Amazonia, miseria y gloria
Vivienda del gran ge¨®grafo Aziz Nacib Ab'saber, S?o Paulo, 7 de junio de 1998. El profesor me tiende unas fotograf¨ªas de sat¨¦lite... y una lupa. La Amazonia tiene mala cara. Le est¨¢n saliendo unas grietas horribles. Son las calvas a lo largo de las orillas de carreteras y caminos, una deflagraci¨®n en melena fractal infectando una selva milenaria. Son, por citar una sola causa, los peque?os colonos comi¨¦ndose la selva a raz¨®n de entre tres y cinco hect¨¢reas por familia y a?o. El primer a?o queman, plantan y comen. Pero el segundo a?o vuelven a quemar. El empobrecimiento de suelo ni siquiera llega a plantearse. Es m¨¢s f¨¢cil seguir quemando selva virgen que despejar el terreno de las rabiosas malas hierbas y de las plagas de insectos que siguen a un primer cultivo. ?C¨®mo hacerlo sin herramientas ni conocimiento? Los que s¨®lo tienen las manos son muchos... y cada d¨ªa llegan m¨¢s desde todos los puntos del pa¨ªs... Pero Ab"saber llega ilusionado de un remoto pueblecito de Acre llamado Tocantins: saben cultivar dentro del bosque.Hacienda Treviso, al sur de Santarem y al este del Tapaj¨®s, Estado de Par¨¢, Brasil, 2 de julio de 1998. Antonio Abelardo Leite, contratado en 1988 por la sociedad de accionistas para gestionar las 17.000 hect¨¢reas de la explotaci¨®n maderera, explica su m¨¦todo: 1. Se divide el territorio en parcelas de 100 hect¨¢reas y se hace un inventario del 100% de los ¨¢rboles con m¨¢s de 25 cent¨ªmetros de di¨¢metro, especificando la especie (hoy hay 33 consideradas nobles) y posici¨®n. 2. Se traza un plan que define dos cosas: a) qu¨¦ piezas concretas (una o dos por hect¨¢rea) se van a talar, y b) qu¨¦ otros ¨¢rboles, altos, pero a¨²n delgados, ser¨¢n de inter¨¦s en el futuro. Nunca se corta un ¨¢rbol de cuya especie no queden otros representantes en la misma parcela. 3. Una motosierra de tecnolog¨ªa especial llega al punto exacto por el camino menos agresivo, por largo y sinuoso que ¨¦ste sea (y no en l¨ªnea recta llev¨¢ndoselo todo por delante). El excedente org¨¢nico se deja sobre el terreno para que se recicle. Antes de abandonar la parcela, se desbroza ligeramente en torno de los ¨¢rboles marcados para la extracci¨®n siguiente. As¨ª, con menor competencia inmediata, los ¨¢rboles adolescentes engordar¨¢n en beneficio de la segunda extracci¨®n... ?un cuarto de siglo m¨¢s tarde! Nadie volver¨¢ a entrar en la parcela hasta ese d¨ªa.
Las 23 familias de Treviso obtienen all¨ª mismo el 100% de la energ¨ªa el¨¦ctrica y el 80% de sus alimentos. Hay una escuela, una iglesia de color rosa y una estaci¨®n de radio operativa en horario laboral. Hace diez a?os que m¨¢s de tres mil familias viven de los 60.000 metros c¨²bicos anuales de madera, 600 de ellas directamente. Una familia sostenida por cada cinco hect¨¢reas de bosque sostenido... m¨¢s los beneficios, asimismo sostenidos, de la empresa. Desde el sat¨¦lite, la selva maderera no se distingue de la virgen y, seg¨²n unos estudios recientes, su diversidad es incluso mayor (!). Nada, salvo violar las cifras m¨¢gicas, impedir¨¢ que todo siga as¨ª. En 1995 se reunieron all¨ª cient¨ªficos y pol¨ªticos para estudiar el fen¨®meno. En 1998, una comisi¨®n de organismos internacionales reconoce el m¨¦rito, mientras el IBAMA cierra el 85% del resto de las madereras vecinas. Este ¨²ltimo, responsable del medio ambiente en Brasil, lanza el proyecto Flora: manejar 700.000 hect¨¢reas de la misma regi¨®n con una filosof¨ªa similar.
Entre la miseria y el principio de la gloria s¨®lo hay un poco de investigaci¨®n... y conocimiento. Tocantins y Treviso son dos min¨²sculos datos para una gran teor¨ªa: la especie humana como una especie m¨¢s. Y si en alg¨²n lugar resulta que es una menos, pues mejor.
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