Fiestas de La Blanca
JOSU BILBAO FULLAONDO Con fotograf¨ªas de Alberto Schommer Koch (1897-1981), la Diputaci¨®n Foral de ?lava acaba de publicar el libro La Blanca. Fiestas patronales de Vitoria-Gasteiz. 1940-1975. Esta valiente iniciativa permite realzar el trabajo de quien, desde su galer¨ªa en la capital alavesa, adem¨¢s de gran retratista, supo convertirse en un cronista gr¨¢fico de acontecimientos locales. La publicaci¨®n recoge uno de los muchos aspectos que pueden encontrarse en la amplia obra de este fot¨®grafo, un archivo de m¨¢s de 400.000 im¨¢genes que su familia cedi¨® a los fondos del Departamento de Cultura de la instituci¨®n foral. Alberto Schommer Koch naci¨® en Hagen (Alemania). Con el estallido de la Primera Guerra Mundial dej¨® su pa¨ªs con la intenci¨®n de llegar a Camer¨²n y all¨ª poder estudiar medicina. Circunstancias surgidas del conflicto b¨¦lico hicieron que el viaje terminase en casa de su t¨ªo Willy Koch, afamado fot¨®grafo establecido en San Sebasti¨¢n. Adem¨¢s de asistir a la Escuela de Artes y Oficios ayudaba en el negocio familiar donde aprendi¨® diferentes t¨¦cnicas fotogr¨¢ficas. Algunos a?os m¨¢s tarde, con ¨¢nimo de encontrar un camino propio, se traslad¨® a Zaragoza donde se asoci¨® con otro alem¨¢n llamado D¨¹cker. Esta nueva etapa le sirvi¨® para perfeccionar sus conocimientos y profundizar en formas de iluminaci¨®n que le permitieron especializarse en retratos de estudio, algo muy de moda en la ¨¦poca. Su impulso comercial hizo que ampliasen el negocio y creasen sucursales en Madrid, Bilbao y Vitoria. De esta ¨²ltima se hizo cargo el propio Alberto que no tard¨® en independizarse y en establecerse por su cuenta. Esta ciudad, testigo de su matrimonio en 1925, fue tambi¨¦n el lugar donde centr¨® mayormente su actividad fotogr¨¢fica. Cerca de 250 fotograf¨ªas en blanco y negro, sobre las fiestas de La Blanca, son la base de una publicaci¨®n que se ha visto precedida por una exposici¨®n de 80 ampliaciones en la Casa de Cultura ubicada en el parque de la Florida. All¨ª los visitantes pueden reconocer a parientes, allegados y exclamar ante los retazos del pasado: ?Que pobricos ¨¦ramos entonces! La familiaridad de los hechos y protagonistas que se presentan de manera ordenada sobre las paredes de la sencilla sala de muestras facilita la identificaci¨®n popular. Por su parte, el valor del libro no s¨®lo se encuentra en su la importancia hist¨®rico-documental. Esto es una evidencia que, discutida por algunos, es inapelable desde la aparici¨®n de la fotograf¨ªa. Tambi¨¦n es un acierto el pr¨®logo. Escrito por varios autores, entre ellos el propio hijo del autor, el fot¨®grafo Alberto Schommer Garc¨ªa, son textos que valoran la obra y ayudan a resolver las escasas dudas que puede plantear el relato ic¨®nico. Luego llega el plato fuerte, los resultados obtenidos por la c¨¢mara que durante un periodo de 35 a?os, se ha paseado por distintos escenarios y nos ofrece una narraci¨®n, con saltos en el tiempo, sin perder el hilo conductor de lo que son los siete d¨ªas que dura la conmemoraci¨®n patronal. Todo arranca por el d¨ªa del blusa. No tarda en llegar la suelta de vaquillas, la gente se acerca a las barracas y tiovivos. El desfile de las cuadrillas es a la tarde, saltando, cantando y riendo se dirigen a la becerrada. Las manolas van en coche hasta el festejo, y desde 1967 dejar¨¢n de llevar mantilla y peineta para vestirse de casheras. El d¨ªa 4 de agosto es el del txupinazo, el de la bajada del Celed¨®n. La ca¨ªda de la noche da paso a la Procesi¨®n de los Faroles, la alegr¨ªa sigue por las calles. Al d¨ªa siguiente es el rosario de la Aurora, otro ingrediente religioso que se a?ade al rito pagano de las fiestas. De esta manera, a todo detalle, durante cuatro d¨ªas m¨¢s, sigue el relato festivo que una cascada de fotos muestra con sencillez naif y con la ternura de alguien que hizo suyos los aconteceres de un pueblo que siempre le dio la bienvenida.
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