Caricol se cort¨® la coleta
Cuando las mulillas arrastraron al cuarto novillo de la tarde, su matador, Ra¨²l Caricol, sali¨® del burladero y se dirigi¨® con paso firme al centro del ruedo. Entre la sorpresa general se cort¨® la coleta, bes¨® el albero de la Maestranza y se march¨® al callej¨®n desconsolado y hecho un mar de l¨¢grimas. El p¨²blico, en su mayor¨ªa turistas, no entendi¨® nada, pero los paisanos del torero, natural del pueblo sevillano de Constantina, se quedaron perplejos. Fueron a festejar un triunfo y se encontraron con una retirada. Nadie conoce los verdaderos motivos que impulsan a un chaval a irse de los ruedos el d¨ªa de su presentaci¨®n en Sevilla. Se supone que hay una mezcla de impotencia, rabia, decepci¨®n, y qui¨¦n sabe si un rasgo de sinceridad consigo mismo. Si fuera lo ¨²ltimo y cundiera el ejemplo, el escalaf¨®n no lo conocer¨ªa ni quien lo dise?o.Lo cierto es que Caricol lleg¨®, vio y vi¨¦ndose a s¨ª mismo se fue por donde vino para no volver. Estuvo mal, ¨¦sa es la verdad, pero no peor que otros muchos que esperan desesperadamente una oportunidad que nunca llegar¨¢. El cuarto no se lo devolvieron al corral de puro milagro; fue el ¨²nico que embisti¨® de un lote inservible, manso, descastado y soso, y Caricol lo intent¨® sin fortuna con un toreo mec¨¢nico, sin alma y a la defensiva. Menos a¨²n pudo demostrar ante su primero, tan soso como sus hermanos. El capote no es su fuerte, pone banderillas con enorme voluntad pero sin brillo, y traza bien los muletazos, aunque le falta el coraz¨®n para asentar los pies en la arena. Pas¨® un calvario para matar al novillo cuarto y, entre descabellos y avisos, tom¨® la decisi¨®n de decir adi¨®s y sorprender a sus partidarios, que no cesaron de jalearlo a pesar de su manifiesta inexperiencia.
C¨¢mara / Caricol, Chaves, Chipiona
Novillos de Roc¨ªo de la C¨¢mara, bien presentados, descastados y dif¨ªciles. Ra¨²l Caricol: estocada y dos descabellos (palmas); dos pinchazos, estocada, tres descabellos -primer aviso-, cinco descabellos -segundo aviso- y cuatro descabellos (silencio). Domingo L¨®pez Chaves: tres pinchazos y cuatro descabellos (silencio); dos pinchazos y dos descabellos (silencio). Jos¨¦ Antonio Chipiona: pinchazo y estocada casi entera (palmas); tres pinchazos y descabello (silencio).Plaza de la Maestranza, 13 de septiembre. Menos de media entrada.
Ah¨ª acab¨® la novillada que hab¨ªa comenzado con un olvido imperdonable: ayer se cumplieron seis a?os de la muerte en esta plaza del subalterno Ram¨®n Soto Vargas el 13 de septiembre de 1992. Los toros, dicho queda, formaron un lote inservible. Resulta curioso, sin embargo, que la ganadera fracase cada a?o en la Maestranza y vuelva al siguiente como si nada hubiera ocurrido. En esta ocasi¨®n, se ha lucido de lo lindo, pero debe tener una preocupaci¨®n tan grande que, con toda seguridad, se acost¨® sin cenar. Y los toreros tampoco tienen justificaci¨®n. L¨®pez Ch¨¢vez, sin material, no tuvo disposici¨®n, ¨¢nimo ni deseo de triunfo. Algo quiso decir Chipiona, pero con la voz tan queda que nadie le oy¨®. Vino a verlo Rafael de Paula, que debe ser su consejero, y algo se le not¨® en una media ver¨®nica.
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