Agua
SEGUNDO BRU En principio era el agua, el agua ancestral de donde surgimos. Nuestro cuerpo es, b¨¢sicamente, agua y lo que nos recuerda la ley embriol¨®gica fundamental, al afirmar que la ontogenia recapitula la filogenia, es que las agallas que presenta el feto en alg¨²n momento de su desarrollo no son un simple capricho de la naturaleza sino una clara reminiscencia de nuestro origen acu¨¢tico. En alg¨²n viejo manual de econom¨ªa a¨²n pod¨ªa encontrarse el agua, junto con el aire, como t¨ªpicos ejemplos de bienes libres. No es ya el caso ni volver¨¢ a serlo. Aunque en el origen de la teor¨ªa de la utilidad marginal est¨¢ la paradoja del valor entre agua y diamantes (el agua es m¨¢s ¨²til pero no es escasa), la abundancia de agua es algo relativo, ilusorio, cuando somos decenas de millones los consumidores concentrados en el mes de agosto. El agua, la falta de agua, impuso la moratoria en la construcci¨®n tur¨ªstica dictada sabiamente por el gobierno balear en una medida ins¨®lita para quienes hemos visto a ayuntamientos y Generalitat, ahora y antes, temblar cual hojas de sauce ante el menor soplo de los constructores que debelan nuestras costas y que han empleado tradicionalmente en sus negocios la t¨¢ctica napole¨®nica: que avancen los edificios, el agua y el resto de infraestructuras ya seguir¨¢n. Pero la divina providencia no siempre est¨¢ dispuesta a salir al quite de nuestros desmanes. El modelo de turismo masivo por excelencia, Benidorm, sufri¨®, hace ahora veinte a?os, una feroz embestida de la sequ¨ªa que estuvo a punto de dar al traste con todo el tinglado tan alegre e imprevisoramente construido. El agua tambi¨¦n sigue siendo, hoy por hoy, el mayor problema con que se va enfrentar el futuro parque de Terra M¨ªtica. El agua har¨¢ inolvidable el presente est¨ªo a quienes seducidos por su belleza eligieron Moraria, Teulada o Benitatxell como lugar de descanso, para encontrarse con la terminante prohibici¨®n de utilizar, excepto para usos externos, el caldo bordel¨¦s amoniacado que surge de los grifos en lugar de agua, gracias a una pifia de origen a¨²n no aclarado que los quejicas de los populares, a punto ya de concluir su mandato, se empe?an todav¨ªa en imputar al anterior gobierno socialista. Mientras que en la vecina X¨¤bia, que ciertamente ha conocido ¨¦pocas de aguas peores, mana con frecuencia un l¨ªquido turbio, lechoso, con el que da grima hasta regar las plantas. En el agua hay peces. Por ende, pescadores. Con ellos comparti¨® jornada Aznar aprovechando su estancia castellonense. Preguntado a su regreso por la soluci¨®n que pensaba aportar a los m¨²ltiples problemas que aquejan a estos trabajadores, frunci¨® ante las c¨¢maras el bigote en el amplio y equino despliegue dental que imagina campechana sonrisa, al tiempo que agitaba su manita levantada y emit¨ªa un extra?o sonido, algo as¨ª como "?aaahhh!". Pero al menos este a?o los intr¨¦pidos periodistas no fueron silenciados bajo el imperativo apremio de que no hiciesen preguntas est¨²pidas. ?sto, sin duda, hay que contemplarlo en su verdadera dimensi¨®n de un aut¨¦ntico progreso evolutivo. El agua le sienta bien al veraneante de Les Platgetes: ablanda su natural intemperancia pero le mantiene duro todo lo dem¨¢s.
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