Rita para rato
MANUEL TALENS Las calles de Valencia suelen dejar una huella indeleble en los turistas que vienen desprevenidos. No s¨®lo apestan a retrete durante el verano (cosa imposible de resolver, debido a la extrema horizontalidad de su superficie), sino que en ellas el tr¨¢fico sigue la ley de la jungla. Menos mal que ahora la oposici¨®n municipal piensa tomar cartas en el asunto, as¨ª que ojal¨¢ nos pille confesados. Dice el edil socialista Rafael Rubio que la gr¨²a causa estragos retirando veh¨ªculos mal aparcados sin que las condiciones mejoren para el peat¨®n habitual, y acusa al Consistorio de practicar una pol¨ªtica arbitraria, ya que dicho servicio -en manos de la compa?¨ªa privada Servicleop- no libera carriles-bus ni pasos-cebra y, cuando lo hace, casi siempre es en las cercan¨ªas de las bases que la gr¨²a tiene en las calles Sueca y Campos de Crespo. Tiene raz¨®n el se?or Rubio, la gesti¨®n administrativa del PP en esta materia es indiscriminada y busca con descaro llenar unos cuantos bolsillos (?a qui¨¦n pertenece Servicleop?), pero eso es una afirmaci¨®n de Perogrullo: la derecha es la derecha y a nadie enga?a. En lo que ata?e a la cosa p¨²blica, la triste realidad es que el PSPV sigue meando fuera de tiesto. Si los socialistas pretendiesen de verdad torpedear el barco de la alcaldesa lanzar¨ªan otro tipo de andanada, no estos inocuos fuegos de salva. Una vez excluido el principio fundacional que buscaba transformar el mundo, el socialismo ha entrado irremisiblemente en la din¨¢mica del circo pol¨ªtico, y ah¨ª el PP le da sopas con onda. Se dir¨ªa que Rubio y sus amigos s¨®lo buscan recuperar el sill¨®n perdido para, ya sentados en ¨¦l, administrar el caos, no cortarlo de ra¨ªz. ?Acaso se les ha ocurrido pensar que la soluci¨®n no est¨¢ tanto en retener a cambio de un rescate los veh¨ªculos mal aparcados cuanto en disuadir a los conductores de aparcarlos mal? Conozco pocas ciudades de Europa -quiz¨¢ s¨®lo N¨¢poles- en donde los automovilistas sean tan poco respetuosos del pr¨®jimo como en Valencia. Insultan al viandante, lo atropellan en los pasos-cebra, abarrotan de coches las aceras y es cosa com¨²n verlos bloquear la calzada durante horas en segunda y en tercera fila. Pero lo peor es el h¨¢bito que tienen de saltarse los sem¨¢foros con absoluta impunidad. Una amiga m¨ªa de un pa¨ªs protestante se qued¨® hace poco horrorizada al ver la desenvoltura con que los valencianos hacen caso omiso del c¨®digo de la circulaci¨®n. Acostumbrada a la disciplina anglosajona en todos los ¨®rdenes de la vida, no llegaba a comprender que, aqu¨ª, sem¨¢foros y se?ales de tr¨¢fico sean s¨®lo un adorno ret¨®rico que nadie obedece. Picado en mi orgullo patrio ante las justas observaciones de la n¨®rdica, me acerqu¨¦ a un conductor que acababa de pasar en rojo el cruce de German¨ªas con Ruzafa y esperaba para girar a la izquierda, hacia Col¨®n. Le hice se?as y baj¨® sonriente el cristal de la ventanilla. "Ha cometido usted un acto incivil", le dije de la manera m¨¢s cort¨¦s posible. Me mir¨® como si yo fuese un loco de atar. El problema del tr¨¢fico en Valencia son los valencianos. Servicleop es la pseudo-medicina derechista y el ¨²nico tratamiento curativo se llama educaci¨®n. Pero el PSPV no se ha enterado, sigue jugando en el terreno del enemigo, as¨ª que tendremos Rita para rato.
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