La deriva
DE PASADACada noche vuelve a aparecerse ese gran bloque de hielo: tan grande como una isla, viaja a la deriva, lento y amenazante. Ha crecido durante millones de a?os guardando en su piel de fuego transparente la historia de los seres vivos, y ahora se descose de su continente. Lo v¨ª de madrugada en Tele 5. Un mi¨¦rcoles de titulares (ingreso en prisi¨®n de Vera y Barrionuevo, cese acordado del pelirrojo castizo, desplome de la bolsa, inundaciones en Chiapas, miseria rusa y miseria americana, terremotos en Jap¨®n, Celia podr¨¢ seguir siendo alcaldesa, el M¨¢laga sigue adelante en la copa, vuelta al cole en El Corte Ingl¨¦s) donde costaba conciliar el sue?o. La Ant¨¢rtida se rompe por culpa de las emisiones de di¨®xido de carbono, la combusti¨®n del petr¨®leo masiva que han hecho subir la temperatura: por culpa de la anormal avaricia de unos pocos. Estaba ah¨ª la noticia como rellenando un descarte informativo. Tras la entrevista con un miembro de Greenpeace, la redactora dec¨ªa con voz neutra "viajando a la deriva estas islas se ir¨¢n fundiendo y subir¨¢n tanto las aguas que las zonas litorales perder¨¢n sus playas, muchas islas y algunas de nuestras ciudades quedar¨¢n sepultadas". Mir¨¦ por la ventana. La c¨¢mara mostraba la grieta del fin del mundo, las enormes paredes del continente helado antes de la traves¨ªa. En la bah¨ªa de M¨¢laga todo estaba como siempre: hermosas las luces, quietos y tensos los barcos. Como para hacernos despertar de la ilusi¨®n, tras la noticia apocal¨ªptica, el hombre del tiempo sonr¨ªe: "Ma?ana har¨¢ buen tiempo". Despu¨¦s del informativo, Paloma San Basilio dedicar¨¢ una hora a vender cremas que logran la aut¨¦ntica y eterna juventud. Al d¨ªa siguiente, nadie ha visto la noticia. "Pero eso ser¨¢ dentro de mucho tiempo". ?De qu¨¦ tiempo hablamos? La misma historia de la capa de ozono, el efecto invernadero, el aumento de temperatura del planeta, Chern¨®bil, los vertidos de Aznalc¨®llar... Puede que esa noticia no haya existido y esta noche pueda respirar tranquilo. Ya sabemos que los de Greenpeace juegan con el miedo de la gente. Sin embargo, cada noche veo aparecer islas de hielo a la deriva, bloques majestuosos arrasando los plat¨®s de televisi¨®n, las c¨²pulas de los partidos, las redacciones de los peri¨®dicos, los estadios de f¨²tbol, las sedes de los grandes organismos, el despacho oval, dej¨¢ndonos helados, sin tiempo a reaccionar. Sin tiempo. Menos mal que el cese de Clemente nos devuelve la ilusi¨®n.
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