Las Vegas
ADOLF BELTRAN El "experimento Mitterrand" se dio de bruces, a inicios de los a?os ochenta, con una dr¨¢stica realidad. La izquierda francesa descubri¨® en menos de un a?o que era impracticable el "keynesianismo en un solo pa¨ªs" y el m¨¢s ambicioso de los programas socialistas de Europa tuvo que afrontar, en un contexto internacional competitivo e interdependiente, la tarea del reequilibrio econ¨®mico, la reducci¨®n del d¨¦ficit y una reestructuraci¨®n "quir¨²rgica" de la base industrial que la derecha no hab¨ªa sido capaz de emprender durante d¨¦cadas. Cuando los socialistas espa?oles llegaron al poder, poco despu¨¦s, Mitterrand y su programa hab¨ªan sufrido una mutaci¨®n descomunal. Eso les permiti¨® ahorrarse algunos traumas y una pol¨ªtica de modernizaci¨®n de perfiles menos izquierdistas contribuy¨® a que las mayor¨ªas electorales del PSOE fueran m¨¢s duraderas. "Gastamos varios billones en la reconversi¨®n industrial, pero todav¨ªa m¨¢s en el saneamiento de la banca", confesaba el otro d¨ªa uno de esos socialistas valencianos que no renuncian a la autocr¨ªtica, y puntualizaba: "No discuto que fuese necesario, s¨®lo constato que ocurri¨®". El esfuerzo inversor por superar los atrasos en equipamientos educativos, culturales y sanitarios, en derechos sociales, en servicios p¨²blicos e infraestructuras, fue el otro eje de la pol¨ªtica modernizadora de los socialistas, obligados a poner en pie un Estado del bienestar homologable en Europa. Contradiciendo un discurso de victimismo enraizado en la mentalidad aut¨®ctona, se?ala ahora un estudio sobre aquel per¨ªodo que el Pa¨ªs Valenciano fue el tercero en la acumulaci¨®n de inversi¨®n p¨²blica entre 1982 y 1994, despu¨¦s de Andaluc¨ªa y Catalu?a. A la luz de ese dato habr¨ªa que replantear algunas explicaciones de lo que ha sucedido despu¨¦s y revisar las descripciones que sit¨²an siempre a la sociedad valenciana en furgones de cola. Aunque tambi¨¦n habr¨ªa que pensar en el efecto de un modelo de progreso que se desliz¨® vertiginosamente hacia el sector servicios (Mitterrand, en cambio, se resisti¨® orgullosamente a esa tendencia e inyect¨® miles de millones para salvar industrias estrat¨¦gicas porque no quer¨ªa que Francia perdiera su condici¨®n de potencia europea). Lo dec¨ªa gr¨¢ficamente el socialista valenciano en plena evocaci¨®n hist¨®rico-pol¨ªtica: "De alguna manera, Zaplana y Terra M¨ªtica son el resultado l¨®gico de una modernizaci¨®n que apost¨® por el sector terciario, por el ocio, el turismo y los servicios". Si fuese as¨ª, Benidorm ser¨ªa algo m¨¢s que la capital coyuntural del poder valenciano. Como si en Estados Unidos cogiera el tim¨®n la gente de Las Vegas. Har¨ªa bien la izquierda en no ignorar una hip¨®tesis tan descabellada.
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