Un maestro y un torbellino
Aurora Vargas form¨® el taco. Esta trianera de presencia bien flamenca, cuya sola estampa es ya una invitaci¨®n a la guitarra, convence y seduce desde el primer momento. Suele comenzar por alegr¨ªas, y cant¨® por alegr¨ªas con la autoridad de quien domina absolutamente el g¨¦nero. Aurora Vargas tiene una voz brillante, a la que un ligero velo da mayor flamencura.Pero una cierta melancol¨ªa tambi¨¦n. En el cante por sole¨¢, que hace con profundo sentimiento, aparece la cara m¨¢s dram¨¢tica de esta cantaora que es esencialmente festera. Tambi¨¦n en el taranto, aunque su concepci¨®n del mismo no acaba de encontrar un punto de interpretaci¨®n convincente.
Tampoco esto importa demasiado, cuando Aurora Vargas es, antes que nada, una soberana personificaci¨®n de la fiesta flamenca, de la fiesta gitana. Gitaner¨ªa tiene Aurora Vargas toda la que se quiera. Primero por tangos y despu¨¦s por buler¨ªas -que bail¨® ella misma seg¨²n su costumbre-, la Vargas form¨® un verdadero revuelo de entusiasmo y admiraci¨®n. Es siempre, en estos momentos, una flamencona de casta que desordena a conciencia su cante y su baile, pero que transmite al p¨²blico el fuego en que ella misma parece arder.
38? Festival del Cante de Las Minas
Cante: Ginesa Ortega, Aurora Vargas, Pansequito. Toque: Chicuelo, Ni?o de Pura. Baile: Israel Galv¨¢n. Catedral del Cante, 11 de agosto. La Uni¨®n (Murcia).
Comprensi¨®n
Para hacer esto, que no es desde luego f¨¢cil, Aurora Vargas necesita tener al lado un guitarrista vers¨¢til, que la comprenda perfectamente en el plano art¨ªstico y que se halle en espl¨¦ndidas condiciones f¨ªsicas, puesto que el trabajo le va a suponer siempre un notable esfuerzo. El Ni?o de Pura -quien triunf¨® en el concurso de guitarra de La Uni¨®n hace ya unos cuantos a?os- es el guitarrista ideal para ello. Con una t¨¦cnica asombrosa, rapidez y reflejos, acompa?a a la cantaora con precisi¨®n y acierto. Despu¨¦s, con Pansequito, templ¨® su toque y gan¨® profundidad. Ni?o de Pura es hoy uno de esos guitarristas que se convierten por derecho propio en punto de atenci¨®n ineludible sobre un escenario.Pansequito fue una vez m¨¢s el maestro que canta con la belleza y el conocimiento de quien est¨¢ dando una lecci¨®n. Maestro tambi¨¦n en esa manera suya de ligar los tercios hasta lo imposible, en lo que hoy no tiene rivales. Cantaor con personalidad, voz y matices de cante, deslumbr¨® en todo lo que hizo, pero especialmente en una memorable, y no muy frecuentada, versi¨®n del taranto.
Ginesa Ortega, voz c¨¢lida y de hermoso rajo gitano, canta cada d¨ªa mejor y m¨¢s flamenco, fiel a la ortodoxia pero poniendo tambi¨¦n de su parte interesantes aportaciones. Israel Galv¨¢n, por su parte, ech¨® m¨¢s le?a al fuego de la pol¨¦mica con su baile nov¨ªsimo, poniendo a parte de la audiencia en pie mientras un peque?o sector disent¨ªa: lo normal en un artista de gran clase que trae aire nuevo.
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