Grave cogida de El Cordob¨¦s

Quien da lo que tiene no est¨¢ obligado a m¨¢s, y El Cordob¨¦s lo dio todo. Hasta ahora, su toreo no ha sido exquisito, pero es preciso reconocer que ayer goz¨® de las virtudes de la quietud y del temple, adem¨¢s del valor. Tore¨® a la ver¨®nica con muy buenas maneras; el toro tom¨® una vara larga y apunt¨® bien en banderillas, tan bien que El Cordob¨¦s lo esper¨® de rodillas en el centro del ruedo y le instrument¨® seis pases por alto. Despu¨¦s, el toro fue aceptando un toreo parsimonioso y templado en redondo, que se prolong¨® hasta el circular. Precisamente fue en un circular invertido cuando, al cerrarse la res, levant¨® los pies del torero. No obstante Manuel D¨ªaz sigui¨® toreando con el corbat¨ªn de Rivera como torniquete, mientras que la mancha de sangre que regaba la media aumentaba de tama?o. A partir de ah¨ª subi¨® el dramatismo y la vibraci¨®n del p¨²blico, aunque l¨®gicamente el toreo fue m¨¢s superficial. Termin¨® de media estocada. Llo hab¨ªa dado todo.

En el cuarto, Ponce se vio otra vez espoleado y de nuevo respondi¨® con la muleta sabia y dominadora que requer¨ªa una res con picante que ten¨ªa mucho que torear y a la que domin¨® a base de un toreo entregado y valiente. Ponce puso conocimiento, inteligencia, valor, entrega y torer¨ªa. En el primero estuvo t¨¦cnico, profesional y aburrido, mientras que en el sexto acept¨® la pelea. Se faj¨® con ¨¦l y acept¨® las alternativas, aunque por fin gan¨® a los puntos.

Rivera Ord¨®?ez tiene voluntad y valor, pero no tiene sitio. Lo intenta todo, consigue poco y le cuesta mucho. No se puede dudar de sus virtudes, pero tambi¨¦n son claras unas carencias que le deben hacer reflexionar.