Con permiso del alcalde
Con fecha del 29 de Enero de 1998, el alcalde de Xeresa, Cipri¨¤ Fluix¨¤ Castell¨®, de Uni¨®n Valenciana, firm¨® una autorizaci¨®n para "efectuar almacenamiento de escombros procedentes de obras (...) por un periodo de 30 d¨ªas" en tres parcelas del municipio enclavadas en el coraz¨®n del marjal de La Safor. La persona que solicitaba la autorizaci¨®n de vertidos al alcalde era Cipri¨¤ Fluix¨¤ Castell¨®. Y el propietario de las tres fincas, las identificadas con los n¨²meros 229, 351 y 210 del pol¨ªgono 3, es Cipri¨¤ Fluix¨¤ Castell¨®. Esta autorizaci¨®n demuestra que no s¨®lo el Consistorio de Xeresa conoc¨ªa (puesto que autorizaba) el aterramiento con escombros de uno de los escasos humedales valencianos. Tambi¨¦n implica que el propio alcalde particip¨® (pidiendo licencia y concedi¨¦ndosela a s¨ª mismo) en los hechos que ahora investiga una juez de Gandia: el aterramiento con residuos inertes de las zonas h¨²medas del marjal, un supuesto delito ecol¨®gico denunciado en una querella contra Xeresa por el fiscal de Medio Ambiente Carlos Almela a finales de julio. La de enero no fue la ¨²nica ocasi¨®n en que el alcalde se autoconcedi¨® una autorizaci¨®n para echar escombros en el espacio h¨²medo. Al menos hay otra licencia posterior a su nombre entre el m¨¢s de un centenar de autorizaciones concedidas por Xeresa en los ¨²ltimos cuatro a?os. En muchas de ellas se repite el propietario solicitante y las fincas destinatarias del antiecol¨®gico vertido. Se debe a que los permisos para "almacenar escombros" son temporales. Hasta el a?o pasado, las licencias autorizaban para arrojar residuos duraban tres meses, pero desde enero de 1998 los permisos sirven s¨®lo durante 30 d¨ªas. La iniciativa judicial arranc¨® a ra¨ªz de una denuncia interpuesta a finales de 1996 por el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que detect¨® el relleno de una balsa de agua en Xeresa para transformarla en campo de cultivo. La denuncia lleg¨® al Sevicio Territorial de Valencia de la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas, Urbanismo y Transportes (Coput), que pidi¨® informaci¨®n al ayuntamiento y dio cuenta de los hechos al fiscal de Medio Ambiente. La finca afectada (parcelas 371 y 371b del pol¨ªgono 7) por la denuncia est¨¢ calificada como "suelo no urbanizable protegido marjaler¨ªa B" por las Normas Subsidiarias de Planeamiento Municipal (una modalidad de ordenaci¨®n acometida por el Consell en aquellos municipios que no tienen capacidad para elaborar su propio Plan General). M¨¢s tarde, ya a finales de 1997, un informe t¨¦cnico de Urbanismo basado en una inspecci¨®n ocular en la finca que origin¨® la denuncia aclara al fiscal que el propietario contaba con licencia municipal para hacer los vertidos (escombros, maderas y pl¨¢sticos procedentes de procesos industriales). Una situaci¨®n que motiv¨® la querella del fiscal contra el municipio de Xeresa y por la que el alcalde tendr¨¢ que declarar en los pr¨®ximos d¨ªas ante la juez de Gandia que lleva el caso. Desde los grupos ecologistas y los partidos de la oposici¨®n se ha venido denunciando en los ¨²ltimos a?os la destrucci¨®n de este marjal. Y aunque se intu¨ªa, la posibilidad de que los vertidos estuvieran autorizados s¨®lo era una especulaci¨®n. Los escombros se utilizan para transformar el humedal, un suelo que se inunda peri¨®dicamente seg¨²n ascienda o no el nivel fre¨¢tico (l¨ªmite del suelo embebido en agua) a la superficie. El m¨¦todo: las retroexcavadoras extraen el suelo m¨¢s f¨¦rtil, los oscuros limos, dibujando enormes zanjas en las que r¨¢pidamente aflora el agua. Luego, cientos de camiones rellenan las balsas artificiales con escombros para luego extender en su superficie el suelo fertil. El objetivo: elevar el terreno, dotar al suelo de un sistema de drenaje e impedir que el suelo se inunde. El resultado: el humedal queda transformado en campo agr¨ªcola con la consiguiente p¨¦rdida de h¨¢bitats de uno de los ecosistemas m¨¢s valiosos del Mediterr¨¢neo. El marjal de La Safor est¨¢ incluido en el Cat¨¢logo de Zonas H¨²medas presentado en febrero pasado por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente aunque todav¨ªa no ha sido aprobado por el Consell. Precisamente a ra¨ªz de la presentaci¨®n del cat¨¢logo, seg¨²n Esquerra Unida, se dispar¨® la actividad de aterramiento. Si en 1997 Xeresa concedi¨® una treintena de licencias, en los seis primeros meses de 1998 se ha superado ampliamente esa cifra. Una situaci¨®n que se puede comprobar f¨¢cilmente visitando peri¨®dicamente las balsas de Xeresa.
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