De la trinchera al campo abierto
Frente a quienes le reprochaban su ch¨¢chara -"hoy es un mal d¨ªa, pero septiembre llegar¨¢ pronto", fue su despedida en el Mundial-98- o ante los que le recriminaban su bistur¨ª verbal -"a alguno le arranco la cabeza", amenaz¨® el verano pasado-, Javier Clemente siempre encontr¨® defensa en la pizarra. Ten¨ªa una aura de t¨¦cnico pillo, gran dise?ador de partidos, buen estratega. Hoy, sin embargo, los resultados le han abandonado y ha quedado a merced de la cr¨ªtica. Objetivamente, el seleccionador s¨®lo tiene raz¨®n en una cosa: cualquier equipo es hoy un adversario d¨ªficil para las selecciones que compitieron en Francia-98, desgastadas, con los futbolistas fatigados, fuera de forma, en inferioridad f¨ªsica ante rivales m¨¢s frescos. Las derrotas de Inglaterra en Suecia (2-1) y de Croacia en Irlanda (2-0), as¨ª como los empates de Francia en Islandia (1-1) y de Dinamarca en Bielorrusia (0-0), o los problemas de Alemania en Malta (1-2) expresan las secuelas del pasado Mundial.No supo resolver Espa?a por la v¨ªa r¨¢pida un partido de riesgo, como hizo, por ejemplo, Italia en Gales. Le fallaron las individualidades, muy acomodadas, gustosas de ceder el protagonismo al seleccionador. No le asiste ninguna otra raz¨®n a Clemente. Indagar en cualquier otro asunto compromete al seleccionador.
El dibujo que pint¨® del partido ante Chipre result¨® tan contraproducente como el del deb¨² en la Copa del Mundo ante Nigeria. Un d¨ªa err¨® por defecto y el otro por exceso. Igual le pillan en la trinchera que le abaten a campo abierto. Ha perdido el t¨¦cnico el pulso, su capacidad para diagn¨®sticar las disfunciones del rival, y el gusto por la contra.
La contienda del s¨¢bado result¨® sorprendente tanto por el resultado como por la manera en que se traicion¨® el t¨¦cnico, m¨¢s permeable a la cr¨ªtica en la cancha que en la sala de prensa.
Clemente ha pasado en seis a?os de alinear a cinco defensas a poner cinco delanteros y, como t¨¦rmino medio, ha dejado la alineaci¨®n llamada del doble pivote en la medular. Del equipo del gafas, aquel que empataba siempre a cero, se ha pasado a otro vulnerable, cuyos resultados negativos han provocado la sensaci¨®n generalizada de que el seleccionador no s¨®lo no sabe explotar el gran capital futbolistico del que ahora dispone sino que lo malgasta. A mejores futbolistas, peores resultados.
La selecci¨®n no ha dado el salto de calidad esperado con la incorporaci¨®n de los campeones ol¨ªmpicos en Barcelona-92. Lejos de crecer parece haber encojido, y en este proceso el seleccionador tiene su responsabilidad.
No estuvo nada l¨²cido el pasado s¨¢bado. Ni acert¨® con el equipo ni corrigi¨® sobre la marcha. Partiendo de una defensa de cuatro, dej¨® a Hierro como ¨²nico medio, puso a dos enlaces o medias puntas (Ra¨²l y Alfonso) y a dos extremos (Etxeberria y Luis Enrique, y remat¨® la alineaci¨®n con un ariete (Morientes). M¨¢s que taparse la cabeza o los pies, jug¨® sin manta.
El equipo espa?ol fue pillado en inferioridad num¨¦rica en defensa y se atasc¨® ofrensivamente, obligado a jugar siempre en ataque est¨¢tico. No hubo ni un s¨®lo centrocampista en el campo, pues Hierro fue siempre un central y no un medio centro, y la selecci¨®n no tuvo ni control de juego, ni lectura de partido, ni ritmo. A falta de pegamento, los delanteros y los defensas no se encontraron nunca, as¨ª que se ech¨® en falta combinaci¨®n y elaboraci¨®n en el juego, ante un rival muy bien plantado y engordado en la l¨ªnea de medios, sabedor adem¨¢s que Espa?a jam¨¢s tendr¨ªa salida de pelota desde atr¨¢s por la ausencia de un libre. El aprovechamiento que los chipriotas hicieron de los rechaces explica su mejor posicionamiento..
La selecci¨®n se desangr¨® desde el inicio, a partir del flanco izquierdo, y Clemente no supo parar la hemorragia. No tiene elseleccionador a quien consultar en casos de apuro, pues est¨¢ rodeado de t¨¦cnicos que simplemente asienten, y tampoco cuenta con futbolistas con capacidad para decidir en la cancha. El grupo es, en este sentido, un buen cobijo para un colectivo que echa en falta futbolistas con la personalidad de Guardiola.
Faltos de autocr¨ªtica y deseosos de mantener el estado del bienestar, federativos y jugadores se remiten a Clemente, uno de los 14 seleccionadores que resisten a la criba del Mundial, donde 18 t¨¦cnicos sobre 32 dejaron su cargo, alguno de ellos simplemente por pedagogia.
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