Voluntariosos

Los novilleros estuvieron voluntariosos. Es decir, ni fu ni fa. Voluntad es lo menos que puede exhibir quien tiene la osad¨ªa de anunciarse en un cartel de toros. La voluntad en los toreros, como el valor en los soldados, se les supone, por lo que no es un gran m¨¦rito.Voluntarioso es, adem¨¢s, un adjetivo gastado y vac¨ªo, que se suele utilizar cuando no queda nada que decir; un eufemismo para no molestar a quienes en su actitud displicente llevan la penitencia.

Voluntarioso es estar sin decir nada, sin dejar huella ni recuerdo, querer y no poder, un paso fugaz hacia el olvido. Voluntariosos est¨¢n hoy la mayor¨ªa de los toreros. Y los que empiezan aprenden con rapidez los defectos, lo que viene a demostrar sus propias carencias. Un novillero puede ser bueno o malo, pero nunca puede estar s¨®lo voluntarioso; y menos en una plaza como Sevilla. As¨ª, su propia voluntad es su tumba profesional, que ellos dise?an a placer. Voluntariosos estuvieron los tres novilleros que actuaron en la Maestranza; con condiciones muy diferentes los tres han pasado ya a los anales de una ef¨ªmera historia que, a buen seguro, poco les reportar¨¢ en el futuro.

Mart¨ªn Antequera, por ejemplo, es un novillero maduro, con maneras artistas y te¨®rica capacidad para el triunfo. Torea bien, tiene t¨¦cnica y seguridad en su quehacer, pero en todo momento le falt¨® confianza, relajaci¨®n y amor propio. Estuvo s¨®lo voluntarioso. A sus dos novillos los tore¨® con gusto a la ver¨®nica, ganando terreno en cada lance, y vibr¨® la plaza con unos buenos derechazos a su primero, el ¨²nico noble y con recorrido. Ah¨ª qued¨® todo. En lugar de ligar las tandas y ajustarse en cada pase, prefiri¨® el pico y la muleta retrasada, y lo que parec¨ªa que pod¨ªa ser una faena qued¨® en faenita. ?so es lo que les ocurre a los voluntariosos. El cuarto era a¨²n manso, muy soso, y el novillero demostr¨®, una vez m¨¢s, voluntad.

Voluntarioso, tambi¨¦n, Jos¨¦ Luis Osuna, m¨¢s joven e inexperto que su compa?ero. No tuvo oponentes modernos; es decir, bondadosos y bobalicones. Por el contrario, su lote fue dif¨ªcil y violento, con defectos m¨¢s acusados a medida que avanzaba la lidia. Seg¨²n la tauromaquia actual, salv¨® con dignidad la papeleta, porque lo intent¨®, aunque era evidente que sus toros no permit¨ªan florituras. Aun as¨ª, consigui¨® estimables ver¨®nicas ante su primero, pero ¨¦sa es poca exigencia para quien aspira tan alto. Rafael Cuesta, muy poco placeado, pas¨® un mal rato ante el dif¨ªcil tercero, y recibi¨® con unas ajustadas ver¨®nicas al sexto, un toro cuajado de 512 kilos. Hizo un meritorio esfuerzo, y se libr¨® de milagro de que le echaran el novillo al corral.