Alberto Sordi cree que su ¨²nico m¨¦rito como actor consiste en imitar a la gente
El festival homenajea al c¨®mico italiano, que dirige y protagoniza "Encuentros prohibidos"
En plena forma pese a los 78 a?os que ha cumplido, con el pelo sospechosamente oscuro e intacto y la tez bronceada, Alberto Sordi se present¨® ayer en la Mostra de Venecia con su ¨²ltima pel¨ªcula bajo el brazo, Encuentros prohibidos, que se estrena fuera de concurso. El filme del gran c¨®mico italiano, que ya recibi¨® el Le¨®n de Oro a la carrera, ha sido bien acogido por la cr¨ªtica del festival, que hoy le tributa un homenaje especial. Con tono modesto, Sordi precisa que todo su m¨¦rito de actor se basa en la observaci¨®n de la vida. "Mi ¨²nico virtuosismo ha consistido en imitar a la gente", dice.
Sordi ha dado vida a cientos de personajes. Un verdadero muestrario de italianos de todas las categor¨ªas -aunque hayan abundado m¨¢s los caraduras y los oportunistas- figura en esta largu¨ªsima galer¨ªa de retratos de una sociedad en plena evoluci¨®n y desarrollo que ha inmortalizado con gesto preciso el actor. "Yo no aprend¨ª a actuar en ninguna escuela, no soy un actor acad¨¦mico, me he dejado llevar por la afici¨®n, y los personajes que he interpretado proceden de mi propia experiencia de la vida", explica Sordi. Nacido en Roma en 1920, Alberto Sordi empez¨® a trabajar como comparsa en una compa?¨ªa de teatro y haciendo doblajes de pel¨ªculas. Suya es la voz en italiano del c¨®mico Oliver Hardy. A principios de los a?os cincuenta Federico Fellini le reclam¨® para interpretar dos filmes seguidos, Il Sceicco bianco (1952) y la gran I vitelloni (1953), que como ayer reconoci¨® el director de la Mostra, Felice Laudadio, result¨® un fiasco cuando se estren¨® en el festival. Pero la fama de Sordi -genial int¨¦rprete de Todos a casa o La gran guerra-no cesaba de crecer. "La ¨¦poca del neorrealismo me proporcion¨® la oportunidad de llevar a la pantalla a la gente corriente, y el p¨²blico respondi¨® admirablemente a este tipo de pel¨ªculas que han configurado lo que se conoce como la comedia italiana. La m¨ªa era una visi¨®n cruda de las cosas, pero con un profundo toque ir¨®nico".Sordi, que se confiesa cat¨®lico y muy conservador, es un tipo agradable y algo misterioso que no se ha casado nunca y al que no se le conocen tampoco grandes amores. "Soy completamente partidario del matrimonio y se lo recomiendo continuamente a mis amigos", se?ala, para despu¨¦s a?adir: "A m¨ª, con el tipo de trabajo que tengo, no me conviene". A juicio del actor, el matrimonio debe responder a un motivo preciso. "Tiene un sentido cuando un hombre encuentra a una mujer que puede ser su complemento perfecto, o cuando una persona est¨¢ sola en la vida y no tiene posibilidad de encontrar otras amistades. Pero en mi caso claramente carece de sentido. No me he casado porque conozco mi naturaleza infiel".
En Encuentros prohibidos, una pel¨ªcula discreta en la que brilla el genio c¨®mico del actor en un par de secuencias, Sordi interpreta el papel de un anciano rico, un ingeniero jubilado que goza de la estima social y que es objeto adem¨¢s del inter¨¦s de Valeria Marini (Federica), una explosiva rubia que cautiva a los italianos. "He querido representar en cierto modo", explica la actriz, "un tipo de mujer joven, bella, que existe en nuestra sociedad de hoy, que encuentra en los hombres viejos una solidez, quiz¨¢s el recuerdo del padre". Sin embargo, m¨¢s que representar a un tipo de mujer, el personaje de Federica parece responder a una necesidad meramente comercial del filme.
Sordi defiende en su pel¨ªcula (que tambi¨¦n ha dirigido) la moral social establecida y el principio de la sensatez frente a la locura de los sentimientos y los deseos. Armando Andreoli, el personaje de Encuentros prohibidos, defiende a capa y espada su matrimonio de 40 a?os frente a la tentaci¨®n de Valeria Marini (Federica), pero no lo hace s¨®lo por un sentido moral, sino por desconfianza. "El ingeniere teme que la joven persiga s¨®lo su dinero, y en ese sentido encarna las preocupaciones de un cierto tipo de anciano". Sordi est¨¢ decidido a explorar esta cantera de personajes hasta el final, sin renunciar a los matices c¨®micos. "He ido avanzando en mi carrera a trav¨¦s de mis personajes", dice el actor. "A mi edad, con medio siglo de experiencia detr¨¢s de las c¨¢maras y m¨¢s de cien pel¨ªculas a la espalda, hubiera sido hasta razonable retirarme. Hubiera podido sentirme satisfecho, creo. Sin embargo, en un momento dado me di cuenta de que hab¨ªa hecho todos los personajes posibles, pero no hab¨ªa sido nunca un viejo. Ahora que hay m¨¢s ancianos que j¨®venes en nuestra sociedad, me plante¨¦: ?por que no explorar este amplio campo de personajes?". El p¨²blico tiene ahora la palabra.
Babelia
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