La asfixia de la libertad de expresi¨®n
En tiempos del Gobierno socialista, la derecha medi¨¢tica sosten¨ªa que en Espa?a hab¨ªa una "dictadura silenciosa". Desde varias emisoras de radio, cadenas de TV y algunos diarios, un grupo de periodistas -que luego hemos sabido coordinaban sus movimientos- explicaban a la audiencia c¨®mo el "felipismo" ten¨ªa subyugados a todos los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n y casi todos los privados. Han pasado unos a?os, gobierna la derecha bajo la admonici¨®n directa de aquellos defensores de las libertades p¨²blicas y la situaci¨®n es exactamente ¨¦sa con la diferencia, nada balad¨ª, de que ahora es verdad lo que entonces era mentira. Que es ahora cuando el poder pol¨ªtico pretende suprimir la libertad de expresi¨®n y establecer una dictadura silenciosa a base de acallar a los discrepantes y no dejar que hablen m¨¢s que los suyos. Que son los que ya lo hac¨ªan antes y por los codos.La coincidencia de antiguos izquierdistas, hoy arrepentidos, con los seguidores de la escuela neoliberal estadounidense en las filas del PP ha abierto los ojos a la derecha espa?ola sobre la necesidad de consolidar su poder mediante la "hegemon¨ªa ideol¨®gica". La doctrina gramsciana completada con la de Althusser, dec¨ªa que, para conseguir la hegemon¨ªa, las ideas socialistas deb¨ªan difundirse tambi¨¦n desde los medios de comunicaci¨®n, que eran parte de lo que los marxistas estructuralistas llamaban los "aparatos ideol¨®gicos del Estado". Pero esta idea, a su vez, daba por supuesta la fe de Milton cuando ¨¦ste afirmaba que la verdad prevalecer¨¢ sobre el error siempre que se puedan contrastar libremente; es decir, daba por supuesta la libertad de expresi¨®n.
La derecha lo entiende de otra manera. Cree que la hegemon¨ªa ideol¨®gica s¨®lo puede conseguirse silenciando a los discrepantes, acallando la cr¨ªtica y controlando totalmente los medios de comunicaci¨®n. Es decir, nada de libre competencia en el mercado (instituci¨®n que, al parecer, es obligatoria para las mercanc¨ªas y anatema para las ideas), sino pr¨¢ctica monopolista, igualaci¨®n de opiniones, discurso monocorde en alabanza del Gobierno, exclusi¨®n del pluralismo y censura. Y eso con el aplauso de todos quienes dec¨ªan defender la libertad de expresi¨®n frente al "felipismo".
Los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n est¨¢n sometidos a los dictados de La Moncloa. Se les ha depurado de todos los profesionales cr¨ªticos o independientes y los ha colonizado una provisi¨®n de incondicionales y de verdaderos comisarios pol¨ªticos; empezando por su director general, que era diputado del PP. El resultado ha sido una RTVE manipuladora y partidista que muchos comparan con la de Franco. La medida del sectarismo y la abyecci¨®n la dan el escamoteo del abrazo real a Gonz¨¢lez el d¨ªa de San Juan y la preproducci¨®n de la fraudulenta foto del mismo en el Supremo. Y de Radio Nacional tampoco puede decirse nada mejor: la prueba son las fulminantes expulsiones de Haro Tecglen y Montserrat Minobis por decir lo que toda Espa?a piensa. No es suficiente. Desde el Gobierno tambi¨¦n se impulsa una plataforma digital que es un desastre como empresa, cosa que no importa porque se paga con el dinero de todos los espa?oles, a trav¨¦s de Telef¨®nica y de TVE y, en cambio, cuenta con un verdadero frente de propaganda pol¨ªtica.
En cuanto a los medios privados, la derecha ha desplegado una actividad fren¨¦tica que ya pod¨ªa haber reservado para solucionar problemas como el de Barajas. Ha agredido a unos, amenazado a otros, comprado a los de m¨¢s ac¨¢ y chantajeado a los de m¨¢s all¨¢, en procura de ese objetivo de controlar todos los medios, acabar con la libertad de expresi¨®n y destruir el pluralismo.
La agresi¨®n m¨¢s violenta fue la perpetrada contra la empresa de este diario, a cuyos dos m¨¢ximos responsables se pretend¨ªa encarcelar. A estas alturas, nadie ignora que detr¨¢s de la s¨®rdida operaci¨®n iniciada por Campmany y secundada, seg¨²n parece, por G¨®mez de Lia?o, estaba el Gobierno. No lo consigui¨®. Pero no se olvide que esa agresi¨®n fue s¨®lo la culminaci¨®n judicial de una serie de agresiones parciales previas por v¨ªa de legislaci¨®n antieuropea y presuntamente inconstitucional (con el apoyo de IU) y de medidas reglamentarias arbitrarias. Es decir, la derecha volver¨¢ a intentarlo porque est¨¢ convencida de que, mientras sobreviva Prisa, no estar¨¢ segura en el poder. Igual que Anguita est¨¢ convencido de que tampoco habr¨¢ sorpasso. Debe recordarse as¨ª mismo que esta agresi¨®n fue secundada con tanto fervor desde El Mundo que muchos creyeron (o simularon creer) que se trataba de una guerra "entre dos medios" y no de un ataque del Gobierno contra una empresa de comunicaci¨®n con la ayuda de otra de la competencia que pretend¨ªa conseguir as¨ª dos objetivos: acabar con la tarea iniciada unos a?os antes y deshacerse de un competidor en el mercado por un procedimiento innoble.
