G¨¹nter Grass baja a la arena para animar la unidad alemana
El escritor de izquierdas hace campa?a por su cuenta en el Este para acabar con "la mediocridad paralizante"
De espaldas al retablo del altar y con una botella de vino tinto a su lado, el escritor alem¨¢n G¨¹nter Grass concluy¨® una campa?a de dise?o propio a favor de la coalici¨®n entre los socialdem¨®cratas (SPD) y Los Verdes el pasado viernes por la noche en la iglesia de Santo Tom¨¢s de Erfurt, la capital del land de Turingia (en el territorio de la ex RDA). El templo se llen¨® a rebosar, como pocas veces lo hace desde que cay¨® el Muro y las iglesias evang¨¦licas dejaron de ser lugares donde compartir las esperanzas de cambio pol¨ªtico. Un millar de personas acudieron a Erfurt para escuchar el mensaje cr¨ªtico y personal de Grass en pro de una reanimaci¨®n de aquel lema de la unidad alemana -"somos el pueblo"-, que se qued¨® estancado en la "mediocridad paralizante" de la ¨¦poca de Helmut Kohl."Las elecciones se deciden en el Este, como en 1990 y 1994", y si la izquierda perdi¨® aquellas oportunidades para el cambio, no debe perder ahora la que le brinda el 27 de septiembre. Grass explic¨® que esta es la idea que le ha hecho dejar de lado moment¨¢neamente su ¨²ltimo manuscrito inacabado y a viajar por las ciudades del Este: de Schwerin a Weimar y de all¨ª, a Jena y, finalmente, a Erfurt. No es la primera vez que Grass, que se defini¨® a s¨ª mismo como "gato viejo", hace campa?a electoral por la izquierda. En 1961, ya lo hizo en favor del alcalde de Berl¨ªn Occidental, Willy Brandt, que aspiraba a ser canciller de la RFA. Y volvi¨® a hacerlo posteriormente, siempre por la izquierda, en los a?os ochenta y en las ¨²ltimas elecciones, donde ya defend¨ªa la coalici¨®n rojiverde, como ahora, es decir, que los votantes repartan sus votos entre los dos partidos y den el primero (el voto directo) al SPD y el segundo (el voto de lista) a Los Verdes.
Grass, que pronto cumplir¨¢ 71 a?os, se inserta en un espacio socialdem¨®crata, pero se distanci¨® del partido despu¨¦s de que ¨¦ste diera su consentimiento - desde la oposici¨®n en el Bundestag- para restringir el derecho de asilo en Alemania. Grass dijo haber acudido al Este "sin una utop¨ªa en el equipaje", pero rico en experiencia para detectar las muchas mentiras que, seg¨²n ¨¦l, ha difundido Helmut Kohl. Este dirigente tiene la cualidad de "mentir creyendo sus propias mentiras".
El escritor, que no es c¨®modo ni para la coalici¨®n gubernamental dem¨®cratacristiana-liberal ni para los socialdem¨®cratas, formul¨® tres exigencias de fondo para el nuevo canciller de Alemania:
1.- La convocatoria de una Asamblea Constituyente y la redacci¨®n de una Ley Fundamental que deber¨ªa ser aprobada en plebiscito, de acuerdo con el art¨ªculo 146 de la Constituci¨®n alemana, que dar¨ªa cohesi¨®n y legitimar¨ªa al Estado reunificado alem¨¢n. La nueva Constituci¨®n deber¨ªa reformular el derecho de ciudadan¨ªa, reforzar el federalismo, establecer competencias federales en el campo de la cultura, sin lesionar la autoridad de los estados federados, y "elevar el derecho al trabajo a la categor¨ªa de principio fundamental".
2.-Una reforma democratizadora del Ej¨¦rcito y la anulaci¨®n de los contratos de armamento (incluido la fabricaci¨®n del Eurocaza), que fueron firmados por el ministro de Defensa, el democristiano Volker R¨¹he, poco antes del fin de la actual legislatura. La reforma deber¨ªa renunciar a la exaltaci¨®n de las virtudes prusianas y las virtudes combativas de la Wehrmacht y concentrarse en las tradiciones de resistencia al nacionalsocialismo desde el mismo ej¨¦rcito -exaltando los ejemplos de quienes se negaron a cumplir ¨®rdenes delictivas- con el fin de eliminar el caldo de cultivo para los neonazis alemanes en la Bundeswehr.
