. R. S¨ª, pero te das cuenta de que, digan lo que digan, y pese a lo denostados que est¨¢n los premios, la realidad es que la gente valora muchas veces los libros en funci¨®n de ellos. Es un valor a?adido, no hay vuelta de hoja. Hay que presentarse a premios y, si est¨¢n bien dotados econ¨®micamente, que son pocos, todav¨ªa mejor. Es una manera de que el libro se venda. P. ?C¨®mo definir¨ªa L"¨²ltima paraula? R. Es una novela de humor negro y, de hecho, tiene un inicio macabro. B¨¢sicamente es la historia de un hombre flatoso que no ha disfrutado de los actos sociales (bodas, bautizos y comuniones) que dan los hijos. Golpeado por ese fracaso y convencido de que va a morir, le pide a un amigo m¨¦dico que le firme un certificado de defunci¨®n para poder ver al menos su entierro. Pero el tema principal de la obra es una denuncia que realizaron los dos durante la postguerra contra un hombre al que delataron por rojo. A esa persona la matan y el protagonista de la historia amenaza con revelar a la viuda que fueron ellos los delatores si no le firma el certificado. La novela es tambi¨¦n un conjunto de propuestas literarias. La m¨¢s importante es que la muerte es una especie de narrador omnisciente que lo domina todo y expone los hechos de una manera determinada. Al principio de la obra hay una cita de Pavese que dice que "para cada uno, la muerte tiene una mirada". Con eso se define el sentido de que la muerte explique cosas. L¨®gicamente, me arriesgo a que la muerte tenga una mirada concreta respecto a los hechos, y eso determina tambi¨¦n la historia. P. Le he o¨ªdo decir que el libro se plantea como un homenaje a Vicent Andr¨¦s Estell¨¦s. R. Hay un homenaje a Estell¨¦s, que es un poeta extraordinario, de los que mejor han sabido explicar la muerte desde la poes¨ªa. Pero tambi¨¦n hay un homenaje a Luigi Pirandello. L"?ltima paraula se inspira en una obra suya, El difunto Mattias Pascal, que trata de un muerto en vida. De hecho, el homenaje es tan evidente que los dos personajes principales de mi novela, el m¨¦dico y un propietario rural, se llaman Maties y Pasqual. Finalmente, hay un elemento tambi¨¦n importante, que es una par¨¢bola sobre la historia del franquismo. P. Su novela, aunque de forma tangencial, toca el tema de la guerra civil. ?Quedan tantas cuentas pendientes como para que muchos escritores toquen el tema con tanta recurrencia? R. Sobre todo la gente de mi generaci¨®n, caso de Francesc Bod¨ª o Ximo Espin¨®s, que son dos autores actuales, han trabajado el tema de la guerra civil, como Piera en su momento. Durante el franquismo no tuvimos escritores coet¨¢neos que pudieran hablar del tema, porque la lengua estaba perseguida. El ¨²nico que pudo hacerlo fue Estell¨¦s, a trav¨¦s de sus versos, y Enric Valor, pero a posteriori. Valor habla de su ¨¦poca a partir de los a?os ochenta, pr¨¢cticamente. Y, por tanto, ?qui¨¦n va a hablar de esas historias que nos contaban nuestros padres y abuelos? No se trata tanto de pasar cuentas como de literaturizar una ¨¦poca que, por desgracia, no pudo contar la generaci¨®n que le tocaba. De todas formas, no he intentado hacer una obra que refleje una situaci¨®n o que intente pasar cuentas. La novela es un poco m¨¢s actual porque hace una met¨¢fora de la pervivencia en nuestros d¨ªas del franquismo a trav¨¦s de momentos como la guerra civil, la muerte de Franco, el 23-F y la victoria del PP, que ha resucitado muchos de esos planteamientos. Si la teor¨ªa de la energ¨ªa dice que ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma, la idea es que el franquismo o el fascismo no se destruyen, sino que se transforman y vuelven con mayor o menor virulencia. Es una cuesti¨®n c¨ªclica, y, de hecho, hay teor¨ªas que dicen que el neoliberalismo, la globalizaci¨®n y esta especie de clonaci¨®n cultural a la que nos someten son las nuevas formas de un fascismo evolucionado. P. Su caso indica que es muy dif¨ªcil vivir de la literatura en valenciano. R. Es pr¨¢cticamente imposible, sobre todo porque no hay unas estructuras m¨ªnimas que te permitan, no ya vivir de los derechos de autor, sino de aquellos oficios a?adidos a la literatura como cr¨ªtico literario