Una fiesta renacentista en Hondarribia
La Quincena Musical de San Sebasti¨¢n -el festival m¨¢s antiguo de Espa?a; 59 a?os ya- tiene vocaci¨®n festiva. No es ¨²nicamente fruto de su inclinaci¨®n popular -todas las m¨²sicas al alcance de todos los p¨²blicos- ni siquiera de su particular y muy logrado equilibrio culto. Es m¨¢s bien cuesti¨®n de idiosincrasia.Cada a?o montan un d¨ªa especial. Les basta un punto de apoyo para organizar un tren Rossini con las bandas de los pueblos esperando en las estaciones al son de sus oberturas, o un concierto sobre m¨²sica y brujer¨ªa en las cuevas de Zugarramurdi, o un recital en la plaza de Zestoa con Mar¨ªa Bayo y Carlos ?lvarez (los dos, ahora, buscando otras glorias en Salzburgo). La excusa de este verano ha sido Isabel de Valois, bella durmiente en su d¨ªa, de paso para Bayona en el palacio de Carlos V, actual Parador Nacional de Hondarribia (hoy, como London o Lleida), ligada al cuarto centenario de la muerte de Felipe II. A Iberdrola le pareci¨® de perlas patrocinar una gran fiesta renacentista como eje central de un ciclo de m¨²sica antigua. A la curiosa convocatoria han acudido desde Jan Nuchelmans, director del prestigioso Festival de Utrecht y responsable del Departamento de M¨²sica Antigua del Conservatorio de Par¨ªs, hasta Mari Carmen Palma, directora de los ciclos de m¨²sica antigua de La Caixa de Barcelona.
El acto central fue un concierto de m¨²sica flamenca en la Corte de Espa?a por la Capella Currende de Erik Van Nevel, en una abarrotada iglesia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n y del Manzano. Interpretaron la Missa Philippus Secundus Rex Hispaniae de Philippe Rogier, entre otras obras, magnificadas por la sonoridad del espacio.
Era el acto central, en el que hicieron acto de presencia pol¨ªticos y autoridades, pero la fiesta estaba en la calle: pasacalles con malabaristas, m¨²sicos y grupos de teatro, juegos renacentistas por los catalanes Quixot de 8 en que los mayores recuperaban la infancia, y cuatro espect¨¢culos en paralelo, pasadas las diez de la noche, en bell¨ªsimas plazas (la de Guip¨²zcoa, la del Obispo...) o rincones con los titiriteros de Binefar (Huesca) encantando con la obra ?Matamos al drag¨®n?, el Teatro del Arte madrile?o con c¨®micos simultaneando danza, canciones y animaci¨®n callejera, y otras actividades dispersas como cuentacuentos y un largo etc¨¦tera, con los que los habitantes de Hondarribia y veraneantes disfrutaron de lo lindo con una sonrisa permanente. Nadie dorm¨ªa, como se canta en la ¨®pera Durandot, porque la noche iba de magia teatral y hab¨ªa que engancharse al carro de la fantas¨ªa. Y es que, ?qu¨¦ da m¨¢s sentido a un festival que un viaje sorprendente hacia lo desconocido
Una tradici¨®n
El resto del importante ciclo de m¨²sica antigua de la Quincena Musical de San Sebasti¨¢n -20 conciertos hasta el pr¨®ximo 31 de agosto- tiene algunos de sus momentos m¨¢s destacados en las actuaciones de The Tallis de Peter Philips; Al Ayre Espa?ol, de Eduardo L¨®pez Banzo; Anonymous o The Scholars. En San Sebasti¨¢n, estos ciclos son ya una tradici¨®n. El convento de Santa Teresa los acoge con aut¨¦ntico calor. La guinda en esta edici¨®n ha sido, en cualquier caso, Fuenterrab¨ªa: por su combinaci¨®n de grupos for¨¢neos y locales; por el grado de participaci¨®n popular; por la calidad de los grupos seleccionados y por la originalidad de la iniciativa.
Babelia
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