Un sueldo cosechado entre sudor y lodos
Los jornaleros inician la limpieza del Guadiamar a pesar de la falta de botas, duchas y ¨¢reas de descanso

Levantarse a las seis de la ma?ana y trabajar de sol a sol en una finca es algo muy familiar para muchos vecinos de estos pueblos, que cosechan en el campo los jornales necesarios para ir tirando. Pero la riada de lodos y aguas ¨¢cidas que aneg¨® en abril el cauce del r¨ªo Guadiamar ha cambiado el ritmo habitual del verano. No es que los cultivos de septiembre se hayan adelantado, pero este a?o s¨ª habr¨¢ tajos estos d¨ªas. Un centenar de trabajadores de los diez municipos afectados se dispers¨® ayer a lo largo de 40 kil¨®metros para colaborar en las tareas de limpieza.Brillantes monos amarillos y mascarillas blancas contrastaban con el tono oscuro, casi lunar, del terreno. Pero aqu¨ª acababa el equipamiento cuasi militar de los jornaleros: faltaban palas, guantes, botas y muchas m¨¢s cosas que les prometieron para salvar sus prevenciones ante los efectos nocivos de los metales pesados.
"Ni duchas ni taquillas", subraya una joven de Aznalc¨®llar apostada en un cruce de caminos desde el que trata de guiar, junto a dos compa?eras, el tr¨¢fico de camiones y maquinaria. Aqu¨ª el mono se ha sustituido por un peto, tambi¨¦n de colores brillantes. "Hasta que no haya botas y guantes de nuestra talla nos han encargado del tr¨¢fico", explica Isabel Castro. Aunque para ello, ausentes las se?ales, no contaban con nada m¨¢s que sus gestos voluntariosos pidiendo prudencia a los conductores.
Las mujeres -aproximada-mente la mitad de los trabajadores- fueron las principales damnificadas del caos organizativo del pasado lunes, el d¨ªa se?alado para que los jornaleros iniciaran su trabajo.
Los responsables -la comisi¨®n Junta-Gobierno se ha encargado de la coordinaci¨®n entre empresas y trabajadores- no podr¨¢n argumentar improvisaci¨®n ni falta de tiempo. Su incorporaci¨®n -financiada con los 450 millones de pesetas del Ministerio de Trabajo- estaba planeada para el 1 de junio. En principio iban a ser 800, pero las necesidades de las empresas contratantes -DAP, Egmasa y Tragsa- apenas dar¨¢n trabajo a 500.
"Nosotros nos comprometimos a llevar los equipos a los tajos", explica Cristobal L¨®pez responsable de organizaci¨®n de UGT-Sevilla. Los 120 jornaleros se concentraron a las 7.00 en Aznalc¨¢zar, Aznalc¨®llar y el Vado del Quema. Comisiones Obreras no distribuy¨® el material en uno de los tajos y tuvo que ser suplida por los agentes de UGT. Pero lo peor no fue el retraso -el lunes nadie empez¨® antes de las 10.00-. Las tallas s¨®lo iban del 40 al 43 en calzado y del 48 al 58 en los monos.
"El contrato est¨¢ bien y no nos podemos quejar", indica Isabel Castro en su cruce. Los camiones a pesar de los graves accidentes ocurridos en el ¨²ltimo mes y que han dejado cuatro muertos en la carretera, pasan a toda pastilla levantando una polvareda a su paso. "Pocos nos hacen caso". Algunos frenan, pero es para gritarle algo a las tres mujeres -un piropo subido de tono, quiz¨¢s- que el ruido no deja escuchar.
A unos tres kil¨®metros del cruce de Isabel, en medio de "ning¨²n sitio", una docena de hombres embutidos en sus monos amarillos, ya ennegrecidos, toman el bocadillo entre naranjos, encima de la costra de lodo reseco. "Con el mono ¨¦ste, entra el gorila", bromea uno de ellos. Es mediod¨ªa y la combinaci¨®n de calor y polvo es sofocante.
La llegada de Emilio Terr¨®n, representante de UGT de seguridad laboral provoca un aluvi¨®n de reclamaciones. "No nos han lavado los monos que usamos ayer", indica uno. "No hay sitios apartados d¨®nde comer y las duchas no funcionan", se queja otro. Terr¨®n templa y asegura que los problemas se resolver¨¢n. Por lo pronto, esta ma?ana ya deber¨ªan haber recibido las tallas m¨¢s peque?as.
Bajo el puente de Aznalc¨¢zar otro grupo retoma la tarea: tiran de los tubos de regad¨ªo enterrados entre los naranjos. As¨ª permitir¨¢n a las tra¨ªllas entrar en las fincas sin riesgo de enredarse en las mangueras. Apenas hay palas en los tajos. La misi¨®n de los jornaleros no ser¨¢ la recogida manual de los lodos. Para eso, a pesar de las recomendaciones del CSIC, est¨¢n las m¨¢quinas.
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