A la sombra del castillo ¨¢rabe Una docena de ermitas se distribuyen por los alrededores de la villa
Ayora se defendi¨® desde su fortaleza contra las tropas borb¨®nicas en el siglo XVIII y luego contra los franceses invasores en el XIX. Del antiguo castillo medieval permanecen en pie la torre del homenaje y una monumental puerta del siglo XVI. Es la primera se?a de identidad que esta poblaci¨®n, capital comarcal del Valle de Cofrentes-Ayora, ofrece al visitante. Pero en el interior de su trama urbana, con antigua juder¨ªa incluida, esconde un templo renacentista, su m¨¢s importante pieza monumental, que durante largos a?os se hab¨ªa hecho pasar por g¨®tico o todo lo m¨¢s por neocl¨¢sico. Para llegar a Ayora desde Valencia, la capital provincial, hay que llegar por la nacional III hasta Requena. Desde esta ciudad en direcci¨®n sur por la carretera nacional 330 se pasa por todas las poblaciones del valle hasta llegar a Ayora, la ¨²ltima antes de entrar en tierras de Albacete. Cerrando el valle, en la margen izquierda del r¨ªo Reconque, creci¨® la villa a la sombra del castillo levantado por los ¨¢rabes. Defendido por una muralla de m¨¢s de un kil¨®metro, mantiene la portada del Palacio de la Marquesa de Zenete, testimonio de un personaje inolvidable de la villa que di¨® nombre a su calle principal. A los pies del castillo la iglesia de Santa Mar¨ªa la Mayor constituye un edificio g¨®tico de marcado inter¨¦s art¨ªstico. Sin embargo el monumento principal de la poblaci¨®n es la iglesia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n, con una fachada de estilo herreriano y unas b¨®vedas renacentistas que hasta una reciente restauraci¨®n del templo permanecieron ocultas por su cubierta neocl¨¢sica. Los maestros que levantaron el templo tuvieron como libro de cabecera el tratado del arquitecto italiano Sebasti¨¢n Serlio escrito en 1520, en el que se indican las pautas para construir un edificio fiel al gusto de la ¨¦poca. En su interior conserva varias tablas del renacentista Ya?ez de la Almedina y una pintura de Vicente L¨®pez dedicada al ¨¢ngel tutelar de Ayora, en cuyo honor se celebra una animada romer¨ªa el segundo lunes de enero. A la salida de Ayora hacia Almansa una cruz cubierta indica la llegada a uno de los lugares entra?ables de los habitantes del valle. La ermita de San Ant¨®n, con su caracter¨ªstica espada?a que re¨²ne a todos en las fechas se?aladas, es un ejemplo apreciable de arquitectura popular. Sus blanqueados muros reforzados por contrafuertes dan solidez a una construcci¨®n que encierra tambi¨¦n la casa de la ermita?a. En enero, para Sant Antoni, la ermita se abre de par en par y recibe el calor de la gran hoguera que se enciende ante sus puertas. Los exvotos de cerditos de cera atados con cintas de colores testimonian los favores del santo concedidos a los romeros. Esta es una de las doce ermitas que se sit¨²an por los alrededores del pueblo. Desde su ermitorio, la Virgen del Rosario, patrona de Ayora, divisa el conjunto de la poblaci¨®n. Cuando escasea el agua y peligra la cosecha, los vecinos bajan a la patrona en procesi¨®n y le piden con rogativas remedio a la sequ¨ªa. Recientemente restaurado, el ermitorio es un templo cuidado y limpio, adornado con varias estatuas de santos y v¨ªrgenes, bien iluminado. Debi¨® construirse en el siglo XVIII. El paraje que le rodea constituye un aut¨¦ntico parque natural.
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