Un pobre espect¨¢culo taurino
Se cerr¨® la media naranja mec¨¢nica de la plaza para guarecernos del agua, cay¨® una tromba a continuaci¨®n, se volvi¨® a abrir al poco tiempo. Hicieron ruido las pe?as con sus charangas entre toro y toro, hubo protestas, unos pocos aplausos, se concedieron dos orejas en el ¨²ltimo toro de la tarde. Y m¨¢s cosas sucedieron que no hay porque relatarlas. Pero bravura, emoci¨®n y lidia en condiciones, apenas existi¨®. Un pobre espect¨¢culo taurino nos depar¨® ayer las fiestas de Legan¨¦s. Los toros dieron pocas opciones, pues carecieron de fuerzas en general, y la casta hab¨ªa que buscarla con microscopio. Su presentaci¨®n dej¨® que desear y desarrollaron mansedumbre sin ning¨²n complejo de culpa. Un suspenso muy bajo al conjunto del ganado.
Ruiz / Mora, Luguillano, Liria
Toros de Juan Antonio Ruiz, terciados, desigualmente presentados, c¨®modos, flojos, de poco juego, algunos sospechosos de pitones. Juan Mora: silencio en los dos. David Luguillano: -aviso- y silencio; silencio. Pep¨ªn Liria: silencio y dos orejas, sali¨® a hombros.Plaza de La Cubierta, 17 de agosto. Un cuarto de entrada.
Pep¨ªn Liria en su primero no termin¨® de acoplarse, no le cogi¨® el sitio, la distancia adecuada, y casi todos los muletazos le salieron enganchados. Se pele¨® con el toro, que ten¨ªa una punta de genio, y no termin¨® de haber entendimiento ni dominio.
En su segundo, Liria, ¨²ltimo de la tarde, si que consigui¨® cogerle el aire al toro, tal vez el ¨²nico claramente manejable del festejo. Lo hab¨ªa recibido animoso con el capote, como a su primero, y logrado aplausos de aprobaci¨®n. El toro era flojo, pero ten¨ªa algo dentro, y Liria le dio su distancia, lo templ¨® a media altura, y termin¨® por torearle en redondo y al natural de manera aceptable. Se ayud¨® con circulares y pases cambiados para lucirse ante la galer¨ªa, y despu¨¦s de un pinchazo hondo y de un solitario golpe de descabello, se llev¨® al hotel dos generosas orejas.
Juan Mora en su primero nos dej¨® muy en las puertas de algo notable. Se dobl¨® bien el los preliminares de la faena de muleta: poder y hondura. Luego se estir¨® sobre la mano derecha sin acabar de ligar o sacar el partido apetecible, y al ensayar el natural, el toro dio una espantada camino de chiqueros. Nada m¨¢s se pudo hacer. En su segundo Mora quiso ejercer de curandero, pero el toro no se ten¨ªa en pie, era un inv¨¢lido superlativo. El p¨²blico no par¨® de protestar durante el breve trasteo. En sus dos toros se le fue la mano con la espada al torero extreme?o.
David Luguillano tuvo una tarde mala, por desconfianza y falta de recursos lidiadores. No siempre salen toros para dar muletazos de cartel, suele ser la excepci¨®n, y es menester tener la t¨¦cnica adecuada para cada toro.
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