"Las mujeres son el futuro de ?frica"
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Gra?a Machel, ex primera dama de Mozambique, pide a los pa¨ªses acreedores que cancelen una deuda externa "impagable". Proclama que "las mujeres y su lucha por la paz son el futuro de ?frica". A sus 52 a?os, pone pasi¨®n en las causas que defiende, como el renacer de ?frica, gracias a sus mujeres, de la que es un exponente la Fundaci¨®n para el Desarrollo de la Infancia, que cre¨® en Mozambique y por la que obtuvo, junto a otras seis luchadoras de todo el mundo el premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n, que recoger¨¢ este oto?o en Oviedo. Ayer inaugur¨® en Maputo, la capital mozambique?a, una cumbre internacional en favor del alivio de la deuda externa, que estrangula a pa¨ªses como el suyo. Escuch¨¢ndola de cerca no resulta dif¨ªcil saber qu¨¦ vio en ella Nelson Mandela, el presidente surafricano, con quien contrajo matrimonio recientemente y de quien habla con devoci¨®n y ternura, pero con la grabadora apagada.La que fuera primera dama del Mozambique socialista hasta que su marido, el hist¨®rico dirigente africano Samora Machel muriera en un accidente a¨¦reo bajo sospecha, ocup¨® la cartera de Educaci¨®n de su pa¨ªs. El a?o pasado supervis¨® un duro informe de la ONU titulado El impacto de los conflictos armados en los ni?os.
Pregunta. ?Qui¨¦n es Gra?a Machel?
Respuesta. Es hija de campesinos pobres y un ejemplo de millones de ni?as que nacieron y crecieron en aquella ¨¦poca, pero que tuvo oportunidades diferentes al resto de las ni?as de su aldea. No soy mucho m¨¢s que eso.
P. Pero Gra?a Machel tiene un renombre grande en el mundo a causa de la vida que le toc¨® vivir.
R. Creo que la Gra?a Machel que es conocida internacionalmente est¨¢ muy asociada a las causas que abrac¨¦ y que me apasionan. Tambi¨¦n tal vez porque me he implicado en causas que tocan mucho los corazones de la gente. Por eso dicen Gra?a Machel, pero son los ni?os y las mujeres de los que hablo, y son los problemas de educaci¨®n en mi pa¨ªs, y en toda ?frica, en los pa¨ªses en desarrollo, de c¨®mo luchamos contra la pobreza, lo que dan un nombre y hacen que se hable de Gra?a, pero no soy yo.
P. Despu¨¦s de casi seis a?os de paz, ?c¨®mo ve Mozambique?
R. Mozambique tiene ahora dos caras. La cara f¨ªsica de que ya podemos circular de norte a sur, estamos reconstruyendo las escuelas, las carreteras, los centros de salud, el campo ya est¨¢ dando comida otra vez y ya est¨¢ entrando un poco de inversi¨®n exterior que permite impulsar algunos sectores de la industria. ?se es un Mozambique que desde el punto de vista de la reconstrucci¨®n f¨ªsica ofrece grandes motivos de confianza en el futuro. Pero el coste social es muy grande. Hay sin embargo otro Mozambique que no se percibe a primera vista. Los mozambique?os ya no son tan alegres como eran antes de la guerra, perdieron mucho de aquel entusiasmo y de aquella generosidad que ten¨ªan. La guerra nos marc¨® y vamos a necesitar mucho tiempo para dejar atr¨¢s esa herida.
P. ?No ser¨¢ que est¨¢ siendo demasiado alto el precio que Mozambique est¨¢ pagando por entrar en el capitalismo?
R. Es cierto. Nosotros sufrimos por una parte el impacto de la guerra y por otra el reajuste econ¨®mico que ha provocado ¨ªndices de desempleo alarmantes. Cuando habl¨¢bamos de pobreza nos refer¨ªamos a la pobreza rural pero hoy hay una creciente pobreza urbana. El desempleo ha aumentado much¨ªsimo a causa de la privatizaci¨®n y el cierre de muchas empresas. Nuestra fundaci¨®n y otras muchas instituciones intentan paliar el impacto de estas medidas sobre las familias. Pero tambi¨¦n queremos influir en las decisiones pol¨ªtica, para que las leyes no nos caigan encima sin que podamos hacer nada. Por eso hemos comenzado a exigir, porque tenemos derecho a saber y a intervenir en lo que decide nuestro Gobierno y los acuerdos que toma con instituciones como el Fondo Monetario Internacional.
P. ?Qu¨¦ papel juega la mujer en Mozambique?
R. La mujer mozambique?a es el pilar de la poca estabilidad social que tenemos. M¨¢s de un 24% de las unidades familiares est¨¢n encabezadas por mujeres, que al ganar el pan para los hijos y de educarles y sacar su casa adelante ayudan a que el pa¨ªs no se desmorone. Hay ya muchas mujeres integradas en todo tipo de organizaciones culturales, educativas, sanitarias y hasta peque?as empresas. La mujer est¨¢ adoptando un papel cada vez m¨¢s visible. No se puede decir lo mismo del Gobierno, donde tenemos pocas mujeres, pero s¨ª en el Parlamento.Somos de los pa¨ªses africanos con un mayor ¨ªndice de diputadas.