El de la compra se ha utilizado con Antena 3TV. Cuando Prisa compr¨® Antena 3Radio, sus comentaristas, que emigraron a la COPE, hablaron de "antenicidio", censura, mordaza y otras lindezas, sosteniendo que la compra se hab¨ªa hecho a instancias del Gobierno socialista. De nada sirvi¨® que ¨¦ste aclarara que se trataba de una operaci¨®n inter privatos con la que ¨¦l nada ten¨ªa que ver. La compra/ invasi¨®n de Antena 3TV por Telef¨®nica no ha suscitado un solo comentario, a pesar de que al presidente de Telef¨®nica lo nombr¨® directamente Aznar, cosa que no hab¨ªa hecho, ni pod¨ªa hacer, Felipe Gonz¨¢lez con Polanco. El resultado salta a la vista: depuraci¨®n de independientes, desembarco de incondicionales de la derecha, con un comisario pol¨ªtico al frente (aunque ahora se trate de una comisaria) proveniente de El Mundo y con S¨¢ez de Buruaga dispuesto a poner los informativos de la cadena a la altura de los de TV1.
Hostigamiento es la t¨¢ctica que est¨¢ aplic¨¢ndose, seg¨²n parece, a Tele 5. Es pronto todav¨ªa para saber en qu¨¦ puede acabar la instrucci¨®n iniciada por Garz¨®n; pero las fianzas impuestas a los directivos de la empresa son tan exorbitantes que merece atenci¨®n la queja expresada por aqu¨¦lla de que, en realidad, se quiere hacerle pagar su independencia.
En cuanto a las grandes cadenas de radio, el Gobierno ha descartado el primitivo proyecto de crear una propia a partir de la Cadena Ib¨¦rica porque har¨ªa una competencia peligrosa a la COPE. Los obispos ya se hab¨ªan dado cuenta de la importancia de las ondas para la agitaci¨®n pol¨ªtica. La pregunta de si predicar la discordia, enciza?ar e injuriar es compatible con el mensaje cristiano forma parte de las preocupaciones celestiales, sobre las que los obispos tienen derecho de pernada. La COPE es la cadena org¨¢nica de la derecha, tanto que Telef¨®nica puede comprarla, a sugerencia de los periodistas del r¨¦gimen. En cuanto a las otras dos privadas, la SER y Onda Cero, el Gobierno intenta someterlas utilizando diversos medios. El ¨²ltimo consiste en jugar con la concesi¨®n de m¨¢s de 300 frecuencias. El ejemplo de lo que ha sucedido en Galicia es un adelanto: nada a la SER, casi todo a la COPE y migajas a quienes se someten, como Onda Cero. ?sta ha girado manifiestamente a la derecha.
En la prensa, la situaci¨®n es casi de los ¨²ltimos de Filipinas. El Grupo Voz, que compr¨® Diario 16 se ha plegado a las exigencias del Gobierno, como Onda Cero y, con intervenci¨®n directa de La Moncloa, ha excluido a los colaboradores cr¨ªticos, dejando s¨®lo a los complacientes y partidarios de esta forma de proceder. El Grupo Correo, que edita El Correo y el Grupo Z, responsable de El Peri¨®dico de Catalunya sobreviven en desaf¨ªo de las iras de un Gobierno que no tolera prensa independiente pero que todav¨ªa no ha tenido tiempo de ocuparse de ellos porque ha estado muy concentrado en tratar de hundir EL PA?S. Lo que este Gobierno quiere son diarios como Abc y El Mundo, a los que cabe ahora aplicar el calificativo que uno de ellos utilizaba para ¨¦ste y llamarlos Bolet¨ªn Oficial del Estado uno y dos. El Abc, ya se sabe, es el ¨®rgano de prensa de la derecha cl¨¢sica mientras que El Mundo es una f¨®rmula nueva, el peri¨®dico de la "pinza". Todo en ¨¦l busca apoyar al PP y destruir al PSOE y la novedad reside en que la tarea recae sobre gentes de una sedicente izquierda. No es necesario dejar constancia del juicio moral que merecen unos izquierdistas al servicio consciente de la derecha.
La libertad de expresi¨®n es un derecho fundamental; quiz¨¢ el m¨¢s fundamental de todos pues, sin ¨¦l, no hay libertad ni democracia. Los medios de comunicaci¨®n son los cauces muy sensibles a trav¨¦s de los que se ejerce ese derecho. Lo que este Gobierno hace es suprimir la libertad de expresi¨®n a base de controlar todos los medios de comunicaci¨®n. ?sa y la de tolerar la desintegraci¨®n del Estado con tal de seguir en La Moncloa son sus dos l¨ªneas pol¨ªticas b¨¢sicas.
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