Lengua viva
VICENT FRANCH I FERRER "Por entonces acudieron al rey dos prostitutas; se presentaron ante ¨¦l y una de ellas dijo: "Majestad, esta mujer y yo viv¨ªamos en la misma casa; yo di a luz estando ella en casa. Y tres d¨ªas despu¨¦s tambi¨¦n esta mujer dio a luz. Est¨¢bamos juntas en casa, no hab¨ªa nadie de fuera con nosotras, s¨®lo nosotras dos. Una noche muri¨® el hijo de esta mujer, porque ella se recost¨® sobre ¨¦l; se levant¨® de noche y, mientras tu servidora dorm¨ªa, cogi¨® a mi hijo de junto a m¨ª y lo acost¨® junto a ella, y a su hijo muerto lo puso junto a m¨ª. Yo me incorpor¨¦ por la ma?ana para dar el pecho a mi ni?o, y resulta que estaba muerto; me fij¨¦ bien y vi que no era el ni?o que yo hab¨ªa dado a luz". Pero la otra mujer replic¨®: "No. Mi hijo es el que est¨¢ vivo, el tuyo es el muerto". Y as¨ª discut¨ªan ante el rey. Entonces habl¨® el rey: "Esta dice: Mi hijo es ¨¦ste, el que est¨¢ vivo; el tuyo es el muerto. Y esta otra dice: No, tu hijo es el muerto, el m¨ªo es el que est¨¢ vivo". Y orden¨®: "Dadme una espada". Le presentaron una espada, y dijo: "Partid en dos al ni?o vivo; dadle una mitad a una y otra mitad a la otra". Entonces a la madre del ni?o vivo se le conmovieron las entra?as por su hijo y suplic¨®: "?Majestad, dadle a ella el ni?o vivo, no lo mat¨¦is!".Mientras que la otra dec¨ªa: "Ni para t¨ª ni para m¨ª. Que lo dividan". Entonces el rey sentenci¨®: "Dadle a ¨¦sa el ni?o vivo, no lo mat¨¦is. ?Esa es su madre!". Todo Israel se enter¨® de la sentencia que hab¨ªa pronunciado el rey, y respetaron al rey, viendo que pose¨ªa una sabidur¨ªa sobrehumana para administrar justicia". Cuando transcribo este paradigm¨¢tico relato del Primer Libro de los Reyes planea en las p¨¢ginas de la prensa un halo de incertidumbre ante los dos actos iniciales de la normalidad que presagiaba el acuerdo del Consell Valenci¨¤ de Cultura sobre la lengua propia de los valencianos: la aprobaci¨®n en las Cortes Valencianas de la ley que crea la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua y la provisi¨®n de una lista consensuada de los 21 miembros que la han de componer. Expectantes ante el parto de la normalidad (despu¨¦s, ¨¦sta depender¨¢ de la calidad y lealtad con que se le cuide), el valor del juicio salom¨®nico es un buen alimento para la necesaria reflexi¨®n a que conducen las malas noticias que recibimos. Cuando del ¨¢mbito de la pol¨ªtica se deriv¨® hacia el de la cultura una respuesta de autoridad sobre la lengua, el compromiso adquirido implicaba dar forma jur¨ªdica y cobertura t¨¦cnica al dictamen; ahora, en el trance de dise?ar el futuro con la ley en la mano, las dudas pueden resultar tr¨¢gicas y las indecisiones, fatales. M¨¢s all¨¢ de los l¨®gicos forcejeos que se dan cita en el ¨²ltimo momento, que, en todo caso, debieron producirse en esa relativa intimidad que los grandes retos precisan, la desaforada exhibici¨®n de inconsistencias delata inmadurez e improvisaci¨®n en los actores del drama. Alguien deber¨ªa apelar al s¨ªndrome de la madre con el hijo muerto para hacer comprender al conjunto de nuestros diputados que para que el ni?o vivo sobreviva la madre del ni?o muerto deber¨ªa ahorrarse el rid¨ªculo ante Salom¨®n y el bochorno ante el pueblo de usuarios leales de la lengua viva.
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