Londres descubre a Picasso como pintor y escultor en cer¨¢mica a trav¨¦s de 175 piezas
El hijo del artista lamenta que esta faceta de su padre haya tenido poco reconocimiento

Hay una cabeza de toro modelada en barro por Picasso en 1950 que sonr¨ªe al visitante en la Royal Academy of Arts como lo har¨ªa el minotauro mitol¨®gico. Es ir¨®nica, seductora y de una ambig¨¹edad irresistible en su humilde envoltura de tierra cocida. Aunque no es su pieza m¨¢s famosa, devuelve con creces la imagen de lo que el artista buscaba en la cer¨¢mica. "Quiso darle vida al elemento m¨¢s primitivo y reinterpretarlo como una forma de arte en s¨ª mismo", en palabras de Bernard Ruiz-Picasso, su nieto.Un cuarto de siglo despu¨¦s de su muerte, Picasso: pintor y escultor en arcilla, la nueva muestra que ha ayudado a organizar en la sala londinense, espera conjurar un curioso malentendido. Las 3.500 piezas obtenidas a lo largo de dos d¨¦cadas no son muy conocidas, pero tampoco un mero divertimento del artista. Al contrario, resulta imposible separarlas del resto de su obra porque constituyen su propia esencia.
Experimentaci¨®n
"En la cer¨¢mica est¨¢n representados todos los medios y t¨¦cnicas con los que experiment¨® Picasso a lo largo de su vida. El objeto imaginado y plasmado en un dibujo se convierte luego en una forma que sufre innumerables transformaciones y es por fin pintada", explica Bernard, que ha acudido a la capital brit¨¢nica con su t¨ªo Claude, hijo del artista. Ambos han colaborado en la puesta a punto de la primera gran exposici¨®n del Picasso ceramista que la cr¨ªtica prefiri¨® en su d¨ªa ignorar, a pesar de que ¨¦l dedic¨® largos a?os de investigaci¨®n y esfuerzos al barro cocido.Despu¨¦s de unos tanteos preliminares en los a?os veinte con el escultor vasco Paco Durrio, Picasso empez¨® a trabajar con asiduidad la arcilla en 1946. En julio de ese a?o visit¨® con Fran?oise Gilot un pueblecito del sur de Francia llamado Vallauris. En la zona hab¨ªa alfareros desde la ¨¦poca romana y all¨ª resid¨ªan Georges y Suzanne Rami¨¦, dos expertos ceramistas que aprendieron el oficio en Lyon. Instalados en el pueblo junto con Jules Agard, un artesano local, abrieron en 1938 una casa a la que llamaron Madoura. El tr¨ªo produc¨ªa todo tipo de vasijas, platos y fuentes con arenas blancas y rojas e invitaron a Picasso para que viera su obra.
Impresionado por las posibilidades del taller, la habilidad de Agard y la buena disposici¨®n de la pareja anfitriona, el artista malague?o volvi¨® en 1947 con un buen mont¨®n de dibujos de las formas que deseaba modelar. La propia Gilot ha recordado que Picasso no sab¨ªa usar el torno del alfarero. Sin embargo, una vez dominadas todas las t¨¦cnicas del ceramista, insufl¨® una nueva vida al producto de su trabajo. "Es l¨®gico que no fuera un alfarero. Como la litograf¨ªa, la cer¨¢mica es una t¨¦cnica que precisa un taller y la colaboraci¨®n de un equipo", dice Bernard.
Picasso acab¨® obteniendo formas ins¨®litas con las piezas salidas del horno. Entre las 175 expuestas en Londres hay vasijas con cuerpo de mujer, centauros sentados, ollas decoradas con motivos griegos, botijos como p¨¢jaros y hasta baldosas con cara de lechuza. Sin olvidar la serie de fuentes ovaladas con escenas taurinas que aprovecha el borde para pintar al p¨²blico y deja el fondo para la arena, el torero y el toro.
"Recuerdo c¨®mo me alzaba para que mirara por el ojo del horno. Era como un infierno misterioso que cambiaba el color de las obras en pocos minutos", recuerde Claude Picasso, todav¨ªa un ni?o en la ¨¦poca de Vallauris. Como su sobrino Bernard, cree tambi¨¦n que el escaso reconocimiento popular de la cer¨¢mica paterna es un error subsanable. "?l prefiri¨® guardar sus obras en su colecci¨®n privada cuando vio que ni siquiera su marchante le entend¨ªa. Con el tiempo, cr¨ªtica y p¨²blico han asociado cer¨¢mica con artesan¨ªa pero no arte", a?ade. En su opini¨®n, es s¨®lo una forma de olvidar que la cer¨¢mica combina la escultura y la pintura por definici¨®n.
Celosos guardianes y divulgadores de la obra de Picasso, Claude y Bernard, uno de los administradores del legado, hablan con gran inter¨¦s del museo malague?o que espera abrir sus puertas en el a?o 2000. Con 182 obras cedidas por la nuera del artista, Christine, y el propio Bernard, pretende convertirse en uno de los m¨¢s importantes del mundo. "Es un proyecto muy cercano a mi esp¨ªritu y con el que me identifico. M¨¢laga es la ciudad natal de mi abuelo y un lugar inmejorable para recordarle", se?ala.
"Bernard y su madre han puesto mucha ilusi¨®n en este empe?o, es verdad", apostilla Claude. El hijo de Picasso es uno de los patronos del museo Reina Sof¨ªa, de Madrid, y est¨¢ seguro de que la obra del artista seguir¨¢ exhibi¨¦ndose por el mundo con ayuda de las propias colecciones privadas familiares. "El proyecto a largo plazo del Reina Sof¨ªa es muy valioso porque intenta formar una colecci¨®n redonda de Picasso contando a la vez con otros nombres j¨®venes".
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