El COI y las drogas: conflicto de intereses
Las consecuencias del reciente alboroto ocasionado por la noticia de que el beisbolista Marc McGwire usaba esteroides anabolizantes tiene poco que ver con McGwire y todo que ver con el futuro de los Juegos Ol¨ªmpicos. Alguna vez en el pr¨®ximo siglo, al Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) le gustar¨ªa que los mejores jugadores de las Ligas de b¨¦isbol compitan en los Juegos de acuerdo con la sucesi¨®n de Dream Teams enviados por la NBA y la NHL en los ¨²ltimos a?os. Aqu¨ª est¨¢ el problema: ?c¨®mo alguien como McGwire, el mejor esta temporada, sobrevivir¨ªa a los controles de drogas de los Juegos? McGwire ni ha violado las reglas del b¨¦isbol ni las leyes americanas por tomar androstenedine, una droga para mejorar la musculatura. La Liga de b¨¦isbol no controla a sus jugadores por esta droga, ni por anabolizantes m¨¢s potentes ni por otros productos que mejoran el rendimiento.El COI s¨ª realiza tales controles. Su oposici¨®n a tales drogas forma parte de su moral y de su ¨¦tica desde la fundaci¨®n del movimiento ol¨ªmpico. El COI tendr¨¢ que hacer algo acerca de estos criterios fundacionales alg¨²n d¨ªa, y no va a ser una decisi¨®n f¨¢cil. En la ¨²ltima d¨¦cada, los Juegos se han convertido en un sensacional show televisivo. La mayor fuente de ingresos de los Juegos es la televisi¨®n americana NBC, y sus principales patrocinadores son fundamentalmente empresas americanas.
Cuando el COI invit¨® a las estrellas de la NBA para competir en Barcelona en 1992, se present¨® como una apertura de fronteras. El COI afirm¨® que deseaba involucrar en los Juegos a los mejores talentos sin considerar aspectos comerciales. Pero la verdad es que los Juegos necesitaban a los jugadores de la NBA para los ¨ªndices de audiencia. El COI solicitaba muchos millones por los derechos y necesitaba a los mejores para el show.
Los Juegos se han metido en un callej¨®n sin salida. Si deciden seguir una l¨ªnea dura en su pol¨ªtica contra las drogas, probablemente no podr¨¢n con la NBA, que no hace controles a sus jugadores por anabolizantes.
Entendamos que este tratamiento de las drogas es ¨²nico en Am¨¦rica. Virtualmente, casi todos los deportes fuera de Am¨¦rica est¨¢n dirigidos por federaciones que apoyan, aparentemente, las pol¨ªticas contra el dopaje. Estas federaciones no est¨¢n de acuerdo en que exista una ¨²nica lista de sustancias prohibidas, pero al menos hacen cuesti¨®n de la lucha contra el dopaje. En la mayor¨ªa de los deportes m¨¢s populares en Am¨¦rica esa batalla no es una cuesti¨®n.
Si se pregunta a los espectadores americanos si tales drogas deber¨ªan ser eliminadas completamente, supongo que la mayor¨ªa de ellos se expresar¨ªan en t¨¦rminos ambivalentes. Que no se permita a los j¨®venes atletas de las High School e incluso de College estar cerca de una jeringuilla de la devastadora hormona de crecimiento, podr¨ªan decir. Pero si los jugadores de la NFL , los beisbolistas o los de la NBA quieren usar esas drogas, dej¨¦mosles. Es su decisi¨®n.
Lo que es evidente, es el sentimiento de que esas drogas conducen a una mejor competici¨®n. Los atletas alargan la vida de sus f¨ªsicos, son m¨¢s poderosos en su velocidad y en su fuerza. La audiencia no quiere un regreso a los d¨ªas de los sprinters delgados o delanteros que pesen menos de 136 kilos. El consenso en Am¨¦rica es que los atletas son artistas. Ellos no deben parecer normales. Deben parecer superhombres.
Bendigamos al COI por mantener las drogas en su lista. Las drogas son venenosas y no mejoran la calidad de vida sino que la amenazan.
Pero entiendan, tambi¨¦n, que la posici¨®n p¨²blica del COI de reprimir el uso de dichas drogas est¨¢ condenada al fracaso. Como espect¨¢culo de televisi¨®n, todo intento de abolir las herramientas para mejorar el espect¨¢culo es un intento que no est¨¢ en los intereses comerciales de los Juegos.
La gente que negocia los derechos de televisi¨®n y de patrocinio por millones de d¨®lares es la misma gente que vigila los controles de las drogas, controles que caso de dar positivo pueden lesionar su capacidad para negociar tales millones. Alg¨²n d¨ªa podr¨ªan decidir renunciar a los controles. Y podr¨ªan encontrarse con que nadie realmente les censure por ello.
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