o columnista. Y adem¨¢s, cuando te planteas vivir de la literatura miras m¨¢s hacia Catalu?a que al Pa¨ªs Valenciano, porque esto es una merienda de negros. Y en Catalu?a no es tan f¨¢cil. Existen estructuras consolidadas pero a los escritores valencianos no nos es sencillo introducirnos all¨ª. P. Se puede pensar que tanto inter¨¦s por la unidad de la lengua no es m¨¢s que un intento de tener m¨¢s mercado para los productos editoriales. R. Hombre, una lengua es un mercado. A cualquier persona que aspire a que su lengua tenga unos m¨ªnimos de normalidad, independientemente de que sea m¨²sico, escritor o bailar¨ªn, lo que le interesa es que exista un mercado claro, ¨²nico, y que no est¨¦ fragmentado. La fragmentaci¨®n es el peor de los secesionismos. Somos un mercado peque?o y s¨®lo falta romperlo m¨¢s. Lo que pasa es que la situaci¨®n civil y cultural en el Pa¨ªs Valenciano es muy an¨®mala. Realmente, donde se ven los libros de autores valencianos con una cierta normalidad es en Catalu?a, y tambi¨¦n en las Islas Baleares, donde la situaci¨®n de la lengua no est¨¢ tan deteriorada. Se valora un libro en funci¨®n exclusivamente de su calidad, pero aqu¨ª no, porque no hay estructuras editoriales que favorezcan la existencia de cr¨ªticos profesionales. Yo aspiro a ser un escritor normal, y me pregunto: ?D¨®nde hay cr¨ªticos y lectores m¨¢s o menos normales? En Catalu?a. Eso es terrible para los escritores valencianos. P. ?El pacto ling¨¹¨ªstico es un paso adelante o deja la cuesti¨®n donde estaba? R. Puede que peor de como estaba. Primera, porque no soluciona nada. Lo que se ha pactado no es materia de pacto. Es como si el hecho de que la tierra gire alrededor del sol fuera motivo de debate para los pol¨ªticos y se decidiera por votaci¨®n. El origen de la lengua debe ser materia exclusiva de fil¨®logos. El ¨²nico pacto que podr¨ªa haberse hecho es el del uso de la lengua, pero si no tenemos clara su naturaleza ?de qu¨¦ vamos a hablar? Una cuesti¨®n b¨¢sica para la supervivencia de la lengua es la realidad social en la que se mueve, y no podemos ir a Europa con una realidad ling¨¹¨ªstica fragmentada porque eso act¨²a en su contra. Los pol¨ªticos valencianos han hecho un pacto rid¨ªculo, y no me duele que eso lo haga la derecha, sino que los partidos progresistas se hayan sumado a la parodia. Por negligencia o ignorancia, han hecho un pacto estramb¨®tico y, lo que es peor, in¨²til. Me da la sensaci¨®n de que para los escritores que nos hemos sacrificado, entre comillas, escribiendo en una lengua an¨®mala, el pacto ling¨¹¨ªstico ser¨¢ negativo porque la disidencia est¨¢ mal vista. En la medida que exista una disidencia a tan gran algarab¨ªa, a alguno le pasar¨¢n cuentas. ?ste es un pa¨ªs que siempre pasa cuentas. P. ?Eso significa que Joan Fuster nunca tendr¨¢ una calle en Valencia? R. Puede que la tenga, pero a costa de que se olviden de qui¨¦n es Joan Fuster. A la clase pol¨ªtica que est¨¢ firmando estos pactos no le interesa una obra como la suya que se est¨¢ convirtiendo en prof¨¦tica: los problemas que explicaba hace veinte a?os siguen ah¨ª porque no var¨ªa la situaci¨®n y nadie los aborda. Si eso estuviera solucionado, nos acordar¨ªamos m¨¢s del Fuster ensayista, intelectual de gran altura, que del Fuster c¨ªvico, nacional. Lo importante no es que le pongan su nombre a un instituto o a cien, sino que se acabe una situaci¨®n an¨®mala y podamos leer su obra con una cierta normalidad y no desde la prevenci¨®n pol¨ªtica m¨¢s absoluta. P. Como nacionalista militante, usted ha sido muy cr¨ªtico siempre con el papel de UPV y ahora del Bloc Nacionalista. R. Si militas en un partido pol¨ªtico, lo que debes hacer es pol¨ªtica y no redefiniciones nacionales a cada momento, porque lo ¨²nico que consigues es que, al final, no sepas ni lo que eres. En pol¨ªtica se debe caminar hacia la obtenci¨®n del poder para cambiar las cosas. En cambio, en el ¨¢mbito nacionalista ha habido siempre una especie de mutaci¨®n camale¨®nica para acercarse a no s¨¦ qu¨¦ electores. Se debe ser pragm¨¢tico, pero no a costa de la p¨¦rdida ideol¨®gica. LA TERRAZA
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