Comedia
No utilizo el t¨¦rmino comedia en su sentido estricto, a saber, el correspondiente a un g¨¦nero dram¨¢tico con unas caracter¨ªsticas determinadas, entre las que el humor, el conflicto incruento y el final feliz no estar¨ªan entre las menores. Recurro a otra concepci¨®n de la comedia, m¨¢s popular y extensiva, seg¨²n la cual ¨¦sta vendr¨ªa a identificarse con la representaci¨®n en sentido amplio. Hacer comedia significar¨ªa as¨ª, por metonimia, representar en escena cualquier tipo de acci¨®n -fuese cruenta o incruenta, feliz o desgraciada- y el concepto ser¨ªa tambi¨¦n aplicable a la vida misma, a todo lo que en ella pude haber de fingimiento, de remedo, a los relatos o acciones que desmienten las evidencias m¨¢s razonables o el sentido com¨²n. Es a esta segunda acepci¨®n a la que me acojo para calificar de comedia a la pol¨ªtica vasca. Querr¨ªa ignorar la Declaraci¨®n de Lizarra. Es lo que me propongo. Analistas m¨¢s concienzudos que yo les habr¨¢n informado ya de sus pormenores, derivaciones y consecuencias. Yo me qued¨¦ con su apabullante puesta en escena, y ya no pas¨¦ de ah¨ª. Toda aquella parafernalia de siglas, todo aquel numerito triunfal, ese 63% de que hablaba el lehendakari al d¨ªa siguiente, no es que me sobrecogiera, sino que me hizo pensar en el 37% restante. La nueva mayor¨ªa social, de la que tanto hablan nuestros sindicalistas, mostraba su tanqueta, y una mano episcopal bendec¨ªa merengosa aquel despliegue f¨¢ctico. Hu¨ª de inmediato a una orilla solitaria. Me hubiera gustado que alg¨²n pez se presentara a boquear conmigo, pero no se ofreci¨® ninguno. Esta es la vida civil, me dije, para quienes no firmamos. Pero pens¨¦ despu¨¦s que todo aquel poder¨ªo de Lizarra se hab¨ªa constituido para alcanzar la paz, y que su misma solidez aplastante podr¨ªa servir como argumento disuasorio a quienes parec¨ªan respaldarla, y que tal vez se lograra as¨ª que callaran sus armas. Respir¨¦ con un alivio moment¨¢neo por el 37% restante. Parco respiro, sin embargo, ya que me asalt¨® la duda de si aquella nueva mayor¨ªa no servir¨ªa para reforzar a los terroristas, y me pregunt¨¦ qu¨¦ ocurrir¨ªa si ¨¦stos mataban en nombre de esa Declaraci¨®n solemne; si asumir¨ªan su responsabilidad en ese caso todos los firmantes de la misma. No, me respond¨ª inquieto, tambi¨¦n entonces la responsabilidad ser¨¢ del 37% restante. He aqu¨ª la comedia. Algunos, en este pa¨ªs, han hallado el lugar de la inocencia, en el que hasta los desvar¨ªos resultan razonables. Se construyen escenarios imposibles, dejando a un lado el logro o la consolidaci¨®n de los posibles, y los desarreglos subsiguientes no parecen preocupar a nadie, ni repercutir sobre nadie, cual si fueran hijos del aire. Se ha hablado, a prop¨®sito de esta Declaraci¨®n, de que se trataba de una operaci¨®n arriesgada, pero que siempre hay que asumir riesgos para que las cosas se resuelvan. De acuerdo, pero hay que asumir tambi¨¦n responsabilidades, y asumir fracasos, no s¨®lo los triunfos, y pagar por ellos. Pero del fracaso no se responsabilizar¨¢n quienes disfrutan de una inocencia perpetua, sino el 37% restante, que son los que aqu¨ª no tienen derecho a gloria alguna. Kepa Aulestia, en un art¨ªculo luminoso, dec¨ªa que, con Europa como horizonte, podr¨ªamos estar a punto de alcanzar con lo ya logrado el grado ¨®ptimo de autonom¨ªa a que podamos aspirar. Dec¨ªa a¨²n m¨¢s, que "una pieza tan singular y ¨²nica como la de nuestros Conciertos s¨®lo cabe insertarla [en Europa] si va dentro de una pieza mayor llamada Espa?a". Frente a ese escenario realista que trazan las palabras de Aulestia -contra ¨¦l en realidad- se nos lanzan ¨²ltimamente fantasmagor¨ªas mim¨¦ticas, que a cambio de ventear cortinas estrat¨¦gicas nos sumen en la confusi¨®n m¨¢s penosa. Tenemos un instrumento, el Estatuto, con el que se pod¨ªa haber conseguido lo que entre nosotros no se ha logrado: la integraci¨®n del pa¨ªs, la incorporaci¨®n animosa de una ciudadan¨ªa plural a una tarea com¨²n e integradora -?no es eso el vasquismo?-, la incardinaci¨®n de ese proyecto com¨²n en el proyecto europeo. Y no se ha logrado porque ese instrumento ha sido utilizado como un instrumento de poder, que, como tal, a algunos les sabe ya a poco. Como alternativa, se nos lanza a la gran comedia. ?Se responsabilizar¨¢ alguien de tanto fracaso?
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