3.-Una nueva pol¨ªtica de asilo que haga de Alemania un pa¨ªs abierto a los extranjeros. Sin los m¨¢s de tres millones de inmigrantes que llegaron a la parte occidental del pa¨ªs no hubiera sido posible el milagro econ¨®mico, dijo Grass, seg¨²n el cual "tambi¨¦n en el futuro nuestro pa¨ªs depender¨¢ de las personas y los impulsos que vienen de fuera y que ya ahora nos ayudan a ampliar nuestro concepto tradicionalmente estrecho de naci¨®n". Para el escritor, el Estado reunificado alem¨¢n no tiene suficiente legitimidad, y las fuerzas pol¨ªticas que gobiernan en Alemania hacen como si la RDA nunca hubiera existido, "como si hubiera sido un fantasma" y como si la Rep¨²blica Federal Alemana que exist¨ªa antes de 1990 hubiera perdido el car¨¢cter provisional que le daba su Constituci¨®n y se hubiera limitado a ampliar un poco su territorio gracias a la anexi¨®n de la RDA. La acci¨®n del marco alem¨¢n, que ha actuado como un suced¨¢neo del proceso de integraci¨®n pol¨ªtica entre las dos Alemanias, no consigue ocultar el hecho de que "vivimos en un vac¨ªo estatal", donde los d¨¦biles son los perdedores y la corrupci¨®n y el fraude fiscal son pr¨¢cticas sociales generalizadas.
Para Grass, hasta ahora no ha existido un canciller de la unidad alemana, porque la unidad se ha dado sobre el papel. "Al pr¨®ximo canciller federal se le juzgar¨¢ por su capacidad de llenar el vac¨ªo actual, es decir, de consolidar la federaci¨®n de Estados alemanes sobre la base de una Constituci¨®n confirmada por el pueblo y de dar simult¨¢neamente validez al contrato social repetidamente quebrantado entre las capas de la poblaci¨®n".
De lo que se trata, seg¨²n el escritor, es de "poner de nuevo en movimiento el proceso de la unidad alemana", esta vez, sin embargo, con una atenci¨®n m¨¢s ecu¨¢nime a las biograf¨ªas del Este y del Oeste. Si el pr¨®ximo canciller no asume esta labor, "arrastraremos el conflicto interno alem¨¢n como una tarea inacabada al pr¨®ximo siglo y seremos una carga para Europa".
La discusi¨®n sobre el art¨ªculo 146 de la Constituci¨®n alemana, que prev¨¦ un plebiscito constitucional, se sald¨® formalmente en marzo de 1990 cuando el primer Parlamento popular libremente elegido de la ex RDA, vot¨® por mayor¨ªa a favor de la reunificaci¨®n sobre la base de la Ley Fundamental de la RFA.
Grass se opone a toda costa a una gran coalici¨®n, seg¨²n explic¨® el viernes, junto a una jarra de cerveza, en un caf¨¦ de Erfurt. "El mundo no se hundir¨¢", se?al¨® Grass, pero la reforma s¨®lo puede ser impulsada con nuevas fuerzas. La apuesta de Grass por el binomio rojo-verde se traduce en lo personal en una apuesta por un tr¨ªo pol¨ªtico, al que parece considerar especialmente creativo: el candidato Gerhard Schr?der, el jefe del SPD, Oskar Lafontaine, y el pol¨ªtico Verde Joschka Fisher.
Grass dijo tener intenci¨®n de mandar a Schr?der el texto del discurso que ha pronunciado en su gira por el Este y se?al¨® que el candidato se est¨¢ poniendo r¨¢pidamente a la altura de las tareas que pretende asumir y es consciente de que sin su partido no puede hacer nada. El SPD y Los Verdes se complementan bien, seg¨²n Grass.
En cuanto al PDS, el partido de los ex comunistas de la RDA, tendr¨¢n que recorrer "un largo camino" para demostrar que realmente representan un socialismo democr¨¢tico. El PDS hubiera tenido que renunciar a la herencia comunista, lo que le hubiera hecho perder propiedades, pero les hubiera permitido m¨¢s sinceridad y m¨¢s coherencia interna, dijo el escritor, que es uno de los firmantes de la Declaraci¨®n de Erfurt, un manifiesto amplio a favor del cambio en Alemania, que fue firmado por personalidades de muy distinto signo pol¨ªtico sin excluir al PDS. "La Declaraci¨®n de Erfurt es todav¨ªa v¨¢lida y continuar¨¢ si¨¦ndolo despu¨¦s s de las elecciones", se?al¨®.
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