La fortaleza

Ante la avalancha de inmigrantes de este verano, el flanco sur de Europa ha decidido reforzar sus murallas. La invasi¨®n de los norteafricanos, que no dudan en arriesgar sus vidas por alcanzar el sue?o de una existencia mejor, est¨¢ obligando a los Estados europeos a impermeabilizar sus fronteras para impedir su entrada.Para los despose¨ªdos habr¨¢ a partir de ahora a las puertas de su para¨ªso un cartel que diga "completo", y estos n¨¢ufragos de la modernidad (que no saben de Internet, ni de tarjetas de cr¨¦dito y tel¨¦fonos m¨®viles) no dispondr¨¢n ya ni de isla en la que naufragar y malvivir de las migajas que quiera dejar caer la gran sociedad. Su destino m¨¢s probable es el de perecer ahogados o ser expulsados a la nada de la que vinieron.

En Europa, en Espa?a, impedimos la inmigraci¨®n, nos resistimos al 0,7%, nos negamos a condonar o aliviar el peso de la deuda externa de estos pa¨ªses, boicoteamos cualquier intento de aplicar regulaciones comerciales a nivel mundial que beneficien a otros que no sean los ya ricos y, con tal de hacer negocio, cerramos los ojos ante la corrupci¨®n y quiebra de los derechos humanos en muchos pa¨ªses del Sur.

Con este panorama, no causa extra?eza que los n¨¢ufragos superen ampliamente en n¨²mero a los habitantes de tierra firme, y que los informes de los organismos internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, adviertan que la brecha se agranda, que los ricos

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son cada vez m¨¢s ricos y los pobres m¨¢s pobres, incluso entre los propios ciudadanos del Norte. Pero no importa. Tenemos la soluci¨®n para el problema. Ante las mayores oleadas invasoras que se avecinan estaremos preparados. Construiremos alambradas m¨¢s sofisticadas y murallas m¨¢s altas.- .