Emplear el silencio
A veces las trabas para ingresar en el mercado laboral, m¨¢s que la preparaci¨®n o las ganas de trabajar, las marcan barreras casi imperceptibles. Para las ocho personas que han creado la cooperativa Lavasor el obst¨¢culo era el silencio. Una sordera total o parcial los distanciaba de las posibles ofertas de empleo. Esta semana ha cambiado el curso de las cosas. Desde el 15 de septiembre, Alfonso, Rosario, Marcos y cinco compa?eros m¨¢s -en total ocho, siete de ellos con problemas auditivos- se ocupan del servicio de lavander¨ªa del centro de enfermos ps¨ªquicos cr¨®nicos de la Diputaci¨®n de Ja¨¦n. Conseguirlo no ha sido un camino de rosas. Todo empez¨® hace dos a?os, en la sede de la Asociaci¨®n Provincial de Sordos de Ja¨¦n (Aprosoja). A trav¨¦s de esta organizaci¨®n recibieron un curso de formaci¨®n para desempleados. Aprendieron las tareas de lavander¨ªa. Lo dif¨ªcil era encontrar un puesto de trabajo. En la asociaci¨®n, Maribel Rodr¨ªguez, que trabaja como t¨¦cnica de empleo, comenz¨® a mostrarles estrategias para conseguir un trabajo. A lo largo de las charlas, los participantes del taller cada vez ten¨ªan m¨¢s claro que tal como estaban las cosas en el panorama laboral, lo mejor era crear su propio espacio, antes que aguardar a una vacante en las famosas cuotas. "Preguntaban mucho sobre el trabajo como aut¨®nomos y de ah¨ª parti¨® la idea", explica Rodr¨ªguez, que, adem¨¢s, es la presidenta de la cooperativa. As¨ª es como a finales de 1997 empiezan a informarse sobre la viabilidad de una cooperativa, las ayudas a las que pod¨ªan acogerse y las posibilidades de optar a una concesi¨®n inicial que les permitiera poner en marcha el negocio. En febrero de este a?o se constituyeron formalmente. M¨¢s tarde supieron que la Diputaci¨®n ten¨ªa intenci¨®n de privatizar el servicio de lavander¨ªa del centro de cr¨®nicos ps¨ªquicos y que saldr¨ªa a concurso. Prepararon "un proyecto novedoso porque introduce personal joven, con ganas de trabajar", indica la presidenta. ?se era el pilar de su oferta para un servicio que, adem¨¢s de contar con una maquinaria obsoleta, dispon¨ªa de una plantilla mayor en la que el rendimiento empezaba a ser menor. Propusieron m¨¢quinas nuevas y completar la oferta de lavado, que era la ¨²nica que se solicitaba, con la de costura -labor para la que han contratado a una persona m¨¢s- y planchado de ropa. En los pr¨®ximos d¨ªas, prev¨¦n incorporar un maniqu¨ª de planchado para las prendas personales. Por su mano pasan desde los manteles del centro hasta los trajes de los enfermos y los empleados. O sea, ganas y tecnolog¨ªa. Con esa receta han puesto en marcha una empresa que consideran que puede ser solvente. El apoyo econ¨®mico para arrancar lo han tenido en la asociaci¨®n provincial y en el programa Horizon de la UE. No se han puesto l¨ªmites. "Nosotros tenemos pensado abrir el campo; lo de Diputaci¨®n nos sirve para poder empezar poco a poco y m¨¢s adelante ofrecer servicios a otros sectores como hosteler¨ªa o colegios", explican las manos de Rosario Palacios, una joven de 25 a?os que es secretaria de la cooperativa. De momento, han establecido turnos de trabajo, pero no de descanso. "Tenemos que aprender todos a hacer todo por si alg¨²n d¨ªa alguno se pone enfermo", argumenta Alfonso L¨®pez, de 26 a?os. Lo mismo repasan la ropa por si hay que zurcir algo que activan la secadora o planchan las s¨¢banas. El caso es demostrar que el hecho de que no puedan comunicarse de un modo convencional no les incapacita para nada. Para Alfonso L¨®pez est¨¢n atravesando una prueba de fuego. "Somos la primera cooperativa de sordos y eso supone una doble responsabilidad, porque si sale bien, la Diputaci¨®n confiar¨¢ m¨¢s en los sordos y nos dar¨¢n m¨¢s trabajo".
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