Bandera blanca
ENRIQUE MOCHALES Nueve d¨ªas tiene la fiesta. Nueve d¨ªas, y la palabra kalimotxo traducida a nueve idiomas: el t¨¦rmino kalimotxo repetido con acentos diferentes. El programa de fiestas para guiris, que no s¨¦ si lo hay, deber¨ªa aclarar cosas como qu¨¦ significa jaia, txozna, sokamuturra, y otros conceptos as¨ª. Los t¨¦rminos m¨¢s tipycal bask del panorama festivo. Casi intraducibles. Si alguien gu¨ªa a un extranjero, que lo lleve por el camino de la fiesta. Si topa con alguna pancarta fuera de lugar, con un s¨ªmbolo de cualquier signo no demasiado evidente para ¨¦l, resultar¨ªa l¨ªcito ser piadosos y decirle que es el s¨ªmbolo de alguna comparsa. Iron¨ªa festiva, que es la que salva. Humor vasco. Si despu¨¦s pregunta qu¨¦ es una comparsa, basta con referir que es un grupo de gente que quiere divertirse, reir, beber, amar, gozar en definitiva, y pasar por encima de los problemas al menos durante nueve d¨ªas. Gente bienhumorada. Eso no es mentir. Probablemente el guiri ya conozca que no todo es diversi¨®n en el Pa¨ªs Vasco. Si el extranjero visitante se interesa por la pol¨ªtica, lo seguro es que cada uno acabe cont¨¢ndole su visi¨®n del panorama. Pero no hay por qu¨¦ agriar demasiado la fiesta. Todo el mundo sabe que, a menudo, en las jaiak, que te¨®ricamente aglutinan a la diversidad del pueblo sin hacer ninguna diferencia, la pol¨ªtica es un invitado no deseado. La regla de oro es divertirse y tener la fiesta en paz. Y si hay que quitar banderas, que s¨®lo quede la de la juerga. Y si hay que impedir la entrada de la Ertzaintza al recinto de fiestas, que la autoridad sea el sentido com¨²n. Aunque parezca obvio que para un sector de festejantes eso ser¨ªa un simb¨®lico triunfo pol¨ªtico y propagand¨ªstico, ?acaso hay que conceder a la pol¨ªtica una omnipresencia tan onerosa como para oscurecer con su sombra las fiestas? Est¨¢ claro que los pol¨ªticos y su pol¨ªtica, al fin y al cabo, nos gobiernan, pero, ?es que es tan grave e irresponsable darle un corte de mangas a todo ello durante unos d¨ªas, sencillamente para tener la fiesta en paz? Alguien podr¨ªa decirme que si prescindo de la pol¨ªtica estoy ciego. Yo le responder¨ªa que si ¨¦l no sabe vivir al margen de la pol¨ªtica durante unos d¨ªas de fiesta es que est¨¢, igualmente, ciego. Que no vislumbra la heterogeneidad del pueblo, amo y se?or de las fiestas. Precisamente lo que ennoblece unas fiestas es que todo el mundo tenga la oportunidad de pasarlo bien. Nada de apartar al feo. Ning¨²n vac¨ªo en torno al extra?o. Durante los carnavales medievales, la gente que se disfrazaba lograba por unos d¨ªas asumir una identidad l¨²dica, falsa en apariencia, pero verdadera en hecho, porque era la identidad an¨®nima de la diversi¨®n colectiva. Lo mismo que no hay nada m¨¢s oportunista que escudarse bajo una m¨¢scara en carnaval para cometer un crimen, no hay nada m¨¢s oportunista que aprovechar la fiesta con fines pol¨ªticos. As¨ª es el inefable arte de la pol¨ªtica, pura oportunidad. Lo recomendable, en todo caso, ser¨ªa que todos nos desembaraz¨¢semos de cierto tipo de m¨¢scara r¨ªgida que, en lugar de favorecer la diversi¨®n, la dificulta, y que parece mucho m¨¢s importante que nuestra humana necesidad de divertirnos y hermanarnos en la juerga, e incluso mucho m¨¢s trascendente que nuestra b¨¢sica condici¨®n humana. Todo esto viene a decir que me importa un pimiento que quiten una bandera, pedazo de trapo, y que la Ertzaintza entre o salga. Ya est¨¢ bien de demostrar qui¨¦n es el m¨¢s fuerte, qui¨¦n el m¨¢s chulo. Yo ya conozco a unos y a otros, y sacar¨¦ mis propias conclusiones acerca de lo que ocurra. As¨ª como el mejor humor es el humor inteligente, la mejor fiesta es la idem. Admiro a los que, como dec¨ªa Oteiza, son "cazadores perifr¨¢sticos" y no se colocan en el centro de la diana. Y creo que la mejor bandera, en este caso, por no decir en todos, es la bandera blanca.
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