P. ?Piensa que ese hecho puede representar una verdadera esperanza para ?frica?
R. Estamos trabajando en eso, dando voz a millones de mujeres invisibles que permiten que seamos lo que somos. Hay un movimiento en ?frica para promocionar a las mujeres y sus organizaciones, para tener un papel m¨¢s activo y hablar m¨¢s alto, incluso en cuanto a los problemas de la paz: imponer la paz, imponer a los hombres la resoluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos. En este mes de septiembre vamos a celebrar una reuni¨®n con mujeres de Burundi y de otros pa¨ªses africanos para intentar imponer la paz all¨ª. En otros casos, como en Sierra Leona, las mujeres ayudaron de forma extraordinaria a impulsar la paz. Creemos que las mujeres son el futuro de nuestro continente.
P. Su fundaci¨®n est¨¢ tratando de influir para que se le perdone la deuda a pa¨ªses como Mozambique, tan endeudados que no pueden salir del subdesarrollo. ?Qu¨¦ deber¨ªa hacer Occidente con la deuda?
R. Mi mensaje para los pa¨ªses acreedores es que tienen que cancelar esta deuda, que es impagable. Por mucho que nos lo propusi¨¦ramos jam¨¢s podr¨ªamos liquidar esa deuda. Nuestro Gobierno debe dedicar ese dinero hacia sectores sociales, como salud, educaci¨®n y desarrollo en general.
P. ?Es la deuda el mayor freno para el desarrollo de Mozambique?
R. Por supuesto. Nosotros no tenemos recursos, por eso es muy poco lo que se est¨¢ haciendo en cuanto a la reconstrucci¨®n nacional. Mientras exista la deuda, estamos estructuralmente condenados, ya que significa desviar durante d¨¦cadas un dinero vital para educaci¨®n y desarrollo, y eso mientras sufrimos uno de los ¨ªndices m¨¢s altos del mundo de mortalidad infantil . Casi dos tercios de la poblaci¨®n no tienen acceso a agua potable.
P. Parece que ?frica se est¨¢ quedando al margen de la globalizaci¨®n.
R. Bueno, lo que parece es que unos son los globalizadores y otros los que est¨¢n siendo globalizados. Nosotros tenemos aqu¨ª en ?frica valores que ofrecer y que humanizan las relaciones entre las personas, algo que Europa perdi¨® hace mucho tiempo y que necesita reinventar. Por ejemplo, la solidaridad familiar, porque si una cosa existe entre los africanos es el apoyo mutuo, la familia alargada, que muchas veces incluye hasta los vecinos. Esos valores existen, sobre todo en el campo, y es lo que ayud¨® a que los cerca de 250.000 ni?os que se quedaron hu¨¦rfanos durante la guerra no se quedaran en la calle, ya que muchos fueron acogidos en el seno de familias alargadas.
P. En una ?frica violenta, sacudida por guerras que parece que vuelven una y otra vez, Mozambique tiene el aspecto de un pa¨ªs en paz y decidido a seguir en paz, ?por qu¨¦?
R. ?Sabe? Puedo resultar un poco tendenciosa por lo que voy a decir, pero la verdad, si investigamos, nosotros nunca le hicimos la guerra a nadie. Nosotros reaccionamos a guerras provocadas por otros. La guerra colonial no fuimos nosotros los que la hicimos. El colonialismo portugu¨¦s fue el que se neg¨® de forma terminante a negociar con nosotros como otros colonialismos hab¨ªan hecho en el continente, y nos oblig¨® a un conflicto violento. Tras la independencia, la guerra que se desat¨® en este pa¨ªs -a pesar de que en los ¨²ltimos a?os se habl¨® mucho de guerra civil- no fue nunca una guerra entre mozambique?os. Aquella guerra fue desatada contra Mozambique, primero por los rodesianos, despu¨¦s por los surafricanos. Claro que en la ¨²ltima fase se vieron implicados mozambique?os en la lucha, pero siempre manejados desde fuera. No es por casualidad que nuestra guerra terminara en cuanto se desmont¨® el apartheid en Sur¨¢frica.
P. Hace poco se cas¨® con Nelson Mandela. ?No le resulta curioso que dos figuras muy importantes de dos pa¨ªses que estuvieron envueltos en una terrible guerra est¨¦n hoy casadas?
R. Nunca pens¨¦ en esos t¨¦rminos, porque esa boda nunca fue celebrada como un matrimonio entre Mozambique y Sur¨¢frica, eso qued¨® muy claro: ¨¦ste es un casamiento como cualquier otro, de dos personas, no tiene nada que ver con los pa¨ªses ni con el pasado de los pa¨ªses.
P. Pero no deja de ser curioso.
R. No es curioso, es una coincidencia. Es diferente, es una coincidencia. No hay nada de curioso aqu¨ª. Porque nosotros no estamos juntos con el background de lo que cada uno pudo haber representado. Nada.
P. ?Qu¨¦ fue lo que le enamor¨® de Nelson Mandela?
R. Es un secreto.
No lo revela, pero s¨ª cuenta que Nelson Mandela, despu¨¦s del tiempo que pas¨®, primero en la clandestinidad y luego en prisi¨®n, alejado de la gente, es alguien que disfruta de verdad con la convivencia con los otros, con cada ser humano en concreto, con su propio nombre, famoso o an¨®nimo. Y cuando mira a alguien, le mira a los ojos; y cuando da la mano, la da, de verdad, a cada uno. Como ella hace.
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